"La misma mierda... Diferente día."
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Gustabo García
Escuché la puerta ser abierta como si un jodido camión le hubiese pasado por encima, y luego, claramente, entró el viejo, con la expresión más cabreada que le había visto jamás.
Ni cuando le pintaron el auto estuvo así.
Y yo sabía que era lo que lo enojaba tanto.
Yo.
Agarró el cuello de mi remera levantándome con facilidad, llegado a este punto, sabía perfectamente que nada bueno iba a sucederme hoy.
Pero mi preocupación estaba muy lejos de aquí, estaba preocupado por que Lexa estuviera bien, y que el jodido jefe de los mecánicos, o mejor decirle, Nadando, el tipo al que estaba investigando, no la mate.
-Gustabin, vas a decirme que cojones hacías con mi hermana allí.
Tragué grueso, pensando que tirarlo por el lado positivo y alegre era lo mejor.
-Estábamos conversando sobre nuestro día, me preguntó que tal el trabajo.
Claramente era la peor excusa que podría haber puesto, en realidad no se me dificultaba normalmente engañar a Jack Conway, pero esta no era una situación normal.
-¿Te crees gracioso?
Sonreí de lado, mientras alzaba los hombros, cabreándolo más.
-No pasó nada allí abuelo, lo importante es que hay que encontrarla.- dije en un intento de zafarme.
Se movió, sacando una jeringa de su bolsillo, me tiró contra su escritorio, y agarró mi brazo con excesiva fuerza.
-Bueno, si quiere un poco de tonteo solo tenía que pedírmelo.
Apretó más, haciéndome largar un quejido.
Cuando entendí que quería sacarme sangre me alteré, tensando el brazo.
-Necesitamos analizar tu sangre para ver si te metieron algo capullo.
Sabía que estaba aguantándose todas las ganas de golpearme que tenía dentro, así como sabía que no se lo estaba haciendo nada fácil de mi parte.
-Avisa coño.- murmuré
Cuando me soltó y se encaminaba hacia la puerta, se detuvo, podía ver como su pecho subía y bajaba, sus puños se apretaban hasta ponerse sus nudillos blancos.
Entonces, antes de que siquiera él lo supiera, sabía que iba a golpearme
Y así fue, se dio vuelta lanzando un derechazo, que pude esquivar fácilmente, pero luego, agarró mi cuello.
Volvió a dejarme en el escritorio, metiéndose entre mis piernas, y sosteniéndome con una mano.
Podía ver su brazo perfectamente inclinado y preparándose para pegarme el puñetazo de mi vida.
-Es...- dije entre ahogos, pero el no parecía querer ayudarme.
Entonces su puño impactó de lleno en mi cara, haciendo que instantáneamente me duela y se vuelva violeta.
Descargada toda su furia contra mi rostro, se irguió nuevamente y salió, como si nada hubiera pasado.
Llevé mi mano a mi rostro, cayendo de rodillas al suelo, sobándome aquella zona que tanto ardía ahora.
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Provocador || Gustabo García
Novela Juvenil" Entré en su mente buscando algo triste, y fue lo único que encontré.." - No te quiero cerca de él.