Capítulo 16

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Fei tenía casi 2 meses sin ver a Mikhail, el rubio había tenido que regresar a Rusia por trabajo y Fei no podía viajar por lo mismo.

El chino tenía días sintiéndose mal, se imaginaba lo que era, pero muy en su interior quería equivocarse.
Aquél último celo que había tenido y había pasado con el ruso, el preservativo barato que usaron se rompió y sumandole que el rubio anudó, no podía esperar otra cosa que un embarazo. Fei había dicho que iría con un médico por anticonceptivos de emergencia, pero lo olvidó.

[...]

— ¿Has estado fumando y bebiendo Fei?

— Si, lo normal ¿Por que?

— Deberías dejarlo.

— ¿Por eso me siento mal?

— No, presentás un embarazo de 8 semanas.

— Mierda.

— Necesitas cuidarte y tomar estas vitaminas, nada de esfuerzos grandes ni enfrentamientos.

— ¿Puedo viajar?

— Claro que si, sólo carga con bolsas para el vómito.

— Gracias doctor.

[...]

Fei estaba un poco ilusionado con aquella noticia y no podía aguantar las ganas de decírselo a Mikhail, pero no quería decirle aquella gran noticia por teléfono, así que decidió viajar a Rusia.

Esta vez no iría en su jet privado, quería darle una verdadera sorpresa, compró boletos en primera clase y viajó solo, sin decirle a nadie.
El vuelo fue largo y tedioso, pero a Fei no le importó, sin descansar llegó a Rusia muy temprano por la mañana, fue directo a un taxi y pidió ser llevado a la mansión del rubio.

[...]

Al llegar notó que todos los guardias  lo miraban raro.

— Señor Feilong, no esperábamos su visita.

— ¿Eso tiene algo de malo? ¿Y tu jefe?

— Creo que aún duerme. — El guardia levantó su radio para hablar, pero Fei lo detuvo.

— No, yo iré directo a su habitación.

Fei cruzó el jardín delantero y al entrar a la casa se encontró con Sasha, el cual aún vestía ropa de dormir. — Joven Feilong, es un gusto tenerlo aquí.

— ¿Dónde está Mikhail? Debe de estar aún dormido, eso me dijeron en la entrada.

— Espere a que yo lo levante, pase a la sala o al despacho, puede pedir de desayunar si asi lo desea.

— No es necesario, yo iré a levantarlo.

Sasha se atrevió a tomar a Fei del brazo para detenerlo. — No creo que eso sea bueno.

— Suéltame o te arrancaré las pelotas con las manos. — Dijo el chino evidentemente enojado. — ¿Qué mierda les pasa? Todos están extraños.

Sasha lo soltó. — Lo siento, se ve cansado, quería evitarle más cansancio subiendo las escaleras.

— Subiré y despertaré a tu jefe ¿Entendido? Evitarme el cansancio, desde cuando se preocupan por mí.

Fei subió las escaleras, pero conforme iba subiendo, iba encontrando ropa en el suelo, hasta que llegó a la habitación, al abrir la puerta, sintió un desagradable conjunto de aromas, respiró profundo antes de entrar. Todo estaba oscuro, caminó con cuidado y fue hasta el ventanal, abrió las cortinas y pudo ver aquélla incómoda escena.

El Misterio de su AromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora