capitulo 24

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Lenna POV

Me acerco al mustang aun con la rubia a mi lado, y solo cuando llego hasta el coche, dejo que ella se suelte de mi.

-¿Estas bien? - digo mirando a la chica.

Ella solo se gira hacia mi, con una de esas mirada perdidas.

-S-si... supongo...y-yo... - balbucea.

Me rio bajito entre dientes , mientras la ayudo a subir al coche.

- Mi nombre es Lenna. Al resto ya los conoceras despues. - digo quitandole mechones de la frente. - ahora estais a salvo. Asique descansad. Cualquier cosa, Melinda - digo señalandola en el asiento del conductor - tiene un Walkie que comunica con los otros dos coches, nos lo decis, ¿De acuerdo?

Ella me mira durante unos instantes, dudosa, pero finalmente asiente.

- Gracias...por arriesgaros por nosotros... - dice mientras abraza al niño pequeño.

- De nada.Ahora descansad, aun nos queda una hora de viaje.

Cierro la puerta del Mustang y camino hasta el Jeep. Todos estan ya en sus asientos, menos Aaron, quien esta apoyado en la puerta del conductor del Jeep, y me mira con el cejo fruncido.

- ¿Siempre sera asi? - dice molesto.

-¿El que ? - digo intentando hacerme la loca.

- Que seas una imprudente, y hagas locuras como la de antes... - su ceño se frunce aun mas.

- oh si - digo divertida. - Y no intentes cambiarlo Aaron.

- Entonces tendre que comprarte una correa - dice ahora sonriendo el.

Yo abro la boca pero las palabras simplemente no salen. Esa frase, tiene tantos dobles sentidos para mi, que no se ni como responderle.

Y Aaron parece haberlo notado, porque me da una sonrisa triunfal, y se gira, abriendo la puerta del coche, para subirse y cerrarla tras el.

- Idiota - murmuro para mi, mientras subo de nuevo al coche, y aun con las mejillas rojas.

Paso por encima de los chicos, y me siento en el borde de la trampilla que tiene el coche para la torreta. Golpeo dos veces el techo, y espero a que Aaron arranque el vehiculo.

(...)

He perdido la nocion del tiempo. Desconozco cuanto llevamos conduciendo por la ciudad, pero tampoco me importa mucho la verdad.

Todo a nuestro alrededor se ve tranquilo, como si la ciudad entera durmiera. De vez en cuando, algunos caminantes se asoman a nuestro paso, atraidos por el ruido de los coches, pero nada que no arreglemos con un par de disparos.

Y antes de que nos demos cuenta, el olor a salitre, y a agua de mar, llega hasta nosotros.


Oribion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora