CAPITULO 14

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"Después de la tempestad siempre viene la calma", palabras que se dicen fácilmente para alentar a una persona cuando la vida lo pone a prueba. Desafortunadamente para Darien, esa calma prometida no se asomaba por ningún lado a pesar de que durante toda su existencia el destino lo golpeaba una y otra vez diferentes formas y esta no iba a ser la excepción, recibiría una trágica noticia, la más cruel de todas, esa que nadie desea ni espera recibir.

Darien abordó su auto y se dirigió de regreso a su casa. El largo trayecto solo traía a su mente los recuerdos de los instantes vividos al lado de Serena. La avenida principal trajo el recuerdo del día que inició todo, del día que le salvó la vida; la cafetería, a aquella vez que la llevó a cenar; el centro comercial, ala ocasión en que la llevó de compras; todo a su alrededor le decía una y otra vez que aunque ahora no la tuviera cerca esa joven era demasiado importante para él —Basta Darien— se dijo así mismo —la olvidarás y te sobre pondrás, como lo has hecho otras veces.

De pronto, sus pensamientos se vieron interrumpidos por algo extraño sucediendo afuera de su casa. Al llegar a su destino Darien descendió del auto, preocupado y un poco nervioso por lo que sus ojos presenciaban, algunas patrullas, una ambulancia y el capitán Tomoe realizaban una diligencia al exterior de su domicilio. —Capitán, llegué tan rápido como pude ¿Que sucedió? ¿Qué es todo esto? ¿En donde están Rei y mi hija?— Darien no esperó respuesta alguna y echó a correr con la intención de entrar y averiguar que sucedía, sin embargo, sus intentos fueron inútiles, un par de policías que custodiaban la entrada de la vivienda lo interceptaron para detenerlo
—¡Sueltenme! ¡Rini!— gritaba desesperado —Quiero ver a mi hija.

De pronto, una voz familiar llamó su atención —Sueltenlo— ordenó el capitán a sus hombres —Doctor Chiba, es necesario que hablemos, necesito que se calme y que me escuche. Siéntese, lo que voy a decirle no es fácil.

—¿Que es todo esto capitán? Dígame qué sucede— Darien hubiera imaginado todos los escenarios posibles, quizá un accidente, un asalto, pero nunca lo que estaba por saber.

—Señor Darien, unos hombres entraron a su domicilio y desafortunadamente...— el capitán se vió interrumpido por el desesperado joven.

—No me importa lo que se hayan llevado, solo quiero ver a mi hija y a Rei.

—Darien, escúcheme, se han llevado algo muy valioso. Al parecer los hombres de Diamante Black fueron quienes estuvieron en su casa esta mañana— al escuchar ese nombre las facciones del joven médico cambiaron por completo, en ese momento su rostro se llenó de angustia y sintió en su pecho un dolor, como el de un puñal clavándose en su cuerpo, a pesar de lo poco que había escuchado sabía que de ese malévolo hombre no vendrían cosas buenas —¿Que sucedió capitán? Dígamelo de una vez. Por favor.

—No es fácil lo que voy a decirle, la señorita Rei se encuentra en la ambulancia, tiene un fuerte golpe en la cabeza y uno más en el rostro, nada grave, se pondrá bien. Con lo que respecta a su hija...— el capitán guardó silencio por unos segundos, no tenía la capacidad para anunciar una situación así, pero tomando el coraje y calor necesarios logró dar la trágica información —Darien, secuestraron a su hija.

El rostro del médico palideció, la fuerza de sus piernas desapareció y cayó arrodillado sobre el alfombrado suelo de su casa. Un llanto inconsolable atravesaba sus ojos, con coraje y con la mayor de las fuerzas que pudo ejercer golpeaba el piso con los puños cerrados. Se maldijo a sí mismo y se reprochó una y mil veces su ausencia la noche anterior —Todo esto es mi culpa. Todo lo que está pasando es por mí, por tonto, por confiado, por creer en esa maldita mujer. Te odio Serena, te odio— un grito lleno de muchas emociones encontradas, sobre todo de frustración.

—Le prometo que haré todo lo posible, todo lo que esté en mis manos, y que no descansaré hasta encontrar a su hija, y devolvérsela sana y salva. Confíe en mí. Por lo pronto hay algo que debe saber, sus teléfonos están intervenidos, si alguien lo llama lo sabremos y podremos escuchar todo. También quería hablarle sobre la señorita Serena, ella...— el semblante de Darien cambió nuevamente, pasó en tan solo un segundo de la tristeza a un rostro lleno de rencor, y con unas palabras interrumpió al capitán —No quiero hablar sobre ella, solo trajo la desgracia a mi vida desde que la conocí. Si no fuera por ella, yo no tendría ningún problema con los Black y mi hija seguiría aquí conmigo. La odio, la odio y la maldigo. No la vuelva a mencionar en mi presencia capitán.

El capitán tenía una verdad que decirle sobre la joven rubia, aunque entendía que el momento por el que Darien estaba pasando era muy duro, y por más que tratara de hacerlo entender no lo lograría, y por el momento prefirió respetar su decisión —discúlpeme, no volverá a suceder.

—Por favor capitán, encuentre a mi hija, tráigala a casa, sana.

—No se preocupe, por lo menos puedo tener la certeza de que no le harán daño.

—¿Cómo lo sabe? ¿Por qué está tan seguro?

—Porque saben que su hija es importante para Serena. La van a querer usar como moneda de cambio. Con eso la acorralarán para que haga exactamente lo que ellos quieren.

—No me importa lo que le pase a esa mujer, solo quiero a mi hija de vuelta.

De momento, la conversación fue interrumpida, uno de los ayudantes de Tomoe entró a la casa acompañando a Rei. Una pequeña hinchazón tanto en la cabeza como en su rostro se notaban. El equipo policiaco se retiró para comenzar a recabar toda la información que pudieran sobre el caso, pruebas y testimonios.

—Darien, perdóname, por favor, fue mi culpa, no pude protegerla— Rei abrazó a Darien mientras lloraba desconsolada.

—No te preocupes, Rei, no es tu culpa, si hay un culpable aquí soy yo. Yo las expuse a ambas, las arriesgué por proteger a una completa desconocida, las abandoné ayer por salir a emborracharme. Nuevamente el alcohol me alejó de alguien a quien amo, primero Setsuna, y ahora nuestra pequeña. Lo peor es que te hice a un lado a ti que siempre has estado conmigo.

—Si lo he hecho es por qué te amo Darien, siempre te he amado y siempre lo voy a hacer, siempre estaré cuando lo necesites— sus palabras estaban cargadas de malicia, la chica sabía que Darien se encontraba vulnerable y por supuesto que no quería desaprovechar esta oportunidad que tal vez sería la única que tendría —Darien, si tú me lo permites quiero estar junto a ti mientras dure toda esta pesadilla. Déjame ayudarte a hacer más ligero tu dolor, déjame ayudarte a olvidarla.

Entre los sentimientos encontrados de Darien, su mente confundida, el dolor de saberse traicionado por Serena y su nueva pérdida Darien cedió —Rei, ayudame a olvidarla, sacala de mi mente— le susurró al oído mientras la tomaba fuertemente de la cintura y la besaba con una pasión descontrolada.

Entre besos y caricias que fueron subiendo de intensidad Darien la hizo suya, recorrió todo su cuerpo deseando encontrar en él algo de Serena, en su cabello la sedosidad del de la mujer que amaba, y en su boca la dulzura y la miel que emanaba de la de ella, pero nada era igual. Aún así, en un intento por tratar de olvidarla tomó el cuerpo de Rei las veces que creyó necesarias, cediendo ella a ese deseo contenido que durante muchos años había guardado. Darien cayó rendido en un sueño profundo, producto de los estragos del alcohol y todo lo sucedido en el día, incluso este momento con Rei, mientras ella solo lo observaba fijamente y con un sólo pensamiento en su mente —Te tengo Darien, ahora eres mío y solo mío. No habrá manera de que me alejes de ti.

Perseguida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora