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Conducir nunca fue uno de tus fuertes, solo lo hiciste una vez pero casi chocas por lo que decidiste volverlo a intentar y que mejor que con el único que no te mataría.
—Kun... —el líder de encontraba viendo una película con el maknae del grupo.—Te puedo pedir un favor.
—No puedes salir, tus amigos no pueden venir, hay sándwiches en la cocina y ahorita no tengo dinero tienes que esperarme.
—No es eso.—quería creerte pero aveces era tan difícil. —Me enseñas a conducir.
—Si le enseñas a ella a mi también. —el menor atacó.
—Yang, todavía ni aceptó.
—Pero lo vas a hacer.—dijo y eso Kun no lo pudo negar y menos con la cara de perrito en busca de cariño que estaban poniendo.
—Esta bien, deja le habló al mánager para ver si me presta un auto de la empresa.
Pensaron que lo sacaría temprano pero fue todo lo contrario, esperaron todo el día y cuando dieron las once y media de la noche los saco.
El líder no es tonto, no se arriesgaría a que ustedes atropellaran a alguien.
Entre gritos y casi dos choques de parte de cada uno por fin pudieron dar una vuelta en U y estacionarse sin provocar un accidente.
—Renunció a enseñarles otra cosa.
—Debiste renunciar desde que destruimos tu cocina.—dijiste y este de te quedó viendo, solo pudiste sonreírle.—Mejor nos vamos.
Todavía no entendias como es que Kun los soportaba.
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