Yoh entró a la cocina y pudo notar el rostro enrojecido de Ming. — ¿Qué haces aquí?
— Trabajando.
— ¿Sigues en celo?
— Un poco, ya pasará.
— Eres un idiota, si alguien mas entra aquí, te puede atacar, vamos a la habitación. — Yoh tomó a Ming de la cintura y lo jaló.
Ming se aferró a la mesa. — Tengo que trabajar o me van a correr.
— ¿Qué diablos está pasando aquí? — Dijo Fei. — ¿Que intentas hacerle? Yoh.
— No es lo que parece, yo sólo quería llevarlo a la habitación.
Fei dirigió su mirada hacia el chico. — ¿Es cierto?
— Lo siento jefe, mi celo es muy irregular y Yoh me dijo que me pagaban más de lo que trabajaba, no quiero que me despidan.
— Llevalo a su habitación y llama a mi doctor, que venga a verlo. — Dijo Fei.
— Si Feilong. — Yoh volvió a tomar a Ming, pero esta vez el chico se dejó llevar.
[...]
Yoh esperaba al médico en el jardín de la casa, Fei fue a hablar con él.
— ¿Por qué no me dijiste de ese problema con ese empleado?
— Él no quería.
— ¿Y desde cuando haces lo que los demás te dicen?
— Yo contraté a Ming, lo conocí en un bar, es mi responsabilidad.
— ¿Contrataste a uno de tus intereses románticos?
— No, él no es mi interés romántico, sólo quise ayudarlo, su celo no lo dejaba trabajar y en un bar era un blanco fácil.
— ¿Te acuestas con él?
— Eso es algo personal, pero se lo responderé, no, jamás me he acostado con él.
— La verdad no me importa si lo hacen o no, pero no quiero más problemas de parejas en mi casa.
— No se preocupe por eso.
— Busca a alguien que haga la comida, yo esperaré al médico.
— Ok.
Yoh entró y llamó al cocinero suplente, después fue a la habitación. Ming seguía en la cama. El mayor pudo ver que uno de los cajones estaba abierto, en su interior había cajas de pastillas para el celo, pero estaban vacias.
— Ming.
— ¿Que?
— ¿Cuando tomaste estos supresores?
— Hace un momento.
— ¿Cuantos?
— No lo se, eran muchos.
Yoh cargó al Omega y lo llevó al baño, en ese lugar lo puso junto al escusado. — Tienes que vomitar.
— No.
El mayor le detuvo el rostro con una mano, introdujo sus dedos en la boca del menor y lo hizo vomitar todas las pastillas.
— Eres idiota, puedes tener una sobredosis.
— Sólo quiero que se termine.
— Así no lo lograrás.
— ¿Ming? — Era la voz de Fei.
— Estamos en el baño, contestó Yoh. Ayudó a ming a lavar su boca y lo cargó para llevarlo de nuevo a la cama.
— ¿Qué pasó? — Pregunto Fei.
ESTÁS LEYENDO
El Misterio de su Aroma
FanfictionAsami Ryuichi un empresario Alfa de 35 años, un felino de raza grande (Puma) vivía aburrido de su vida normal, de su rutina. Una noche trabajando como de costumbre, conoció a un felino en uno de sus club's, pensaba que sòlo seria cosa de una noche...