CAPITULO 15

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La traición es algo cotidiano en la vida de muchas personas, pero en la de Darien, era algo que lo rodeaba desde distintas direcciones. Haruka y Reí solo buscaban su beneficio propio sin importarles los sentimientos del joven médico, mientras la única persona que realmente había sido honesta con él aún se encontraba sin saber todo el calvario que su amado había comenzado a vivir.

—Serena ¿En qué piensas?— habló su padre interrumpiendo su concentración mientras su mirada melancólica observaba la lluvia a través del cristal de su ventana.

—En Darien, en Rini y en lo feliz que era a su lado.

—Hija, sabes que yo te apoyo en cualquiera que sea tu decisión, pero por ahora lo mejor es que te mantengas alejada de ellos, solo por un tiempo. Necesitamos concluir lo que ya habíamos empezado. Seguiremos con el plan inicial para desenmascarar a Diamante y a todos los suyos.

—No padre, no quiero continuar con eso. Por tratar de ayudarte en tu investigación casi me asesinan.

—Serena, estábamos a punto de obtener las pruebas que necesitábamos. No podemos rendirnos ahora. Debes buscar a Seiya y...— la voz tajante de su hija interrumpió la conversación.

—¡He dicho que no papá! ¿De verdad no te importa si realmente muero? ¿Acaso es más importante tu trabajo y tu investigación que la vida de tu hija?— esas palabras se clavaron fuertemente en el corazón de Kenji —Discúlpame hija, tienes razón. Perdón por querer ponerte en riesgo nuevamente, no lo volveré a hacer— Kenji se acercó a su hija y la rodeó con un fuerte abrazo —Jamás me perdonaría perderte.

Por su parte, Darien despertaba al lado de Rei. Él la observó tratando de que algún sentimiento naciera hacia ella pero fue en vano, amaba tanto a Serena que por el momento no podía sentir nada por nadie más a pesar de la rabia y el dolor que le traía su recuerdo. Se levantó, se dió una ducha y se vistió. Giró su cabeza hacia la habitación de su pequeña hija y comenzó a llorar con su cabeza recargada en su antebrazo, alzó su mirada y caminó unos cuantos pasos más hasta llegar a esa habitación en donde hace un año había sido inmensamente feliz, lentamente abrió la puerta y entró. La habitación estaba intacta, desde el día en que Setsuna falleció no había tenido ningún cambio, solo era aseada constantemente. Conservaba la misma ropa de cama, las mismas cortinas, y esa hermosa foto en donde ambos se encontraban abrazados esperando a su pequeño milagro. Por unos instantes Darien observó fijamente esa imágen, la tomó en hizo una fuerte promesa, la más importante de toda su vida —Tú que la ves cuida de ella, protégela y mantenla con bien. Te prometo que la encontraré y la traeré de vuelta a casa, aunque sea lo último que haga— Darien salió de la alcoba y bajó hacia la sala, en el lugar se observaba cierto desorden ocasionado por el forcejeo entre Rei y los hombres de Diamante. La escena no le preocupó en lo más mínimo, por ahora lo principal era su pequeña.

El capitán Tomoe se dirigió a la residencia Black para hacer un pequeño interrogatorio —Buenas tardes señor Diamante, necesito hacerle algunas preguntas.

—Dígame capitán ¿Que lo trae por aquí?

—Estoy investigando el secuestro de la pequeña Rini Chiba y usted es el principal sospechoso.

—No lo puedo creer, hace poco tiempo era sospechoso por el intento de homicidio de Serena Tsukino y ahora esto.

—Precisamente, por qué esa niña tiene relación con Serena Tsukino es que sospechamos de usted, además tenemos el testimonio de la joven que cuidaba de la niña donde lo culpa a usted directamente. El hombre que la golpeó mencionó su nombre.

—Ahora resulta que le van a creer a una mujer que estaba bajo los efectos de un golpe. Capitán, hágame un favor. Vaya, investigue, analice y si encuentra una verdadera prueba de mi culpabilidad regrese que yo iré con usted, pero mientras no encuentre nada verídico y sigan siendo suposiciones dejé de molestarme— diamante replicó en tono molesto, pero al mismo tiempo una tranquilidad lo invadía, era demasiado suspicaz como para dejar cabos sueltos.

—Muy bien señor Black, pero sepa que lo estaré vigilando, cualquier paso en falso y estará preso— el capitán se retiró, pero aunque tenía la certeza de que él era el culpable había algo de cierto en las palabras de Diamante, mientras no tuviera pruebas no podía actuar en su contra.

—Ese capitán no es nada tonto, debo sacar a la niña de está casa. ¡Rubeus!— llamó a su fiel hombre.

—Dígame señor ¿En qué puedo ayudarle?

—Necesito que lleves a esa niña a un lugar seguro. Deberás dirigirte a la vieja casona y entregarla a mi hijo Yaten y a su esposa Mina. Adviértele que esa niña no es un negocio como los otros que habitan ahí, ella es más bien una moneda de cambio que pronto usaré.

—Como usted diga señor, saldré a la media noche para aprovechar la oscuridad y tener el menor riesgo de ser descubiertos.

—Bien pensado, ahora ve y cumple tu misión, solo una última cosa, de esto ni una sola palabra a Seiya, el muy estúpido está enamorado de Serena, y si se enterara de que tenemos a esa niña sería capaz de entregarla y eso no sería nada bueno para nosotros. Nos iría muy mal si la policía descubriera la casona, y no solo por esa niña, sino por todo lo que sucede ahí.

—No se preocupe señor, así lo haré— Rubeus tomó a la pequeña y a una empleada de la casa para que lo acompañara, con eso levantaría menos sospechas. Abordando un automóvil que no estaba registrado a nombre de ningún Black, Rubeus condujo durante ocho horas para llegar a su destino. A través de una desviación en la carretera el auto ingresó a un largo camino de terracería oculto por la espesura de un bosque, era imposible de notar, solo por los que sabían que ahí se encontraba. Entre piedras, agujeros y un poco de fango el difícil camino llegó a su fin, frente a ellos una imponente construcción antigua se hacía presente. Era una casa enorme, rodeada por la oscuridad que daba toda la vegetación a su alrededor, tenía un aspecto demasiado tétrico. Nadie pensaría siquiera que alguien habitaba ahí.

Al observar el auto llegar Yaten salió al encuentro de Rubeus —¿Que te trae por aquí?

—Su padre me envió, me pidió que le entregara esto— señaló con su dedo índice haciendo referencia a Rini.

—Bien, una recién llegada— su hablar fue interrumpido por el fiel sirviente de Diamante —Joven Yaten, usted no está enterado, y no lo culpó, aquí no hay forma de comunicarse con el exterior, eso pondría en riesgo el lugar. Su padre tomó a esta pequeña para protegerse— y comenzó a contarle todo lo que Diamante pretendía lograr teniendo a la niña en su poder —no debe llevarla con los demás, está niña vale mucho para su padre.

—Siendo así, la dejaré al cuidado de Mina, dile a mi padre que esa niña estará bien atendida.

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