Palabras encantadas

437 56 13
                                    

Resultaba increíble el hecho de estar sentado en aquella alberca mirando la quieta agua bajos sus pies mientras el mismo chico de un día antes estaba sentado junto a él.

YoungJae aún no podía creer que enserio mantenía una conversación con JaeBeom que no se tratara de llevar toallas o cambiar las sábanas de la cama.
El chico era simplemente increíble.

Y muy listo a su parecer.

-¿Ya vas a decirme tu edad?, enserio quiero saber que tan mal esta yendo esto, YoungJae.

-Tengo 20 años, joven Lim. Estoy estudiando el segundo año de la Universidad.

Pará YoungJae no pasó desapercibido el brillo juguetón que abordó los ojos de JaeBeom en el instante en que edad brotó de sus labios.

Él, desde luego sabía que JaeBeom tenía más 25 años. Lo sabía por su investigación exhaustiva sobre el chico que hacía donaciones muy seguido era su modelo a seguir. El hijo Lim era todo lo que YoungJae deseaba ser.

-No eres tan menor como creí. - dijo sonriendo y moviendo sus pies dentro de la fría, pero reconfortante agua. - solo te llevó 7 años.

-Lo sé, alguien como usted no pasó desapercibido en ningún lado. Todo mundo conoce a quien dona hasta un dólar con tal de ver bien a los niños sin hogar.

-No quiero hablar de eso en este momento, YoungJae. Mi vida de negocios y la personal son dos cosas que no quiero mezclar contigo.

Y si, su corazón ya estaba latiendo eufórico de sólo escucharlo hablar y decir aquello. Porque no era cualquiera quien se lo decía, era Lim JaeBeom quién lo miraba fijamente y decía todo aquello.

YoungJae no podía estar más feliz y emocionado en ese momento. Quería brincar y correr por todo el hotel hasta que se cansara. Gritar hasta que la garganta no le diera para más y sonreír hasta que sus mejillas doliera.

Esa noche no estaba siendo como él creyó cuando se levantó de la cama por no poder dormir, estaba siendo mucho mejor y la verdad, no quería que acabará nunca.
Porque momento como ese no se daban dos veces en la vida.

-Hablar conmigo te cuesta mucho, ¿verdad?, ¿por qué?, solo soy un chico más, YoungJae. Un poco mayor que tu, pero igual un chico.

-No es muy común que un huésped de su posición económica quiera hablar con alguien del servicio, joven Lim.

-Pero tú no eres cualquier chico del servicio, Jae, eres el hijo del dueño, ¿no? - preguntó haciendo que YoungJae lo mirará. - dime una cosa, ¿por qué te dejas pisar por los demás?, eres lindo y tu papá es rico. No encuentro la razón.

Okay, JaeBeom lo estaba tocando y él no tenía tiempo para pensar en algo coherente por el momento. Solo estaba concentrado en sentir la suave piel de los dedos del mayor en su barbilla.

Cualquier pensamiento que le decía que mirarlo así estaba mal, se quedaba guardado en un rincón muy apartado de su cabeza, ignorandolo por completo. No tenía tiempo para eso, era mejor y más gratificante mirar los bellos ojos cafés de JaeBeom.

Y hubiese seguido así si tan solo el mayor no lo hubiese soltado.

-No entiendo porque las personas son así. No por tener más dinero que otros quiere decir que puedes humillar. Solo mirate, tu papá es rico y sin embargo tu trabajas para conseguir tu propio dinero y...

-No es tan malo si tus padres te acostumbran a ser humilde desde niño. Cosa que los padres ricos no hacen con sus hijos y no digo que sea el caso de usted, pero si el de muchos.

-Enserio que cada día me sorprendes más. Desde que te vi supe que eras diferente, YoungJae. Tienes algo que no comprendo y que hace pensar en ti todo el día, ¿puedes explicarme que es?

-No sabría decirle que es. Solo soy yo, un chico de 20 años que estudia administración en la Universidad de Seúl y que por las vacaciones trabaja en el Gravity Hotel para poder tener dinero extra.

Elevó sus hombros sin importancia. Tenía más de tres años haciéndolo de ese modo, estudiando y trabajando.
Era gratificante el sentimiento cuando lograba juntar el sufiente dinero como para comprar un celular nuevo o ropa de su gusto sin que su papá se lo diera.

Ahora, lo único que agradecía mucho, era el hecho de no haberse ido a Estados Unidos con sus amigos porque entonces no hubiese conocido al chico que lo miraba admirado.

Los ojos brillantes y puestos en él.

De pronto, y no supo en qué momento, las ganas de besarlo se hicieron presentes en él. Quería probar la experiencia de esos labios rojizos y saber su sabor. Sentir como sería besar por primera vez.

Involuntariamente se lamio los labios, delirando en el proceso. Quien sabe, tal vez pudo decirlo y quedar como un tonto, pero no lo hizo. No lo haría.

En vez de eso, se levantó de su lugar, notando como el mayor lo miraba confundido. Era hora de regresar a la realidad y esa era una en la que YoungJae simplemente se encargaba de atenderlo.

-Debo irme. Fue muy gratificante pasar tiempo con usted, pero mañana tengo trabajo.

-Supongo que ya es tarde, ¿te veré mañana?, aún quiero saber mas de ti.

-Quizás. Por el momento solo diré, buenas noches JaeBeom hyung.

Y se alejo yendo directo a su habitación, dejando a un JaeBeom sonriente.

Gravity HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora