Recuperando -11

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" La luz es fácil de amar
muéstrame tu oscuridad. "

.........................

-¡Aléjate de mi coño!- se escuchó por el otro lado de la puerta

Rodeé los ojos y entré, llamando la atención de los dos sujetos de dentro.

Jack estaba acostado, forcejeando con el medico que solo quería cambiar sus vendas.

- Ya cállate Jack, y deja que te cure de una puta vez así nos vamos de aquí.

El se dejó caer en la cama, y el chico me lo agradeció con una sonrisa.

Me tiré sobre el pequeño sillón, observando atentamente todo.

La puerta se abrió, y por ella apareció Volkov, con unas muletas, y la pierna vendada.

Primero miró a su jefe, y luego me miró a mi, examinandome con la mirada.

- Estoy de puta madre Volkov, solo me dieron un golpe.

El rodó los ojos y se sentó a mi lado.

- ¿No tuvo ninguna regresión?

Mi ceño se frunció ante eso, ¿de que carajo habla?

Lo miré confundida, y el lo notó

- ¿De que coño hablas?

Apretó mi brazo, para que hable mas bajo

- Tu hermano en ocasiones tiene flashbacks, es como si su mente volviera a un punto de su vida, y no recuerda nada más que eso, por ejemplo, hubo una vez que volvió a una guerra, y quería salir a luchar.

Mis ojos se abrieron mucho, pensé que eso era algo superado.

Si, me había tocado ver a Jack así algunas veces en la milicia, le pasa de toda la vida, nadie tiene ni puta idea de porque.

- Con que volvieron..- susurré por lo bajo

- ¿Como que volvieron? ¿Los tuvo siempre?

Yo asentí, volviendo mi mirada a mi hermano.

....

- No lo hicimos del todo bien, principalmente porque a alguien se le fue los estribos.

Evans estaba sentada en una pequeña silla, todos estábamos en la oficina de Jack, discutiendo que carajo había pasado.

Gustabo y Horacio estaban parados contra una pared, algo relajados y distantes de la conversación.

- El problema fue que tendríamos que haber negociado mejor.- dijo Volkov.

Fruncí el ceño, el problema había sido yo, probablemente podría haberlo manejado mejor.

- Lexa, tú lo hiciste bien, actuaste bajo las circunstancias que tenías, no había mucho más que hacer, si disparabas nos mataban a todos.

Agradecí al de barba, y me quedé callada por unos segundos.

- Deshabilite al tirador, ustedes debían arreglarse abajo, que coño paso.

Jack estaba furioso, porque seguramente había sido su culpa.

- Ahora tendremos que ver qué hacer para volver a acercarnos a ellos, piraos todos.

Rodeé los ojos y me levanté, caminando hacia la salida.

Cuando estaba llegando a las escaleras, por detrás mío alguien me agarró, llevándome hacia otra habitación, la de las computadoras.

- Que coño haces ahora Gustabin- dije al verlo.

El sonrió y me acorraló contra la puerta, poniendo su mano por encima de mi hombro.

- Vamos a hablar de lo que pasó ayer.

Rodeé los ojos y lo empuje ligeramente, para que se aleje un poco.

Espacio personal porfavor.

- Rubio, no paso nada, yo desperté y te mire un poco, es que tienes un jepeto muy feo.

El sonrio incrédulo, y se volvió a acercar

- No te creo una puta mierda, dime la verdad.

Aclare mi garganta, y miré hacia un lado, cruzando los brazos, en una clara actitud que demuestra que no voy a decir nada.

- Así que jugaras con esa carta, vale .

Sentí sus manos en mi cintura, levantando ligeramente mi blusa.

- Gustabo...

El pegó su cuerpo contra el mío, dejándome sin salida.

- Vas a decirme lo que pensabas cuando me mirabas así.

Rodeé los ojos, y puse mis manos en su pecho, en un intento de alejarlo.

- Pensaba en lo feo que eres coño.

El volvió a sonreír, y está vez subió sus manos por dentro de mi remera, llegando hasta debajo de mis pechos.

- Como se entere Jack, te matará, y no de una bonita manera.

Mordió su labio, y subió un poco más, tocando mi sujetador.

- Vale, vale, te lo diré.

El se detuvo y saco la mano de dentro.

- Simplemente estaba mirando tus ojos, son demasiado azules, me desconcentre por un segundo, pero me acababa de despertar.

El sonrió aún más, y se alejó, para luego salir por la puerta.

Maldito hijo de puta.

Llegue a casa y me tiré en la cama, descansando del día tan agobiante que había tenido.

Los santos iba a acabar conmigo, y con mi mente.

O yo acabaría con los santos, quien dice.

Provocador || Gustabo GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora