Capítulo 27.

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Sus lágrimas caían. Se abrazaba a sí mismo mientras corría sin un rumbo definido. La escena que presenció rompió completamente su corazón.

Le costaba creerlo, pero debía asimilarlo.

En el fondo sabía que el amor entre los dos había terminado hace mucho tiempo. Tan solo que se reusaba a creerlo.

Nicolas fue su primer amor, su primer novio, su primer todo. Samuel siempre dio todo de sí para hacerlo feliz, entregó completamente su corazón.

Pero no fue suficiente.

Cada palabra, cada gesto, cada acto, cada lágrima; todo le perteneció a él. Entendía que su vida fue complicada y por eso trató de ayudarlo, desgastándose física y emocionalmente por ser el apoyo que él necesitaba.

Pero él se refugió en los brazos de otra persona.

Sin previo aviso, sin importarle el daño que causaría. Se cansó de seguir jugando a ser el héroe de Samuel y probó otro rumbo. Lo que no notaba es que en realidad no era él el héroe; nunca lo fue. Tan solo fue un lobo aprovechándose de la oveja. Pues quien ama nunca se cansa de la compañía; disfruta de esta. Quien ama nunca impone sus reglas; siempre respeta y aconseja. Quien ama nunca obliga a la otra persona a cambiar; la acepta tal y como es.

Porque lo que creía que era amor, en realidad era obsesión.

Y eso a Samuel le costó verlo. Las actitudes de su ex pareja no eran sanas, nunca lo fueron. Pero el miedo a estar solo y a que nadie lo quisiera siempre lo dominaban; pues según Nicolás, nadie nunca lo amaría como él lo amaba, nadie nunca caminaría bajo una tormenta solo por él. Porque sabía que por su baja estima creería fácilmente en esas palabras que "mostraban su realidad".

Una mentira barata.

Mentira tras mentira fue calando en su piel, en su ser. Ahora lo veía y dolía. Sus lágrimas caían en abundancia. El vacío empezaba a dominarlo. Su corazón ardía, su interior quemaba. Corría y corría en busca de algo que lo calmara. No le importaba las personas que lo miraban, o la hora que marcaba el reloj. Llegó a un mirador cayendo de rodillas al suelo.

Y gritó. Desde lo más profundo de su corazón, gritó.

Un grito tan desgarrador y tan fuerte, que retumbaba en el lugar. Lloraba, lloraba por todo el dolor que sentía en su interior, por todo lo que tuvo que soportar, por todo lo que entregó y se le pisoteó, por todo lo que fue para simplemente ser reemplazado.

Lloraba sin parar en aquel sitio. En el silencio del lugar solo se podía escuchar su lamento. Solo estaba él en ese momento, o eso creía.

De repente, unos brazos lo rodearon por su espalda. Una mano se posó en su cabello y, con un movimiento delicado, guio su cabeza sobre un pecho ajeno.

Un olor a chocolate lo inundó.

Era relajante, embriagante. Sin apartar su cabeza de aquel pecho. Sin dejar de abrazar con fuerza a esa persona. Desahogó todo lo que había callado su corazón por años. Liberó todo el dolor reprimido. Lloró hasta que sus lágrimas dejaron de caer. Sin decir una palabra.

Los minutos pasaron hasta que al fin pudo respirar con algo de tranquilidad. Lentamente se separó y vio a la persona que se había ofrecido a tratar de calmar su dolor; aunque en el fondo ya sabía de quien se trataba. Cabello platinado teñido desordenado por correr, ojos esmeraldas que expresaban todo el cariño desde lo más profundo de su corazón.

Sus miradas se conectaron.

La armonía reinó. La calma se apoderó del lugar y la tranquilidad se podía respirar en el ambiente. Se sentían a gusto con la compañía del otro.

Con un beso en su frente y nuevo abrazó, el oji esmeralda le expresó todo el apoyo con el que podía contar; porque no lo iba a dejar solo, y eso Samuel lo agradecía profundamente. Porque solo con ese gesto demostraba que las palabras dañinas marcadas en su corazón tan solo eran una mentira. Pues el mundo no lo odiaba, y él tampoco debía hacerlo. 


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Aquí termino con el mini maratón 😊

este cap es más cortito, pero me quede a gusto con lo que salió 

Gracias por leer :3 y espero que les haya gustado <3

Junto a ti, en otra vida | RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora