Capítulo 35

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La cena terminó y Akihito comenzó a lavar los trastes.

— Deja eso, mañana los lavara Anderson.

— Eso sería muy grosero, aparte Anderson no está acostumbrado a hacer labores del hogar.

— Pero es Omega.

— ¿Y? No por ser Omegas nacemos con un chip que nos dice como hacer las cosas del hogar, los Alfas también pueden ayudar.

El mayor se puso detrás del rubio y puso sus manos sobre las de Akihito. — Te ayudaré. — Enjabono un plato y comenzó a besar el cuello del rubio.

— Akira puede bajar.

— Akira dormirá con nosotros.

— ¿Que?

— Me lo pidió, ya le llamé a Kirishima, él vendrá por la mañana.

— ¿Estas bien con eso?

— ¿Con que?

— Que Akira duerma con nosotros.

— Si, es mi culpa que él no pueda dormir solo.

— Gracias Asami.

Asami se alejó y limpió sus manos. — Contrataré a alguien que ayude con la limpieza.

— No es necesario.

— Claro qué si, ahora deja eso y ve a dormir con Akira.

— ¿Y tú?

— Traje trabajo, si lo terminaba en la oficina, no hubiera llegado a cenar, más tarde subiré.

— Ok. — El rubio le dió un beso al mayor y se retiró. Primero fue a la habitación de Akira. — ¿Cariño?

— ¿Qué pasa mamá?

— Asami me dijo que dormirás con nosotros.

— ¿Si puedo?

— Claro qué si, ven. — Ambos fueron a la habitación principal, Akira subió a la cama y se recostó. Akihito se acomodó en un lado y lo abrazó. — Duerme cariño.

[...]

Asami subió a su habitación, en la cama estaba el rubio en medio y Akira en la orilla. El mayor levantó la manta y pudo notar como se erizaba la piel del rubio al sentir el aire frío. — Ya vine. — Susurro.

— ¿Terminaste?

— Si. — Tomó a Akihito de la cintura y lo acercó a su cuerpo. — Hueles muy bien.

— Tu también.

— Ya es tarde, mañana vas a ir a la junta, así que duerme Akihito.

— Tu también duerme.

[...]

El rubio despertó antes que todos, quería limpiar lo que había dejado en la cocina.

Al entrar a la cocina se dió cuenta que todo estaba limpio, los trastes que había dejado ya no estaban, pensó en Anderson, pero no estaba su mochila. Fue hacia la puerta y pudo ver a Anderson con Seiko, iban llegando.

— Buenos días joven Akihito.

— Buenos días ¿Van llegando?

— Si ¿Necesita algo?

— No, sólo preguntaba.

— Pondré agua para café. — El pelirrojo entró y fue a la cocina, Akihito fue detrás de él.

— Anderson.

— Dígame.

— Asami me dijo que quiere contratar a alguien que ayude con la limpieza, tal vez puedas volver a tu trabajo normal.

El Misterio de su AromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora