Perseguida

CAPITULO 19

"Padre, para cuando leas está nota estaré lejos de casa. He decidido terminar con lo que un día empezamos, es momento de desenmascarar a Diamante, es hora de exponer todos sus delitos y llegar al fondo de todo. Si no quise hacerlo antes fue por miedo, pero ahora que voy a ser madre sé que debo luchar para darle a mi hijo una vida tranquila, además, deseo que el dolor de perder a mi hermana termine para ti, con un poco de suerte podré averiguar qué sucedió con ella y si sigue con vida. No quiero que Rini corra la misma suerte que mi hermana, es momento de actuar y pienso hacerlo. Por favor, dile a Darien que lo amo, y que si hago esto es para que sea feliz, con o sin mi. Sé lo riesgoso de está misión, pero no voy a desistir. Solo les pido que no me busquen, si me descubren las cosas podrían ponerse difíciles y no quiero que les hagan daño. Con amor. Serena."

Kenji estaba atónito ante tal declaración, si bien Serena había sido su principal cómplice en la investigación contra Diamante, también era su hija. Ya hace tiempo había perdido a su otra hija posiblemente en manos del despiadado hombre al que Serena estaba por enfrentar. El simple hecho de saber que la hija del hombre al que Serena amaba estaba en peligro la hizo retomar el valor que alguna vez guardó en lo más profundo de su ser.

El padre de Serena sabía que de cierta forma estaba atado de manos, mientras Rini, su hija y su futuro nieto estuvieran en los terrenos de Diamante él no podría levantar siquiera un dedo en su contra, ya que hacerlo solo los expondría innecesariamente.

La situación era demasiado tensa, por si eso fuera poco, un automóvil conocido arribaba a la casa de Kenji. Darien hacia su aparición con un enorme ramo de rosas blancas en las manos, y con una sonrisa en su rostro llena de ilusión que pronto cambiaría totalmente.

—Buenos días, he venido a ver a Serena.

—Me da mucha pena lo que tengo que decirte Darien, pero mi hija no está, huyó de casa. Fue en busca de tu pequeña. Está dispuesta a enfrentar a Diamante aún con todos los riesgos que eso implica. Solo me dejó esto— Kenji estiró su brazo sosteniendo la nota entre sus dedos para que fuera recibida por el padre de su nieto.

Darien estaba incrédulo ante lo que leía, no comprendía esa manera suya de hacer las cosas, y sobre todo de arriesgarse y arriesgar a su hijo. —¿En qué demonios está pensando su hija?— su tono dulce y enamorado había cambiado a furioso y azotó fuertemente el ramo contra el piso.

—No lo sé a ciencia cierta Darien. Solo sé que está dispuesta a todo con tal de recuperar a tu hija y hacer que Diamante pague por todo lo que le ha hecho a mucha gente inocente, incluso a nosotros— en ese momento Darien llenó su corazón y su alma con un enorme sentimiento de preocupación que no lo abandonaría por lo menos hasta el momento en que tuvieran alguna noticia, cualquiera que ésta fuera.

Kenji tenía la certeza de que su hija recurriría a Seiya, pues de alguna forma estuvieron ligados sentimentalmente, y tal vez ese joven podría ser hijo del despiadado Diamante pero no era nada parecido a él. Aún así, era una información que no podía compartir con Darien. Quizá si él se enterara mal interpretaría las cosas y eso solo podría traer más problemas que beneficios.

Tras la llamada de Serena ésta se encontró con Seiya en un lugar apartado y solitario que él le indicó por seguridad. Un viejo depósito de autos chocados y descompuestos era sin duda el lugar menos indicado en donde alguien podría buscarlos.

—¡Serena! ¡Qué alegría! Pensé que jamás iba a volver a verte— en una acción de alegría Seiya se abalanzó sobre ella para brindarle un fuerte abrazo y unir sus labios con los de esa jovencita que había logrado despertar en él los sentimientos más nobles y puros que un Black podía sentir.

—Seiya, detente, por favor— Serena separó su cuerpo y agachó su cabeza en señal de melancolía, pues el sentimiento hacia él no era correspondido.

—¿Qué pasa? ¿Es por Michiru? Sabes que no la amo, si me casé con ella fue por órdenes de mi padre, y por qué pensé que habías muerto. Si yo hubiera sabido que te encontrabas a salvo nunca lo hubiera hecho. Aún no es tarde Serena. Te sigo amando. Nunca he dejado de hacerlo.

—¿Acaso no eres feliz con Michiru?— interrumpió ella.

—Es una mujer hermosa, se dedica en cuerpo y alma a complacerme, es atenta, cariñosa, amable y me demuestra todos los días que me ama realmente, el problema es que yo no siento lo mismo por ella. Tu siempre estarás presente.

—Seiya, tu sabes la verdadera razón por la que me acerqué a ti. Al principio pensé que sería fácil seguir el juego, pero cuando me di cuenta de tus verdaderos sentimientos decidí hablarte con la verdad y cuando tu padre se enteró intentó matarme para silenciarme por todo lo que yo ya sabía gracias a ti.

—Y mi padre me odia por eso. Desde que supo quién eras y tus intenciones me culpa por haber puesto en riesgo todos sus negocios ilícitos.

—Seiya, lo siento, no era mi intención causar un conflicto entre Diamante y tú. Yo solo quería ayudar a mi padre y saber que había pasado con mi hermana, pero las cosas no resultaron como lo habíamos planeado.

—Eso no importa. Te amo y jamás te reprocharía nada. Sé que tus motivos fueron buenos, aunque en el proceso me enamoré de ti.

—El problema es que la historia se repitió. Tu padre quiere mantenerme en silencio, y para lograrlo secuestró a la hija de Darien.

—Es el médico que te ayudó ¿Cierto?

—Así es, hace dos meses alguien cuidaba de la niña, un hombre fue a casa de Darien, agredió a la chica y se llevó a la pequeña, pero antes de retirarse le dió un mensaje en el que mencionó el nombre de tu padre.

—¿Por qué no levantan una denuncia?

—Darien la hizo, acudió con la policía de su ciudad, pero tu padre es muy astuto y no deja ningún rastro en sus crímenes. No han podido comprobar nada. Seiya, necesito que me ayudes. Debemos hacer creer a tu padre que estás de su lado, que me engañaste y quieres vengarte de mi. Debo llegar a ese lugar al que llevan a la gente que tú padre secuestra.