Capítulo 25.

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– mi niño, ¿por qué estás tan alterado? – preguntó Raúl con bastante preocupación; era muy raro ver a Luzu molesto, demasiado; y cada vez que lo veía de esa manera, prefería esconderse hasta que el enojo se le pasara.

El castaño suspiró, y seguidamente, le contó al moreno los puntos más importantes de la historia que horas antes le había contado Samuel. No lo hizo por el hecho de andar chismeando problemas ajenos, lo hizo por que debía poner en contexto a su amigo si querían realizar el plan que venían ideando cuanto antes.

Raúl, al momento de enterarse de todo, no dudo ni un momento en ayudar al castaño con lo que querían hacer. Pero para ello, necesitarían la ayuda de Manuel y Miguel; por lo que, se puso en contacto con el primero, cobrándole uno de los tantos favores que este le debía.

– ¿eh? ¿para qué quieres que le pregunte a Nicolás si va a salir con Alexa? – preguntaba Manuel al otro lado de la línea, de fondo se podía escuchar a Miguel quejándose.

– Mira gorrino, no puedo darte detalles aun, pero es importante que nos hagas este favor –

– ¿nos? Hablas de ti y tu noviesito – se burló el pelirrojo.

– ¡QUE NO...! - pensaba revirar, pero prefirió contenerse – como sea, solo queremos saber cuándo saldrá y donde estarán, cuento contigo ¿vale?, que aún me debes muchos favores –

– ... eres un cabronazo, pero vale, apenas sepa algo te haré saber – con esto, finalizó la llamada.

El castaño y el moreno se vieron entre sí, con algo de preocupación, pero a la vez un cierto alivio; si las cosas salían como ellos habían planeado, el ojiazul tenía la certeza de que, con eso, Samuel tendría los suficientes motivos y el suficiente valor para terminar con esa relación que lo estaba atormentando. No pretendía hacerlo sufrir, aunque sabía que eso sucedería; pero estaba consciente de que el pelinegro necesitaba un empujón para al fin poder hacer todo aquello que lo aterraba.


⭐⭐⭐


El descanso había terminado. Rubén junto a sus amigos se encontraban en la universidad. Un día a la semana ellos veían clases en ambas jornadas, teniendo como recompensación que los días viernes no debían asistir a ninguna clase. Por lo que, en ese momento se dirigían a su próxima clase. Del salón que les correspondía, veían a un grupo de gente de la clase anterior salir, entre ellos, el pelinegro junto al castaño. Con una enorme sonrisa en sus rostros, los tres se acercaron a ellos, pero cuando vieron al de ojos amatistas, esta desapareció.

– ... ¿Qué te pasó Sam? – preguntó bastante preocupado el albino, pues su amigo se encontraba con un moretones en su rostro, intentando ser cubierto por maquillaje.

– no es nada, solo me tropecé y caí – mintió, y era bastante evidente.

– Eso no parece una simple caída – El de ojos esmeralda frunció el ceño y clavó su mirada en el pelinegro – te golpearon, ¿verdad? – preguntó.

Samuel guardo silencio por un momento, la mira intensa del peliblanco lograba ponerlo bastante nervioso. Desvió su mirada. No siguió mintiendo, asintió con su cabeza en confirmación a la pregunta.

– fue tu novio, ¿verdad? – Una corazonada le decía a Rubén que el responsable se trataba de la pareja del pelinegro, y no se equivocaba, pues este mismo lo confirmó asintiendo nuevamente.

– pero fue mi culpa... – agregó el pelinegro.

Solo eso bastó para que la irá dominara al de ojos esmeralda que, sin aguantar más, se retiró del lugar a pasos apresurados importándole poco su siguiente clase. Se sentía demasiado impotente, le dolía imaginar que alguien fuera capaz de hacerle un daño así a Samuel; pues para él, el pelinegro es un ser frágil y solo le provoca cuidarlo.

Junto a ti, en otra vida | RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora