CAPITULO 7

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—Debe ser Darien, más te vale que no digas ni una sola palabra sobre lo que acaba de pasar por qué de lo contrario...— de pronto su diálogo fue interrumpido.

—¿De lo contrario qué Rei?— Darien llegó para observar a Usagi llorando aterrada —¿Qué sucede aquí? ¿Usagi qué pasa?

—Pasa que la encontré en tu habitación especial, esa niña entró sin tu permiso Darien, solo la estaba poniendo en su lugar.

—¿Es cierto eso Usagi?— cuestionaba Darien.

—Si Darien, es cierto, entré aún cuando me dijiste que no lo hiciera, pero ella más que reprenderme por eso me exigía alejarme de ti, me dijo que tú eras suyo y no sé cuántas cosas más.

—¿Por qué hiciste eso Rei?

—¿Por qué? Por qué llevo toda mi vida dedicándome a enamorarte, pero a pesar de todos mis esfuerzos tú jamás me has visto como mujer. Tuve que soportar que te casaras, y cuando enviudaste creí que por fin me verías con otros ojos, he cuidado de tu hija desde ese día y nos volvimos muy cercanos Darien, pero de pronto llega esta intrusa y ahora te ocupas de ella con el pretexto del tratamiento, le das hospedaje en tu casa y para colmo le regalas infinidad de cosas. Son demasiadas atenciones como para considerarla solo tú paciente ¿no crees?— Rei estaba furiosa, había expresado todo lo que en realidad sentía.

—Mira Rei, tu y yo solo somos amigos, no puedo considerarte como algo más, y las atenciones que yo tenga con Usagi no son de tu incumbencia y mucho menos son motivo para que la agredas de esa forma. Te voy a pedir que salgas de mi casa y no vuelvas.

—¿A qué te refieres Darien? ¿Qué hay de Rini?— preguntó Rei sorprendida.

—No quiero que mi hija esté cerca de alguien tan vanal como tú. Prefiero que Usagi se haga cargo de ella.

—¿Vas a dejar a tu hija en manos de una desconocida?

—Esa desconocida tiene más corazón que tú. Ahora sal de mi casa y entrégame la llave.

—Aquí está tu llave— la entregó en manos de Darien y se marchó no sin antes dejar unas últimas palabras —Te vas a arrepentir de esto Darien, y tú mocosa, espero que no te asesine, si lo hizo con la mujer que amaba, imagínate lo que será capaz de hacer contigo.

Rei salió dejando un sin número de dudas en la mente tanto de Darien como de Usagi. Por lo pronto, una plática comenzó entre ellos dos —Usagi ¿Por qué entraste a la habitación? Te pedí que no lo hicieras.

—Perdoname Darien, de verdad lo siento, sentía mucha curiosidad por saber qué había aquí adentro.

—Usagi, Rei tiene razón, he sido muy atento contigo, puse mi casa a tu disposición, lo menos que podías hacer era respetar esa petición que te hice.

—Lo siento Darien, me ganó la curiosidad, se que no debí hacerlo y te prometo que no volverá a pasar— Usagi dirigió su mirada hacia el suelo en señal de vergüenza y tristeza, pero pese a eso su curiosidad sobresalía —Darien ¿era la habitación que compartías con tu esposa?

—No voy a responder eso Usagi, perdóname.

—¿Es cierto lo que dijo Rei? ¿Tú la asesinaste?

—Basta Usagi.

—Darien, sé que aún no lo superas, tú me lo dijiste, pero tal vez hablar de lo que pasó te ayude un poco.

—No Usagi, no quiero hablar de eso.

—Cuentame Darien. Confía en mí.

—¡Basta Usagi!— Darien comenzó a alterarse y gritó en tono molesto. —No pienso contarte nada.

—Entonces es cierto, tú la mataste. Eres un asesino y la culpa te está consumiendo— con esas palabras Darien no pudo contenerse más y pegó un fuerte grito en medio de lágrimas —Si ¡Yo la maté! ¿Querías la verdad? Ella murió por mi culpa —un gritó desesperado salió de su garganta mientras sujetaba su frente con una de sus manos en señal de frustración.

Usagi se encontraba sorprendida, pero sabía que no podía detenerse, no ahora que había logrado que Darien hablara
—Darien cálmate ¿Quieres contarme qué sucedió?— Usagi lo abrazó para darle seguridad y confianza.

—Creo que tienes razón, llevo un año cargando una culpa que no me deja vivir tranquilo, todas las noches tengo pesadillas, francamente, si no fuera por mi hija ya me habría vuelto loco. Su nombre era Setsuna, era una mujer tierna, bondadosa y con un enorme corazón, la conocí mientras estudiábamos la carrera de medicina, desde que la ví me enamoré de ella, y me dediqué a conquistarla hasta que un día aceptó ser mi novia, y más tarde, mi esposa. Cómo te dije, mi madre me dejó una herencia, el hospital que fundó mi padre, por lo que desde que estaba soltero sabía que tenía la vida resuelta y me convertí en un junior irresponsable, ni mi matrimonio con Setsuna pudo cambiar mi manera de ser.
Todos los días iba al hospital, pero me aburría la idea de estar sumido en un encierro lleno de personas enfermas, así que después de algunas horas me retiraba con amigos y compañeros a algún bar, y llegaba a casa un tanto ebrio. Setsuna me recibía siempre con los brazos abiertos a pesar de mi actitud y comportamiento, era una mujer increíblemente comprensiva, te confieso que soportó cosas que otra mujer no hubiera resistido. En realidad la amé como no tienes idea, pero uno da por hecho que la felicidad es eterna, y a pesar de que yo estaba con la mujer perfecta la vida me la arrebató. Al poco tiempo de habernos casado me dió la noticia de que estaba embarazada, tendríamos un bebé, y por supuesto, la noticia me alegró la vida entera, pero a pesar de eso mi mal comportamiento siguió siendo el mismo, creo que incluso aumentó. Cada día que pasaba yo llegaba más tarde a casa, y en un estado de ebriedad más grande.
Desde el comienzo de su embarazo ella tuvo muchas complicaciones, no era un embarazo para nada tranquilo, aunque cada que ella me decía sentirse mal mi arrogancia se hacía presente y la ignoraba, pensé que solo lo hacía para que yo estuviera en casa. Un día, cuando ella cumplió siete meses de embarazo se puso muy grave, por supuesto, yo no estaba en casa, me encontraba bebiendo con unos amigos. Mi teléfono sonó y me dijo que tenía un fuerte dolor en el vientre y que había comenzado a sangrar, mi reacción solo fue colgarle la llamada. A las dos horas mi teléfono sonó nuevamente, y lo que escuché me dejó helado, me avisaron que mi esposa había tenido un accidente de auto y se encontraba muy grave, al parecer, quiso ir al hospital, pero por el estado en el que se encontraba y la sangre que había perdido sufrió un desmayó mientras conducía y se accidentó. De inmediato llegué al hospital, pero el único cirujano disponible en ese momento era yo, por suerte, solo había consumido dos copas, así que me dispuse a atenderla, el estado en el que se encontraba era bastante crítico, y solo podíamos salvar a una de las dos. Aún recuerdo su rostro golpeado, sus ojos llenos de lágrimas observándome fijamente y sus labios diciéndome "Salva a nuestro hijo, te amo", yo realice la cirugía para lograr que el bebé sobreviviera, pero efectivamente ella falleció. Nunca pude quitarme el sentimiento de culpa, hoy sé que si me hubiera comportado como un verdadero caballero y me hubiera hecho cargo de mis nuevas responsabilidades como hombre de familia esto no hubiera pasado, tal vez si hubiera hecho caso a lo que me decía aun la tendría conmigo.

—Darien, lo siento, no pensé que tú historia fuera tan triste. Pero no debes sentirte culpable, el destino quiso que las cosas fueran así, además ahora eres diferente, tienes a tu hija y puedes enmendar todos esos errores con ella.

—Y también te tengo a ti Usagi. Desde que me llamaron para atender tu emergencia supe que había algo especial en ti. Desde el día en que Setsuna murió jamás volví a operar, pero ese día sucedió lo mismo, tu operación era muy riesgosa, y el único capacitado para realizarla era yo, gracias a ti vencí mi más grande miedo y te salvé la vida, aún cuando tu corazón se detuvo no me di por vencido. Cuando abriste los ojos, vi en ellos un brillo hermoso, a través de ellos pude ver tu alma llena de bondad, y entonces me devolviste la alegría. Hace mucho que no sonreía de está manera. Usagi, si no fuera por tu vida pasada yo...

—¿Tú qué Darien?

—Esto no puede ser, no sabemos quién eres ni de dónde vienes, y si yo me enamorara de ti tal vez sufriría en un futuro.

—Darien yo... Intentemoslo, démonos una oportunidad.

—Usagi, ya sufrí mucho en la vida, y si te perdiera no lo soportaría. Pero estoy dispuesto a correr ese riesgo con tal de encontrar la felicidad. ¿Usagi quieres intentarlo conmigo?

—Si, contigo y con la pequeña Rini.

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