Capítulo 20

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Fei despertó y pudo ver la silueta de Mikhail en la ventana de la habitación, estaba de espaldas. — ¿Aun sigues aqui?

— Sólo esperaba que despertaras.

— ¿Para que?

— Quiero saber como te sientes después de haber matado a nuestro hijo.

— ¿Qué diablos?

— Esto no fue como matar a alguien más, le quitaste la vida a alguien con tu sangre, un ser indefenso.

— Si tan sólo hubieras podido mantener tu maldito pene dentro de tus pantalones y no me hubieras sido infiel, nada de esto hubiera pasado.

— Tienes razón, es mejor que te quedes solo y con esto en tu conciencia, pensé que eras diferente Fei.

— Vete de aquí, no quiero volver a verte.

— Yo tampoco. — Después de decir eso, el rubio salió de la habitación.

Fei se sentía enojado, pero de pronto sintió que alguien lo agarraba de las manos.

— Fei, Fei despierta. — Se escuchaba a lo lejos.

Al fin pudo salir de aquel horrible sueño, pero volvió a sentirse enojado al ver que la persona que lo estaba sosteniendo era Mikhail. — Suéltame. — Dijo molesto.

— Lo siento, es que comenzaste a moverte mucho y podías lastimarte.

— ¿No dijiste que te ibas a ir?

— ¿Cuando dije eso?

Fei sintió una punzada en el vientre. — No te quiero aquí.

— Iré por el doctor, cuando me diga que estás bien, regresaré a Rusia. — Mikhail salió en busca del doctor, no tardó mucho en regresar.

— Fei ¿Como te sientes?

— Me duele el vientre y creo que tengo fiebre.

El médico le colocó un termómetro bajo el brazo a Fei y anotó algo en su expediente. — Todo salió bien Fei, pero tenemos que hablar sobre las consecuencias.

— ¿Consecuencias? Se supone que eso debe de decírmelo antes.

— No es nada grave.

— ¿Qué es entonces?

— El feto tenía sangre del papá obviamente, tu cuerpo genera un lazo con ese ADN, es cómo una marca y al terminar el embarazo antes de tiempo, ese lazo no se rompió por completo.

— ¿Que quiere decir?

— Necesito o más bien, tú vas a necesitar estar cerca del papá del feto, al menos la cuarentena.

— ¿Que? ¿Cuánto le pagó este idiota por decir eso?

— Yo no le pague nada, pero si desconfías, me iré ahora mismo. — Contestó el rubio.

— Vete.

— Gracias por todo doctor, lo dejo en sus manos. Fei lo siento por lo que te hice pasar, ahora mismo regresaré a Rusia y no tendrás que volver a verme. — El rubio tomó su chaqueta y salió de la habitación.

El médico tomó el termómetro. — Tienes un poco de fiebre, mandare a que te pongan medicamento. — El médico notó que Fei comenzaba a respirar más rápido. — ¿Fei te sientes bien?

— Siento una gran presión en el pecho, me duele.

— ¿Voy por Mikhail?

— Si.

El médico salió de prisa y alcanzó al rubio que esperaba el elevador. — Mikhail regresa, Fei se puso mal.

No tuvieron que decirlo dos veces, el rubio corrió a la habitación y entró. Fei estaba limpiando su rostro lloroso. — ¿Fei? — Fei estiró su brazo y Mikhail lo tomó para después abrazarlo. — Tranquilo, aquí estoy.

El Misterio de su AromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora