CAPITULO 33 (final)

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Al regresar a la ciudad el capitán Tomoe logró llegar a un arreglo con el juez que llevaría el caso de Mina, Yaten y Seiya consiguiéndoles arresto domiciliario mientras llegaba el día de su sentencia.

Yaten y su hermano permanecieron en la mansión Black, mientras que Mina por voluntad propia se refugió con los Tsukino. Después de una prueba de ADN se logró confirmar que la confesión de Diamante era real, ella era la hija desaparecida de Kenji.

Mina aprovechó los días para recuperar el tiempo perdido, pasaba largas horas platicando con su padre y su hermana, le llenaba de una gran ilusión saber que pronto sería tía, después de todo el haber convivido con Rini despertó en ella ese instinto maternal que a toda mujer le nace en cierta etapa de su vida.

Por fin llegó el día del juicio, Yaten, Seiya y Mina estaban conscientes de lo que vendría y lo aceptaban con la madurez que sus difíciles vidas les habían otorgado.

—Yaten Black, por los delitos de secuestro y complicidad lo condeno a cinco años de prisión. Mina Tsukino, por el delito de encubrimiento y colaboración la condeno a tres años de prisión. Seiya Black, por el delito de secuestro exprés en única ocasión, lo condeno a seis meses de prisión— amigos y familiares de los sentenciados  sentían la más grande de las tristezas, tendrían que alejarse de ellos nuevamente, pero sabían que era lo correcto.

Entre abrazos y lágrimas de despedida algunas personas aparecieron por la puerta del juzgado para apelar a la sentencia dictada —¡Un momento!— gritaba uno de los recién llegados mientras las miradas de todos se posaban sobre él —Somos los padres de los pequeños rescatados, estamos aquí para agradecerles a estos tres valientes jóvenes por haber antepuesto su vida y su seguridad para que nuestros hijos salieran ilesos del lugar en el que se encontraban.

—No tienen nada que agradecer, al final comprendimos que estábamos haciendo mal y solo deseábamos enmendar un poco nuestros errores— las palabras de Yaten demostraban que en ese joven que seguía los pasos de su padre realmente había una gran persona con sentimientos muy nobles.

—Aun así ¡Señor juez! Estamos aquí para retirar los cargos en contra de ellos. Todos estamos de acuerdo en otorgar el perdón que marca la ley para que sean puestos en libertad— ninguno de los presentes, incluido el juez, daban crédito a lo que escuchaban — Si no hay cargos no hay delito que perseguir. Ellos nos devolvieron a nuestros hijos y con ello la alegría volvió a nuestras vidas y a nuestras familias, no deseamos ningún mal para tan nobles jóvenes.

—Siendo así, se les retira la sentencia condenatoria, no hay cargos en su contra, aunque por algún tiempo serán vigilados en cuanto a conducta y comportamiento en sociedad, de eso se encargará el capitán Tomoe. Pueden retirarse— en ese momento, los abrazos volvieron a ser repartidos, pero está vez con una inmensa alegría.

Yaten, Mina, Seiya y Michiru regresaron a la mansión Black para reiniciar sus vidas. Yaten y Mina fortalecían su relación cada vez más, sus planes a futuro eran grandes, deseaban invertir en algún negocio, pero también deseaban formalizar su relación con una boda y quizá hasta tener hijos.

Seiya por su parte cumplió lo que un día le prometió a Michiru, se dedicó cada día a hacerla feliz, y a velar por su bienestar y por el de ese bebé que venía en camino.

Darien y Serena comenzaron una vida juntos, aún no se comprometían en matrimonio pero estaban deseosos de hacerlo en cuanto su hijo naciera. Debido al avanzado embarazo de Serena permanecía la mayor parte del tiempo en casa mientras el hombre que amaba atendía sus obligaciones en la clínica de su propiedad, arreglando cualquier problema para regresar a casa en donde era recibido con besos y abrazos por parte de ella y de Rini, a excepción de este día. Una emergencia debía ser atendida, y nadie mejor que el doctor Darien Chiba para realizar el complicado procedimiento que se necesitaba.

Un joven de mediana edad había ingresado gravemente herido en el pecho, un fallido intento de suicidio con un arma de fuego lo había llevado al hospital. De inmediato Darien se comunicó con el único familiar que podía acudir
—Michiru, necesito que vengas al hospital, Haruka está a punto de ingresar a cirugía— la joven hermana acudió al llamado de Darien.

—Darien, sé que no lo merece, pero por favor, ayúdalo— fue la petición de Michiru —tal vez no lo sepas, pero él fue el que planeó el secuestro de tu hija, por favor perdónalo, no es un chico malo, desafortunadamente fuimos criados por un hombre que en vez de enseñarnos a amar nos enseñó a destruir, yo decidí tomar un camino distinto, pero él se dejó cegar por la ambición y el poder. Darien, ayúdalo por favor— la preocupación en sus palabras conmovió a Darien quien tras algunas horas de cirugía logró salvarle la vida.

—Michiru, no te preocupes, tu hermano está a salvo. Afortunadamente la bala no tocó órganos vitales. Por ahora está bien, pero al terminar su recuperación será puesto en custodia por lo que hizo— Darien era tan noble que no le guardaba rencor a quien había sido su amigo durante muchos años, solo deseaba que cambiara su forma de pensar y de vivir y sabía que en cierta forma el encierro lo haría recapacitar por sus acciones.

Finalmente todos los problemas se habían resuelto, o por lo menos eso podía pensarse, hasta que el nombre del capitán Tomoe apareció en el identificador de llamadas del teléfono de Darien, Serena era trasladada a la clínica, aparentemente el parto se había adelantado un poco debido a una fuerte impresión.

—¿Qué fue lo que sucedió?— Darien cuestionaba preocupado por la mujer que amaba.

—Una persona entró a su casa, al parecer el único objetivo era atacar a la señora Serena. Afortunadamente logramos detener a la responsable— Darien quedó pensativo un momento ante las palabras del capitán, no tenía ni la más mínima idea de quién podría tratarse ni los motivos que tendría pero estaba dispuesto a averiguarlo.

—¡Tú! ¿Qué pretendías? ¿Por qué lo hiciste?— Darien quedó sorprendido al ver a la persona de la que el capitán le había hablado.

—Dediqué parte de mi vida y de mi tiempo a ti y a tu hija ¿y así me pagaste? Cambiándome por ella, y ahora me entero que está esperando un hijo tuyo— en las palabras de Rei había un inmenso rencor, pero de pronto cambió su semblante —Darien, aún no es tarde, aún podemos ser felices— decía con la mirada iluminada mientras se acurrucaba sobre el pecho del joven
—Darien, yo te perdono todo, solo déjala y ven conmigo, iniciemos una vida juntos— el drástico cambio en su actitud, en su mirada y en su tono de voz descolocó un poco a Darien.

—¿Acaso estás loca?— retiró el cuerpo de Rei del suyo —Yo no te amo, a quien amo es a Serena. En alguna ocasión te dije que nunca tendría una relación con alguien como tú y ahora lo compruebo. Nunca, escúchame bien, nunca me alejaré de Serena, y menos por una mujer como tú.

En respuesta a las palabras de Darien, la chica tuvo nuevamente un cambio de actitud y comenzó a golpearlo hasta que el capitán Tomoe la retiró —¡Es suficiente! Una disculpa doctor Chiba, será trasladada a un lugar especializado en donde recibirá el tratamiento necesario para su recuperación— al parecer los celos enfermizos y la obsesión por Darien habían hecho estragos en su salud mental.

Al parecer era el momento de pensar en la felicidad. Ya no había ningún enemigo al acecho ahora solo quedaba el deseo de una vida tranquila y feliz, y ese bebé que estaba por nacer era la mejor prueba de la esperanza y del cambio que por fin llegaría.

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