Desconfiar. -23

2.1K 206 17
                                    

"Como alejarme de ti si estas tan lejos"

..................

-Me temo que no tengo tiempo para esto ahora Gustabin.

El alzó las cejas sonriendo.

-¿No quieres saber qué pasó?

Relamí mis labios apretando mis nudillos, realmente si quería, necesitaba mejor dicho, pero enserio no tenía tiempo.

-Hagamos esto, por la mañana me pasas a buscar y hablaremos de lo que sea que haya pasado.

Me acerqué a él deteniéndome a unos pasos, examinando su rostro.

Hasta ese momento no me di cuenta que tenía un corte en la mejilla.

Mi vista viajó por sus descubiertos brazos, hasta sus manos, descubriendo que sus nudillos estaban lastimados.

Fruncí el ceño y observé el borde de su blanca remera, notando que tenía sangre.

Sin pensármelo mucho me acerqué y levanté un poco la remera, dejando ver moretones recientes.

Pasé mis dedos con delicadeza por ellos, notando que si hacia un poco de presión le dolía.

Levante la cabeza bajando la remera, llevando mi mano a su rostro, acariciando cerca del corte.

-Deja de hacer estupideces y cuídate.

Seguido de eso abandone el vestuario, para atravesar las personas de la recepción e irme hacia el estacionamiento.

-A donde crees que vas.

Del susto casi caigo de la motocicleta, y al girar mi rostro me encontré a Jack bajando la ventanilla del automóvil.

Llevé mi mano a mi pecho haciendo presión, tratando de calmar mi respiración y contener las ganas de golpearlo.

-Casi me provocas un infarto viejo.

El siguió con la misma cara de indiferencia, a lo que me acomodé mejor.

-Voy a terminar algo, no te concierne.

El alzó las cejas, para luego abrir la puerta y bajarse, quedando mucho más alto que yo.

Entrecerré los ojos sabiendo exactamente qué estaba haciendo.

-No soy uno de tus niñatos Jack, no me intimidas.

Rodo los ojos y se apoyó contra su vehículo, sacando un cigarrillo.

-Dime a dónde vas coño.

Encendí la motocicleta y me puse el casco.

-Te llamo si necesito algo, adiós.

Salí del estacionamiento y aceleré por las calles, metiéndome por callejones haciendo que el viejo me pierda el rastro.

Al llegar a aquel taller dejé la motocicleta fuera y entré caminando, un mecánico quiso atenderme pero lo ignoré.

Claramente yo era la única que se tomaba las cosas enserio, porque aquel hombre de barba seguía con su sucio uniforme trabajando.

Arregle mi ahora corto cabello y con seguridad me acerqué

-¿Tengo que pensar que ya no quieres una cena y simplemente aceptaras?- dije una vez que llegué a él.

Se dio vuelta con una sonrisa secándose las manos en una tela, y me dio una mirada a mi vestuario.

-Tranquila, no te daré ese placer, sinceramente, no pensé que vinieras, espera aquí cinco minutos y estaré pronto.

Provocador || Gustabo GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora