Capítulo 2.

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Samuel se sentía un tanto extraño en el lugar. Hace tan sólo unos meses tomó la decisión de mudarse nuevamente a Karma para estudiar una carrera universitaria, la arquitectura era su pasión.

Aún estaba tratando de acostumbrarse a la nueva vida que llevaba y tratando de organizase. Pero en ningún momento se le pasó por la mente el hecho de reencontrarse con sus viejas amistades. Lo había pensado antes de regresar, pero lo descartó al recordar que se marchó sin decir una palabra, ¿la historia? Simplemente ocurrió en un receso escolar de Samuel; se encontraba de vacaciones en casa de su abuela junto con sus primos, sus padres siempre los dejaban con ella para esas fechas, pero justo en ese momento a su padre le asignaron un traslado a una ciudad 4 horas lejos de allí y debía ser lo antes posible, por lo que se encargaron de alistar todo: buscar un lugar donde vivir, empacar todo, contratar un servicio de mudanza, recoger a su hijo de casa de la abuela y marchar a su nuevo hogar. Por lo que no hubo despedidas.

Por esto, creía que sus viejas amistades se habían molestado y lo habían olvidado. Grata fue su sorpresa al saber lo contrario.

– ¿ósea que te mudaste solo? – preguntaba con curiosidad Guillermo ante el relato de su amigo.

– no exactamente. Sí me mudé lejos de mis padres pero no solo. Mi pareja también se mudó acá unos meses antes que yo. Solo que él vive con sus familiares y yo en un departamento cerca de aquí, aunque me halla mudado, mis padres aún siguen pendientes de mi y tratan de ayudarme, pero de todas maneras estoy trabajando en una pastelería en el centro de la ciudad para poder ayudarme con algo – relataba calmadamente su situación, sentía agradable el tener a alguien con quien conversar de su vida a parte de su pareja.

– ya veo, pero aun así es un cambio repentino – comento dando un sorbo a su bebida, una malteada de chocolate.

El tiempo pasó velozmente mientras seguían conversando alegremente de sus vidas, tanto así que les pareció tan solo un parpadeo cuando debía regresar a sus clases. Se dirigían de regreso, en una nueva conversación.

– por cierto, mañana va a haber una fiesta por el inicio de semestre, ¿te gustaría acompañarnos? Voy a ir con mis amigos de los que te comenté alguna vez – le proponía el albino a su amigo. Veía una buena oportunidad para pasar tiempo con el pelinegro y recuperar un poco el tiempo en que no se vieron.

– ¿tus vecinos? –

– ¡esos mismos! De hecho, el anfitrión es amigo de David y no creo que se moleste por que invite más personas – Guillermo conocía a los amigos del moreno y estaba completamente seguro de que sería bienvenido.

– mmm la verdad solo recuerdo al chico con el que fuiste a devolverme un cuaderno, ¿recuerdas? El de ojos esmeralda – decía recordando, viendo al cielo.

– ¡ah, Rubén! Pues él y David son muy majos, seguro les caerás bien, así que ¿qué dices? –

– te avisaré si decido ir – respondió amablemente esbozando una pequeña sonrisa.

Por ahora tenía mucho que pensar.


⭐⭐⭐


El día había transcurrido con normalidad. Al termino de clases Samuel se dispuso a ir a su trabajo, ya que, por su horario, solo podía cubrir turnos de medio día: unos en la mañana y otros en la tarde. Por lo que se mantuvo ocupado un buen tiempo. Al término de este fue directamente a su departamento, quería descansar. Aun así, se pensaba seriamente si ir a aquella fiesta que se llevaría a cabo al siguiente día. Su novio había estado ocupado últimamente con unos asuntos familiares y no podían pasar mucho tiempo juntos; eso para él significaba quedarse en casa solo y aburrido. Aunque estaba acostumbrado a ello. Él nunca ha sido una persona de tener muchas amistades, en el pasado las tuvo, pero se fueron alejando poco a poco sin una razón aparente. O eso al menos era lo que él creía.

Junto a ti, en otra vida | RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora