Capítulo 21

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Aquél día para Mikhail iba a ser como todos, despertar, bañarse, comer, trabajar, regresar a casa y dormir, pero ellos llegaron.

Estaba en uno de los clubs como siempre, trabajando, trabajaba en uno de los privados, por qué en ese club no tenía oficina. Ya casi era hora de irse cuando se encontró con algunos de sus ex's compañeros de fiesta.

— Mikhail, tienes varios meses que regresaste y no nos has llamado.

— Lo siento chicos, he estado muy ocupado.

— ¿Qué te parecería ir a divertirnos?

— Ya no puedo divertirme chicos.

— ¿Pasa algo? ¿Estas enfermo?

— Estoy en una relación.

— ¿Que? Deja de bromear así.

— Es real, estoy saliendo con alguien.

— ¿Conocemos a esa persona?

— Lo dudo mucho.

— Entonces vamos a beber algo.

— Sólo beber.

— Claro que si.

— Ok.

No supo cuando se descontrolo aquella fiesta y terminaron en su casa, bebiendo en la sala.

— Jefe, creo que ya es hora de que se retiren sus invitados. — Dijo Sasha.

— ¿Sasha? Ven a unirte con nosotros hace mucho que no te veíamos. — Dijo uno de los chicos y se colgó del cuello del mayor.

— Lo siento, estoy en servicio, sólo vine a ver al jefe.

— Relajate un poco Sasha, ven y toma un trago, te doy la salida si eso es lo que te preocupa. — Dijo Mikhail.

— Entonces me ire a dormir, recuerde que no le llamó al joven Feilong.

— ¿Quien es Feilong? — Preguntaron los chicos.

— Es mi pareja.

— ¿Lo conocemos?

— No.

— ¿Es apuesto?

— Es lo mas hermoso que jamás verás, como él no hay dos.

— Estas muy enamorado.

— Un poco.

Uno de los jóvenes sacó una pequeña botella de su pantalón y la abrió para después ponerla en su nariz. — Vamos a divertirnos Mikhail.

En ese momento el rubio pudo ver a aquellos chicos y chicas desnudandose, para sus ojos eran atractivos, pero algo olía horrible. — Algo huele mal.

— Nada huele mal. — Una de las chicas se acercó y le dió un beso al rubio, pero este no lo correspondió.

— Me duele la cabeza.

— Vamos a tu habitación.

Todos subieron las escaleras, Mikhail se dejó caer en la cama mientras los otros lo desnudaban. — ¿Por que no estás duro?

— No se ¿Seguros que no sienten ese olor?

— Algo anda mal con tu nariz, huele esto. — Le acercaron la botella, pero Mikhail la empujo.

— No me siento bien.

— Tal vez una mamada te anime. — Uno de los chicos tomó el miembro del rubio y comenzó a chuparlo, pero por mas que lo acariciaba, no pudo ponerlo duro.

El Misterio de su AromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora