CAPITULO 9

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El prestigioso salón social Palacio Lunar se encontraba preparado para realizar la recepción de una boda. Familiares y amigos de los novios se reunieron en el lugar indicado, en el que después de la celebración religiosa se llevaría a cabo el tan sonado evento. Darien y Usagi se preparaban en casa junto con la pequeña Rini para asistir a la celebración invitados por Haruka.

Usagi bajó por las escaleras que daban hacia la sala de la casa de Darien, él al observarla quedó atónito y casi sin palabras ante su belleza y elegancia
—¡Usagi! Luces... Hermosa— tartamudeó un poco —¡estás perfecta!— ella llevaba puesto un elegante vestido color rosa pastel, zapatillas plateadas y una chalina blanca, su cabello suelto con unas pequeñas ondas hacia resaltar sus delicadas facciones y sus enormes ojos azules. Darien usaba un smoking negro, camisa blanca y una rosa roja en la solapa —Bajo ese uniforme de médico hay un hombre muy atractivo— esas palabras lograron que Darien se sonrojara. Por su parte, la pequeña Rini llevaba puesto un vestido blanco, peinada con dos coquetas coletas.

La hermosa familia que habían formado en tan poco tiempo abordó el auto de Darien para dirigirse a la celebración. Durante el trayecto conversaban y reían, Usagi tenía un gran sentido del humor y aprovechaba cualquier situación para crear alguna broma.

Después de una hora de camino llegaron al salón indicado, Usagi al descender del auto observó el lugar y una pequeña punzada invadió su cabeza y de inmediato la sujetó con su mano —Usagi ¿Estás bien?— cuestionamiento que hizo Darien al notar la reacción de su novia.
—Si mi amor, estoy bien, solo fue una pequeña molestia. No es nada, no te preocupes— esas palabras tranquilizaron a Darien, aunque dentro del corazón de Usagi algo le decía que conocía ese lugar.

—¿Y con quién se casa la hermana de tu amigo amor?

—Su nombre es Michiru...— no pudo terminar su respuesta pues fue interrumpido por Usagi.

—¿Michiru?— preguntaba ella con cierta angustia en sus palabras.

—Usagi ¿Pasa algo?— Darien se extrañaba cada vez más con sus reacciones.

—No Darien, no me hagas caso, es solo que estoy nerviosa. Termina de contarme por favor.

—Pues Michiru se casa, pero no sé con quien— soltó una leve carcajada —Solo sé que es un joven adinerado, eso fue lo que Haruka me contó.

—Darien ¿Acaso no abriste la invitación?

—No amor, la guarde solo para que nos permitan el acceso, no ví necesario abrirla puesto que ya conocía el lugar— ambos rieron, aún sin saber que esa felicidad que habían conseguido en este corto tiempo estaba por cambiar.

Llegaron a la entrada del salón, la ceremonia religiosa había concluido, Darien entregó la invitación al guardia de seguridad e ingresaron al lugar. Usagi quedó sorprendida al observar lo lujoso de la decoración —No cabe duda que tu amiga se casó con un joven adinerado— copas de cristal cortado, cubiertos de plata fina, cristalería de porcelana, manteles de seda bordada a mano, y ya de por sí lo lujoso del lugar hacían que Usagi se sintiera como en un verdadero cuento de hadas. Darien la observaba embelesado, cada acto que Usagi realizaba lo hacía sin malicia, con ternura y desde el corazón, para él era grato verla disfrutar y divertirse. Repentinamente los pensamientos de ambos fueron interrumpidos por Haruka —Darien, amigo, que bueno que pudiste venir— ambos se dieron un abrazo fraterno —Señorita Usagi, un placer que nos acompañe está noche, a nuestros anfitriones les dará mucho gusto verla— sus palabras cargadas de sarcasmo y la mirada que le dedicó a Usagi mientras besaba su mano en señal de cortesía preocuparon un poco a Darien —¿A qué te refieres Haruka? ¿Está todo bien?

—Si Darien, es solo que a todos nuestros amigos les va a agradar saber que después de todo lo que pasaste por fin abriste tu corazón y conociste a la chica ideal— Darien creyó en sus palabras, pero Usagi lo observaba fijamente, había algo que le resultaba familiar en aquél joven y que al mismo tiempo la ponía nerviosa

Después de una extraña bienvenida sirvieron los alimentos, había demasiada gente en aquel lugar, era casi imposible convivir con todos los invitados. El maestro de ceremonias anunciaba la presentación de los novios para su primer baile juntos —Con ustedes los recién casados— todos los presentes aplaudieron en señal de felicitación y alegría. Darien observaba maravillado la escena, su joven y elegante amiga bailaba un vals protegida por los brazos de un chico de cabello largo atado en una coleta con cinta blanca, llevaba un pendiente de plata en forma de luna, de piel blanca y ojos son azules —Algún día viviremos ese momento amor— se dirigió a Usagi, pero ella no respondió.

Usagi observaba la misma escena pero desde otra perspectiva. El novio le parecía demasiado familiar, su instinto le decía que lo conocía, y que tal vez era parte de su pasado.

Al terminar de bailar su primera pieza, una más sonó, los novios se dieron un apasionado beso para continuar con su danza, y en ese momento algo sucedió en la mente de Usagi una escena se reprodujo en sus recuerdos. Ese mismo joven recién casado y ella se encontraban en una fiesta similar, precisamente en ese mismo lugar.
—¿Para eso me invitaste?— cuestionaba ella.

—Perdóname, yo no sabía que está ceremonia era para anunciar ese absurdo matrimonio que mi padre arregló. Te propongo algo bombón, huyamos, vámonos lejos, solo tú y yo, no dejaré que nos separen.

El recuerdo era vago y borroso en momentos, pero ella se podía verse en compañía de ese joven, abordando un auto negro en el que conducían, nuevamente hubo un hueco en el recuerdo, y de pronto solo pudo ver al joven preocupado —Los frenos no responden, Serena, abrocha bien tu cinturón— un estruendo se escuchó y el auto dió vueltas mientras ella gritaba el nombre de ese joven.

De regreso a su realidad Usagi gritó espontáneamente ese nombre ante la mirada de todos. El gritó fue tan fuerte que se escuchó aún sobre la pista que sonaba —¡Seiyaaaaaa!— los presentes observaron a la chica rubia ponerse de pie un poco alterada. Lo sucedido no pasó desapercibido por Seiya quien dirigió su mirada hacia el origen del grito —¡Serena! Tu... Tú estás...

—¿Qué sucede Usagi? ¿Dijiste Seiya?— la respuesta de Usagi desconcertó por completo a Darien. —Mi nombre no es Usagi, soy Serena, Serena Tsukino.

—¿Seiya? ¿Has dicho Seiya? Usagi vámonos, tenemos que irnos. Te sacaré de aquí.

—¿Que pasa Darien? Estoy confundida, no entiendo nada.

—Te lo explicaré llegando a casa, pero ahora por favor hazme caso, vámonos— Darien cargó a su pequeña hija y se levantaron de sus lugares, se dirigieron hacia la salida, pero una voz a sus espaldas detuvo su andar —¿Se retiran tan pronto?

—¡Diamante!

—¡Qué sorpresa! Serena.

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