Noche. -27

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"... me encanta cuando llegas y me soplas las nubes negras." 

..............

El día estaba llegando a su fin, mientras que yo luchaba por no cerrar los ojos y dormirme en aquel sillón frente a Jack.

Mirarlo revisar expedientes, firmarlos, y guardarlos, no era lo que esperaba de mi noche en lo absoluto.

- Bueno Jack, si no vamos a hacer algo me voy ahora.

La tarde había sido agotadora, tanto para el como para mí, lo de Horacio nos había dejado pensando durante un par de horas, y conversamos sobre ello.

-Al parecer Volkov siente algo por Horacio.

Alcé las cejas sorprendida, ¿el ruso se lo había dicho?

-No me lo dijo directamente, pero sabes lo bueno que soy analizando, es obvio.

-Sí, pero no es nada sano lo que llevan Jack, Horacio lo quiere mucho, pero, Volkov es como es.

Vi como fruncía el ceño mirando hacia abajo, concentrándose en otra cosa.

-Tuve que aguantarlo gritándome media hora, me duele la puta cabeza.

Volví al ahora al sentir la pesada mirada de mi hermano sobre mí, preguntándose que coño hacer conmigo.

-Tráeme un café anda.

Inmediatamente pensé en gritarle que no era su maldita subordinada, y que si quería un café se lo hiciera el.

Pero, me convenía salir de aquí.

Atravesé la puerta, y caminé por donde el no pudiera verme desde la ventanilla de su puerta, hasta que corriendo bajé las escaleras, algo apurada.

Poco tiempo tenia para que él se diera cuenta de que me había ido, así que debía aprovecharlo y concentrarlo en salir de aquí.

La comisaria estaba algo vacía a esta hora, ya que normalmente vuelven de patrullar como en dos horas o así.

Caminaba muy apurada, y revisando absolutamente todas las zonas posibles donde pueda haber un oficial.

Al abrir la puerta no estaba mirando totalmente hacia delante, por lo que no pude ver a la persona que estaba entrando.

Voltee mi cabeza mirando a aquel hombre, mientras tragaba grueso.

Carajo.

Armando me miraba con una sonrisa, mientras me acomodaba ligeramente de nuevo en una posición segura.

Aclaré mi garganta recomponiéndome mentalmente, ya que él no podía notar alguna diferencia en mí.

- Que casualidad Lexa, ¿cómo estás?

Lo primero que pensé luego de eso es, ¿Realmente era una casualidad?

Sonreí mientras que acomodaba una de mis manos a mi costado, dejándola mas cerca de aquella pequeña navaja escondida.

- Muy bien, ¿Tu?

El asintió mientras daba un vistazo hacia dentro, cerciorándose de que no haya nadie.

-Bien, solo venía a hacer unos tratos con el superintendente.

Pensé en Jack, en lo cómodo y distendido que estaba, el jamás estaría así si tuviera una reunión luego.

Entonces, di un paso hacia atrás, mientras con delicadeza de que él no se diera cuenta, tocaba el botón de emergencia.

¿Qué era eso?

Provocador || Gustabo GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora