CAPÍTULO 12

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-¿Donde vas tan rápido?

Mamá aparece antes que salga de casa.

-Ah, hola ma. Voy a lo de Dari, me invitó a almorzar.- agarro mi abrigo-Chau ma, te quiero. Vuelvo más tarde- le doy un beso en el cachete y salgo rápido de casa...

-Chau hija, mándame mensaje cuando llegues...

-Si ma, bye...-Le contesto antes de subir al auto.

Dari me llamo hace unos quince minutos despertándome de mi hermoso sueño que estaba teniendo para decirme si quiero pasar el domingo con ella en su casa, cuidando a su papá, para que su tía pueda descansar un poco. Con su trabajo y cuidar a su hermano se le está haciendo pesado y cansador, aunque Dari le ayude cuando no tenga que estudiar o no este en la Universidad.

Así que como ya casi es mediodía, me levanté y me cambié con lo que encontré primero en mi guardarropa. Me puse un jean rajado claro con un cinturón negro y una remera blanca.

-¡Hola amiga!-nos abrazamos y se corre así puedo entrar- Gracias por venir.

-No es molestia- me saco el abrigo y dejo la mochila a un costado.

-Ya casi vamos a almorzar, vení.

Termino de dejar las cosas y caminamos hacia la cocina.

Su casa es un estilo vintage antiguo. Me acuerdo cuando éramos chiquitas y corríamos por toda la casa, corríamos los muebles y sillones para jugar a que el piso era lava, jugábamos a las escondidas y Dari siempre se escondía en el mismo lugar por lo que se me hacía fácil atraparla, también cuando jugábamos a la Barbies, las vestíamos como si fueran a un baile al castillo del príncipe y se enamoraban a primera vista y luego se casaban....Siempre soñábamos que nosotras nos íbamos topar con un hombre y nos enamoraríamos a primera vista, pero cuando fuimos creciendo nos dimos cuenta que eso solo pasa en las películas o en los libros, no en la vida real. Así que perdimos nuestras esperanzas de encontrar a nuestro príncipe azul.

-Hola Clara- me acerco a su tía que está sirviendo la comida y le doy un corto abrazo.

-Ay, hola mi amor.- me devuelve el abrazo -¿Cómo estás?

-Bien, gracias por invitarme.- le sonrío

-No, nada de gracias, esta es tu casa también. Podés venir cuando quieras.

Me acerco al padre que está sentado en la cabecera de la mesa.

-¡Pero mírate nada más! Sos una mujer....

Me río- Gracias....- lo abrazo y me siento en mi lugar- ¿Cómo se siente hoy David?

-Mejor que nunca- me mira con una sonrisa cansada.

Es un hombre fuerte y trabajador. Esta familia es como mi segundo hogar. Siempre me han abierto las puertas, a veces me quedaba una semana entera con ellos, como una hija más, y Dari también en la mía. Soy una hermana para ella, la que nunca pudo tener.
Antes de Dari, a sus papás se les murió un bebé, todavía no había salido a la vida y falleció en la panza. Amelia , la madre de D estuvo muy débil luego, casi no sale del hospital aquella vez, pero lo logró. Años más tardes tuvieron a mi amiga; ellos dicen que mi amiga fue un milagro traído del cielo.

Cuando ella tenía trece años su madre se fue de su casa, dejándola con su padre. Cómo David trabajaba mucho vino su tía Clara para ayudarlo a cuidar de ella. Dari no conoce el porqué su madre se fue, pero no volvió a hablar con ella desde ese entonces aunque Amelia la llame en varias ocasiones y el padre se comunique con ella para hablarle de Dari.

-¿Cómo pasó la noche tu papá?

Hace media hora terminamos de almorzar y David fue a recostarse un rato, por lo que nosotras subimos al cuarto de Dari y ahora nos encontramos recostadas en la cama, mirando hacia el techo.

Mi CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora