Final.

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Rubén movió lentamente una de sus extremidades, se sentía entumecido y le costaba mover un solo dedo de su mano. Como pudo, logró alzar completamente su mano derecha para dirigirla a la persona que se encontraba a su lado. Con sus dedos tocó suavemente el cabello azabache de aquella persona que añoraba, de aquella persona por la que su corazón latía, de quién se enamoró en un pasado y se volvió a enamorar en su futuro, de él y solo él.

Sintiendo el suave toque en su cabeza, Samuel abrió lentamente los ojos para llevarse una grata sorpresa. Rubén estaba despierto y viéndolo con la mirada más dulce del mundo. Sin pensarlo mucho, el pelinegro se arrojó a los brazos del contrario. Lo había extrañado, había extrañado a Rubén demasiado.

–Rub estás bien, estás despierto, por fin, por fin estás aquí de nuevo – El pelinegro hablaba sin soltar ni un segundo al peliblanco.

– claro Sam, después de todo te prometí que volveríamos a estar juntos y está ves con un final feliz – 


⭐⭐⭐


– ya está todo en orden, los papeles ya fueron autorizados, el doctor ya validó la salida; en unas horas podrás regresar a casa y descansar, pero recuerda que debes ir a la policía y hacer todos los trámites para que el caso no quede impune – Después de que el joven de ojos esmeralda despertara, se encontró con las visitas constantes de todos sus amigos, los numerosos chequeos de doctores, la atención de una enfermera (su madre) y la visita de varios policías. A Rubén le costó un poco procesar toda la información, pues no podía creer que la obsesión de una persona la llevara a actuar con demencia cometiendo un casi asesinato únicamente para tener de vuelta a la persona a la cual se negaba dejar ir.

Afortunadamente no había logrado realizar su cometido. Y, al final de todo, se había logrado atrapar a la persona que había hecho la vida de Samuel un infierno por algún tiempo; al acual el esperaban algunas demandas y años en una correccional. Se puede tomar como el Karma entrando en acción.

Pasaron los días, Rubén por fin había salido del hospital y se encontraba sano y salvo en la comodidad de su hogar. Retomando su vida cotidiana nuevamente después de todo el drama. Su hermana actuaba más protectora con él y su mamá, después de casi perder a su hijo, aprendió una valiosa lección que le había hecho recapacitar varios aspectos en su vida; si bien, un cambio no se podía lograr de un día para el otro, al menos estaba poniendo de su parte para intentar cambiar poco a poco las cosas y enmendar los errores que había cometido, se prometió a sí misma no ser una madre ausente nunca más.

Sus amigos se volvieron más atentos las primeras semanas de la salida de Rubén del hospital, tan solo las primeras semanas; luego volvieron a ser los mismo de siempre. Era bombardeado de llamadas y mensajes de texto; visitas inesperadas y salidas a algún lugar; incluso le llevaban sus golosinas y comidas favoritas cuando iban a verlo. Todo para que se sintiera mejor. Por ello, el peliblanco estaba agradecido con ellos por mostrarle su afecto (a su manera).

Y finalmente Samuel.

Gracias a esa terrible experiencia, había logrado recordar algo crucialmente importante. Todos los sueños aleatorios que había estado teniendo sobre él y alguien parecido a Samuel, resultaron ser fragmentos de una vivencia pasada. Rubén nunca les prestó la debida atención, de haberlo hecho, tal vez hubiera logrado hallar la misma respuesta a esos sueños sin la necesidad de haber tenido que casi morir para saber de qué se trataba.

Quizás, con eso, se hubiera logrado evitar el ataque hacia él, evitando el susto y el miedo que tuvieron que atravesar todos al pensar que tal vez moriría. 

Aunque claro, eso ya era soñar demasiado.

En todo caso, estaba feliz de que las cosas resultaran bien al final, y de que, por fin, tanto el cómo Samuel podrían estar en paz y juntos, como siempre habían deseado.

– ¡mira Rub, una estrella fugaz! – señalaba con su dedo índice en pelinegro, acostado en medio de muchos cobertores y almohadas, en el suelo de una amplia terraza (más específicamente de la casa de Manuel), rodeado por los brazos del amor de su vida, el joven de ojos esmeralda quien sostenía al pelinegro como si fuera la cosa más delicada y hermosa del mundo – ¡vamos! Hay que pedir un deseo –

– no hay necesidad – contestó el peliblanco acercándose lentamente al rostro del contrario – todo lo que había deseado ya lo tengo justo delante de mis ojos; con eso ya soy feliz – y con eso, unió sus labios con los de su pareja en un tierno beso que expresaba el amor que se tenían el uno por el otro, y que sería así por el resto de sus vidas.  


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y hemos llegado al final!

Lamento mucho si el final en si parece algo apresurado, batallé mucho en como darle un final a esta historia y decidí dejarlo de esta manera, la mayoria de las cosas que planteé se despejaron en capitulos anteriores (al menos varias), así que sentí que escribir de más sobraría.

Muchas gracias por seguir esta historia hasta aquí, este proyecto empezó un día en mi habitación mientras me queria desahogar de malos ratos en mi vida, y al final terminé construyendo toda una historia que, a su vez, me sirvió en gran parte de consuelo. Varios de los relatos con respecto a la vida de Samuel, no todos, son reflejos de experiencias por las que pasé y no le deseo a absolutamente nadie.

Somo valiosos y perfectos a nuestra manera; no estamos obligados a estar con nadie que no queramos y nadie debería chantajearnos y hacernos sentir mal solo por querer tenernos.

En fin, muchas gracias enserio, espero que hayas disfrutado esta historia así como yo disfrute el escribirla 😊

Junto a ti, en otra vida | RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora