" Cute but psycho ."
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Bueno, como explicar cómo habíamos llegado a esta situación.
Para intentarlo al menos, debemos volver tres horas atrás, donde definitivamente no nos esperábamos esto.
-¿Por qué tan apurada bonita?
Cerré los ojos, terminando de ponerme lo primero que agarré.
-Nuestros amigos están fuera, al igual que la mano derecha de mi hermano.
Rodó los ojos prendiendo sus pantalones, mientras buscaba con la mirada su camisa, la cual estaba tirada a un lado de la cama.
- No creo que te convenga salir así como estas.
Fruncí el ceño, sin entender muy bien lo que decía, por lo que me acerqué a la pequeña lámpara prendiéndola en el proceso.
Al mirarme al espejo quise golpearme.
Tenía marcas por todo el cuello y pecho, que continuaban hacia abajo, como si me hubieran dado miles de puñetazos.
Definitivamente no podía salir así.
Sin darme cuenta él se acercó por mi espalda, pasando sus manos por mi cintura lentamente, lo cual me encendía nuevamente.
Me había quedado paralizada al ver su reflejo en el espejo, porque realmente, a pesar de que lo había imaginado, no lo había visto así.
Su cabello estaba todo revoltoso, producto de lo que había sucedido hace tan solo diez minutos, sus brazos tenían marcas de algunos rasguños, y ni hablar de su mano, que hasta mordidas tenía.
Vaya lío habíamos hecho con el otro.
La lentitud con la que paseaba sus dedos por las marcas que el mismo me había dejado, era afrodisiaco, le encantaba haberme dejado todo aquello, incluso, apostaba, que quería aun dejarme más.
Pequeños besos eran abandonados en mi cuello, nuca, y hombros, mientras que él no se perdía ni una sola de mis expresiones gracias al espejo frente a nosotros.
Cerré los ojos, tratando de alejar la idea de que debía salir de allí corriendo, antes de que todo empeore y no pueda huir.
Entonces, con la poca fuerza que me quedaba, saqué sus brazos que comenzaban a subir por los lados hacia mis pechos, agarré lo primero que vi que cubriera mi cuerpo y salí, debo admitir, casi corriendo.
Pero el momento pacífico y libre de toda esa tensión sexual se esfumó en cuanto escuché algo de vidrio caer.
Sabía perfectamente que ninguna de las personas en la sala estaba lo suficientemente sobrias como para comportarse.
Vamos, que por el estado que demostraban Rogelio y Segismundo cuando entraron, seguro que podían haberme roto hasta la pared sin problemas.
Al llegar a la sala me encontré con Horacio durmiendo encima de Volkov, quien parecía un mutante mirando al de cresta descansar, como si no quisiera, o le importara otra cosa en ese momento.
Como si fuera lo único en el universo que quería ver.
¿Para siempre?
Tuve que alejar mi mirada de allí, no solo porque probablemente el ruso se daría cuenta, sino porque inconscientemente me estaba haciendo daño a mí misma.
Por otro lado de la sala, Emilio y Rogelio estaban jugando a un especie de juego, que por lo poco que vi antes de intervenir, consistía en quien se daba la bofetada más fuerte.
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Provocador || Gustabo García
Teen Fiction" Entré en su mente buscando algo triste, y fue lo único que encontré.." - No te quiero cerca de él.