Capítulo 16.

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[ Hago un pequeño aviso de que este capítulo involucra una situación de maltrato físico. ]


En la llegada de las vacaciones, Samuel había decidido ir a su antigua ciudad a visitar a sus progenitores. Era algo que ya había planeado con su pareja y ya tenía todo organizado para su viaje: un reemplazo en su trabajo, el alquiler del departamento pagado para dejar sus cosas allí y asegurarse de seguir teniendo un hogar en su regreso, y una grata despedida de todos sus amigos. Porque sorprendentemente, en ese corto tiempo que había permanecido allí había logrado forjar alguna que otra amistad y eso le agradaba muchísimo. Su vida volvía a tomar algo de sentido.

Las primeras semanas de sus vacaciones transcurrieron normal. Compartía tiempo con sus padres, salía con su pareja, se entretenía viendo alguna serie en Netflix y conversaba muy seguido con sus amigos por chat. Aunque debía admitir que con quién más hablaba era el peliblanco de ojos esmeralda. Este se había ganado su cariño en poco tiempo, pues siempre era amable y dulce con él; siempre tenían algo nuevo de que conversar, por lo que podían pasar horas y horas hablando de cualquier cosa y no se aburrirían. Era de esas amistades que tomaba poco tiempo en tener confianza y siempre se divertía.

No podía estar más feliz. Por primera vez en su vida sentía que su vida valía la pena. Tenía una pareja, tenía amistades, tenía a sus padres con él, estaba estudiando la profesión que quería, ¿Qué más podía pedir?

Pero como siempre, la felicidad no duró por mucho tiempo.

Casi finalizando sus vacaciones, un día se encontraba con su pareja viendo una película. Estaban solos en su casa, pues sus padres se encontraban trabajando. A mitad de la película, Samuel se dirigió al baño dejando su celular sobre el sofá en el que se encontraban.

Grave error.

El celular sonó en señal de que nuevos mensajes se habían recibido. Nicolás lo tomó y en la vista previa pudo ver quién le había escrito y qué le había escrito. Amarga fue su sorpresa al leer un mensaje que decía "vale, ten un hermoso día <3" de un tal Rubén quien en su foto de perfil se podía notar claramente que se trataba del peliteñido al que le había prohibido acercarse. La ira dominó a Nicolás quien espero a que su pareja se desocupara para hacerle reclamo.

Una fuerte discusión sonó por todo el hogar. Nicolás le gritaba a Samuel por el hecho de mantener una conversación con Rubén. "Te dije que te alejaras de ese tipo", "no quiere nada bueno para ti", "solo quiere acostarse contigo", eran las frases que más sonaban entre todos los gritos. ¿Cómo podía Nicolás estar tan seguro de todo eso? No lo estaba, solo buscaba asustar a su pareja. Pues debía demostrarle que lo estaba protegiendo.

¿lo estaba protegiendo? No, claro que no.

En algún punto de la discusión, la situación pasó a mayores. En un arrebato de ira, Nicolás terminó golpeando a Samuel en su rostro. Ambos se alarmaron y pararon la discusión, pues el castaño jamás había golpeado a su pareja, hasta ahora.

Samuel lloró por lo que acababa de pasar. El miedo lo había dominado. Su pareja le pidió perdón en innumerables veces por lo que había hecho, pues era algo que no planeaba hacer. El pelinegro con la cabeza agachada tan solo le respondió que estaba bien y no había problema, lo perdonó. Otro terrible error.

Por qué quien perdona una vez un acto de violencia por parte de la otra persona, se arriesga a seguir recibiendo el mismo trato en más ocasiones; pues de todas maneras será perdonado cuando se repitan. Con esto en mente, a Nicolás le importó poco seguir repitiendo este mismo hecho ante cualquier situación. Al principio solo era de vez en cuando, pero con el tiempo se hacía más frecuente.

La última gota había caído y el vaso estaba por rebosar.  


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1/3

Hola! Esta vez vengo con un pequeño maratón de 3 capítulos seguidos por el retraso en actualizar 😅

Espero les gusten <3 

Junto a ti, en otra vida | RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora