CAPITULO 20

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—Padre, necesito hablar contigo— Seiya entró a la oficina de Diamante hablando con un tono completamente serio.

—¿Qué sucede? ¿Qué necesitas?

— Vi a Serena y...— su discurso se vió interrumpido por Diamante quien al escuchar ese nombre de inmediato se sobresaltó.

—¿Qué hay con esa mujer?

—La vi y pude platicar con ella, le confesé que la seguía amando, pero no le importan mis sentimientos, resulta que está enamorada del medicucho ese con el que estuvo viviendo.

—Eso no es una novedad. Sabias perfectamente que ella no sentía nada por ti. Cuando la conocí me cayó muy bien, parecía una niña dulce, agradable, muy hermosa físicamente, con un porte excepcional, y hasta cierto punto manipulable, era perfecta para ti. Pero cuando descubrí que era hija del policía que durante años ha tratado de hundirme me di cuenta del verdadero plan. Su padre la metió en nuestro mundo, hizo que se cruzara contigo y te enamoró para que fuera más fácil llegar al fondo de mis asuntos y quizá conseguir pruebas, pero eso no pasó, el día en que te fuiste con ella algo les salió mal y por poco pierde la vida— esa última confesión había estado cargada con un enorme sarcasmo que por supuesto no pasó desapercibido por Seiya.

—¿Cómo pudiste? ¿Entonces es cierto? Intentaste matarla— Seiya gritaba descontrolado por la rabia que le ocasionaron las palabras de su padre, si bien Diamante era el principal sospechoso de ese accidente no había manera de probarlo, pero esas palabras le dieron la certeza de que todo había sido planeado.

—¡Basta Seiya! ¿A dónde quieres llegar con esta conversación?— el tono enérgico y autoritario de Diamante hizo reaccionar a Seiya quien de inmediato trató de calmarse un poco, pues realmente necesitaba ayudar a Serena y el propósito de esa plática era preparar el terreno.

—Lo que me molesta es que por poco acabas con mi vida también. Soy tu hijo ¿Cómo pudiste pensar en matarme? ¿Acaso no te importó?

—Yo no sabía que irías en el auto. Por supuesto que no tenía planeado hacerte nada. Lo único que quería era demostrarle a Kenji que conmigo no se juega. Ya hace un tiempo logré mantenerlo al margen de nuestras vidas, pero al parecer no entendió. Necesitaba darle un escarmiento más grande para que se alejara de mi completamente, así que lo planeé todo. Matando a Serena el policía se alejaría y yo me desharía de ella, aún desconozco qué tanto pueda saber— finalmente había confesado ese delito.

—Nunca le dije nada, ella era mi novia, pero todo lo relacionado a tus negocios jamás salió de mi boca.

—No puedo estar seguro de eso. No eres ni como tú hermano ni como yo, pero no te preocupes, yo siempre encuentro la manera de silenciar a las personas— nuevamente Diamante daba una declaración sospechosa en medio de una maliciosa sonrisa. Seiya estaba llegando al punto que quería, quizá esa nueva forma de mantener a Serena y a su padre con la boca cerrada era manteniendo en su poder a la hija de Darien.

—Pues bien padre, he tomado una decisión. Esa mujer no me ama y solo me utilizó, jugó conmigo. Esta tarde intenté reiniciar mi relación con ella, incluso le dije que me separaría de Michiru, pero nuevamente me rechazó. Comprenderás cómo me siento, no puedo entender como una mujer tan ordinaria como ella puede darse el lujo de despreciarme, a mí, a un Black, a un hombre con el dinero y el poder para poner el mundo a sus pies— en la actitud de Seiya parecía haber cierto rencor y hostilidad, aunque realmente solo fingía para convencer a Diamante.

—¿No entiendes por qué te rechaza? Pues te lo diré, nunca te quiso, su único interés en ti era poder llegar a mi, así su padre concretaría su investigación. Date cuenta, ayudaba a su padre, trabajaba con la policía siendo un señuelo perfecto— Diamante estaba en lo cierto, esa era la verdadera misión de Serena, y aunque ella se lo había hecho saber hace mucho, Seiya tuvo que aparentar una inmensa sorpresa en su rostro.

—Necesito que me ayudes. Quiero dejar de ser ese hijo blandengue que siempre he sido, quiero honrar tu apellido y que te sientas orgulloso de mi. Deseo seguir tus pasos uno a uno, que me enseñes todo lo que necesite saber del negocio para algún día hacerme cargo yo solo. Pero lo más importante, quiero vengarme de Serena— Seiya apretó sus puños fuertemente contra sus piernas dando la impresión de rencor. Afortunadamente su actuación había sido perfecta y por fin Diamante se abriría con su hijo.

—Si lo que quieres es vengarte de esa mujer entonces venganza es lo que tendrás. Voy a ayudarte, pero antes necesito ponerte a prueba. Debes demostrarme que tú lealtad es sincera y que realmente estás de mi lado. Te dirigirás a la vieja casona, pero no irás solo— Diamante explicó detalladamente todo lo que debía hacer y a quien debía llevar, era un plan macabro —Rubeus te acompañará, pero no colaborará contigo, solo irá a supervisarte y a dar fé del Seiya en el que juras te has convertido. Si logras completar la misión tendrás a ese hombre para usarlo como te plazca y lograr tu venganza.

—Gracias padre, no te decepcionaré, te lo prometo— Seiya salió de la oficina de su padre y se dirigió a algún lugar apartado de la casa para realizar una llamada telefónica —¿Serena? Lo creyó todo, ahora solo dame tiempo. Pase lo que pasé no debes dudar de mí, todo está planeado. Pronto te tendré noticias. Poco a poco lo iremos acorralando— decía mientras sujetaba fuertemente una grabadora de voz que ocultaba en el bolsillo de su chaqueta.

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