Capítulo 38

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El médico terminó de suturar a Fei y por pedido del mismo Omega, fue a ver a Mikhail. Al salir de la habitación principal, se encontró con Yoh.

— ¿Cómo está? — Dijo de inmediato.

— Bien, son heridas superficiales, algunas necesitaron sutura, pero no es nada grave.

— ¿Lo marcó?

— No, si quieres saber algo más, pregúntale a él mismo. Me puedes decir dónde está el señor Mikhail.

— Si, está al final del pasillo, la puerta izquierda.

— Gracias.

El médico se dirigió a la habitación indicada mientras que Yoh no perdió su tiempo y entró a ver a Fei.

— ¿Cómo está?

— Ya te habías tardado ¿Cómo está Mikhail?

— Sedado o al menos así estaba cuando fui a verlo.

— El doctor me inyectó para no embarazarme de nuevo y tengo anestesia en la espalda y brazos.

— Lo que pasó fue muy peligroso.

— Mikhail no estaba consciente.

— Ya es un adulto, debería de estarlo.

— Tu no sabes lo que es lidiar con un celo, no sabes lo que es sentir que no tienes control de tu cuerpo, así que no opines.

— Eres mi jefe y siento el derecho de dar mi opinión, me contrataste para protegerte.

— Protegerme de enemigos, no de mi pareja. — Yoh estaba apunto de salir, pero Fei habló de nuevo. — Cuando Mikhail esté consciente, avísame.

— Como ordene.

~°~

En otra habitación, el médico revisaba a Mikhail.

— Tiene heridas en los labios y lengua, se mordió a sí mismo para no morder a Feilong, pero al final su instinto ganó.

— Siempre ha sido así, pierde el control en su celo.

— ¿Siempre está tomando supresores?

— Si.

— Tal vez cuando marque a su pareja, su celo sea menos agresivo.

— Eso ya lo veo muy difícil.

— Feilong no lo culpa, entiende que fue algo natural.

— Me alegro por ello.

— ¿Cuánto dura su celo?

— Un día.

— Entre más agresivo, menos duración tiene. Mantenlo dormido, cuando despierte ya estará mejor. Feilong pidió ser avisado cuando Mikhail este despierto.

— Ok, yo le diré.

— Entonces me retiro.

— Gracias.

~°~

Asami llegó a casa, la cena ya estaba servida y Akihito lo esperaba.

— Estoy en casa.

— Bienvenido.

Ante sus ojos, aquel chico se miraba cada día más atractivo. — ¿Cómo estás? — No dejó que el menor respondiera, simplemente lo tomó de la cintura y lo besó. Poco a poco el beso fue terminando.

— Bien ¿Y tú?

— Normal ¿Y Akira?

— Está dormido.

El Misterio de su AromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora