CAPITULO 27

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FLASH BACK

—Yaten ¿Por qué hacemos ésto?— cuestionaba el mayor de los hermanos Black —Me preguntó si está vida de verdad tiene recompensa en algún momento. Sabes Yaten, nuestra relación nunca ha sido muy buena, siempre estuvimos un poco alejados, pero cuando decidiste colaborar con papá nuestra distancia se hizo aún mayor.

—Seiya yo... Debo confesarte algo, desde niños papá mostró cierta preferencia por ti y eso hizo que fuera creciendo en mi un resentimiento extraño infundado por los celos y la falta de cariño.

—¿Qué dices? ¿Cuál falta de cariño? Yo siempre estuve para ti, el problema fue que tú nunca te acercaste.

—¿Sabes algo Seiya? Siempre he pensado que mi padre me odia por qué mamá murió en mi nacimiento— exclamó dirigiendo su mirada hacia el cielo con cierta tristeza.

—No digas tonterías, mamá murió por  que estaba enferma y tú nacimiento la dejó muy débil, era su destino, además creo que fue lo mejor, era una mujer muy bondadosa, no me hubiera gustado que viera a papá convertirse en la persona que es hoy— Seiya se acercó a Yaten y lo rodeó con un abrazo fraterno, después de muchos años habían dejado de ser rivales y nacía nuevamente ese lazo de amor que nunca debieron haber perdido. Este era el momento preciso para lograr el arrepentimiento de su hermano así que cambiando un poco el tema de la conversación trató de averiguar algo que pudiera ayudarlo a desenmascarar a Diamante —¿Sabes algo Yaten? estaba recorriendo los alrededores y me creerás loco pero escuché ruidos de niños.

—Señoritas, disculpen que me entrometa en su momento cariñoso pero es hora de irnos Yaten, tu padre nos espera— Rubeus interrumpió el crucial diálogo y salió de la habitación

—Ya salgo— Yaten correspondió al abrazo de su hermano y muy en silencio le susurró al oído —el fondo del túnel subterráneo, revisa ahí— y salió al encuentro con Rubeus para recorrer el largo trayecto de regreso a la mansión Black en donde el sirviente de Diamante le rendiría a éste el informe del trabajo realizado por Seiya. Al llegar, Rubeus se dirigió a la oficina de su jefe y se encerró por un largo tiempo. Por su parte Yaten, haciendo caso a su sexto sentido y a un fuerte presentimiento que lo invadía decidió escuchar la conversación entre ambos hombres a través de la puerta. Sin percatarse Michiru hizo acto de presencia y sorprendió a su joven cuñado —Yaten ¿Que haces?

De inmediato Yaten llevó su dedo índice a sus labios indicándole a la chica que guardara silencio —¡Algo no anda bien!— le susurró el joven haciéndole señales con una de sus manos para que se acercara y pudiera escuchar lo que dentro de esa puerta sucedía.

—¡Es un maldito mentiroso!— Diamante gritaba molesto.

—¿Qué haremos señor?

—Rubeus, sabes que no dejó cabos sueltos, Seiya es mi hijo, pero es un traidor, debe ser silenciado.

—¿Acaso va a matarlo?

—Si es la única opción lo haré. Fue un error haber confiado en él. Al llevarlo ahí descubrió muchas cosas, y no me conviene que se sepan— ante tal declaración tanto Yaten como Michiru quedaron atónitos. Ninguno daba crédito a lo que sus oídos acababan de escuchar

—¿Qué has dicho? ¿Vas a matar a Seiya?— Yaten abrió abruptamente la puerta de  la oficina de su padre dejándolos al descubierto a él y a Michiru.

—¿Con que fisgoneando no? ¡Rubeus! Trae a la chica— el sirviente salió al encuentro de Michiru mientras un gritó desesperado de Yaten asomó por su garganta —¡Michiru! ¡Corre!— pero a pesar de la advertencia de su cuñado, Rubeus logró alcanzarla cuando se disponía a dar su primer paso —¿A dónde crees que vas?— le habló interceptándola del brazo para posteriormente comenzar un forcejeo
—Suéltame Rubeus— a pesar de hacer todos los intentos posibles su esfuerzo fue en vano, la fuerza superior a la de ella que poseía el hombre terminó por someterla.

—¿Quieren explicarme que estaban haciendo?— Diamante exigía su confesión.

—Mejor tu explícame ¿qué es eso de que vas a matar a mi hermano? Es tu hijo ¿Cómo puedes pensar en matarlo? Además si lo haces tendrás testigos, Mina y el tipo que llevaron están con él.

Cómo siempre, diamante daba muestras de su inteligencia y astucia, nunca daba un paso sin tener asegurado el siguiente —¿Que te hace pensar que habrá testigos? Hijo mío, los muertos no hablan— ante esa última declaración Yaten quedó atónito, un escalofrío comenzó a recorrer todo su cuerpo y fue entonces cuando se dió cuenta de que todo había sido planeado, su padre nunca había solicitado su presencia, era simplemente una estrategia de Rubeus para alejarlo del lugar.

—¡Se acabó!— de pronto Yaten se armó de todo el valor y coraje que necesitaba para enfrentar a su progenitor —¡No más crímenes! ¿Me escuchas? ¡No habrá más muertes! ¡Antes tendrás que pasar sobre mí!— Yaten pensó que esas palabras tocarían el corazón de su padre, pero estaba muy equivocado, del hombre que algún día había sido Diamante ya no quedaba nada.

Sin preámbulos ni remordimientos, sin sentimientos de por medio y alejando todo lazo afectivo en su corazón tomó su arma y sin pensarlo dos veces disparó contra su propia sangre acertando una bala en el pecho de Yaten quien ante el impacto cayó inconsciente sobre el suelo.

Diamante tomó en sus brazos el cuerpo de su hijo y lo llevó a una de las habitaciones de la mansión seguido por su sirviente quien llevaba aún a forcejeos a Michiru, colocó el cuerpo desfallecido de su hijo sobre la cama y después de observarlo algunos minutos se limitó a decirle —¿Por qué lo hiciste tan difícil? ¿Por qué les gusta complicarme las cosas?— y lo cubrió con una manta, se incorporó y dirigió su mirada a Michiru —Es una pena que tengas una corta vida— nuevamente tomó su arma agresora y apuntó contra el menudo cuerpo de la joven quien ante el miedo se quedó inmóvil unos segundos hasta que por fin pudo reaccionar.

Dejando caer su cuerpo de rodillas sin ninguna esperanza colocó sus manos sobre el suelo y arriesgó lo más preciado que le quedaba en ese momento —¡No lo hagas Diamante! ¡Estoy esperando un hijo de Seiya!

Después de las palabras de Michiru Diamante detuvo su acción y lentamente se acercó a ella —¿Que has dicho?

—La única vez que Seiya y yo estuvimos juntos fue la noche de bodas, pero solo una vez bastó para que sembrara en mi vientre esta semilla. Si me matas matarás también a tu nieto, a tu único posible heredero. Además tengo en mi poder pruebas en tu contra, si algo me sucede las entregarán a la policía.

Diamante vió en ese pequeño ser la posibilidad de tener a alguien a quien moldear a su imagen y semejanza y bajo sus costumbres y reglas —Voy a darte un voto de confianza, si eso es cierto vivirás unos meses más y estarás segura al menos mientras nace— y soltó una fuerte bofetada sobre el rostro de Michiru —Niña estúpida, a mí nadie me amenaza.

El golpe propinado logró dejarla inconsciente sobre el suelo. En ese momento Diamante y Rubeus salieron de la habitación no sin antes cerrar con llave para evitar que Michiru escapara.

—Es hora de irnos Rubeus, debemos ir a arreglar cuentas en la casona. ¡Vas a pagar cara tu traición Seiya!

FIN FLASH BACK

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