YoungJae no podía estar más feliz de lo que ahora mismo se encontraba por estar hablando con Park JinYoung sobre sus obras pasadas. Los lugares que había visitado para inspirarse y las miles y miles de fotos que alguna vez tomó en sus ratos libre.
Habían estado caminando por la exhibición desde que JinYoung lo encontró en el salón del Sol, porque así lo había llamado, junto a los demás. YoungJae creía que escucharlo hablar de lo que mas amaba era como ver a un niño pequeño jugar con sus carrito. El mayor se veía tan feliz y entusiasmado que YoungJae sonreía incluso más que otros días.
Las intenciones de pasear a YoungJae por todo el lugar, eran para que los invitados especiales lo vieran. Supieran que gracias a ese niño, su galería era un éxito inminente. Porque el niño a su lado se veía increíblemente feliz. Porque YoungJae era la causa de eso y porque quizás, sólo quizás, había mentido antes, diciendo que el joven era mas que un amigo para el artista.
JaeBeom por su lado, intentaba no acercarse a ellos y llevarse lejos a YoungJae. No podía ver cómo el mayor lo agarraba de las manos o como le hacía cariños en los brazos y el cabello mientras Choi simplemente sonreía. Los celos lo estaba matando y todos podía notarlo.
Salvo el que los estaba ocasionando.
-Ya bajale, es el artista que más le gusta, ¿sabes, siquiera, cuanto tiempo pasó desde la última vez que pudo venir? YoungJae ama sus trabajos casi tanto como ama a Coco.
Quizás Jackson tenía razón en cuanto a que YoungJae admiraba demasiado al artista, pero eso no le daba el derecho a JinYoung de tocar de más a su ratito de sol inquieto.
JaeBeom debía calmarse para no hacer un escándalo frente a las cámaras que lo seguían incluso más que al artista. Debido a su ausencia en las presentaciones con su familia, todo estaban más interesados en saber las razones, que la exhibición en sí.
-Ven, vamos a que veas la habitación de Seúl. - Jackson lo jalo de la muñeca llevándolo lejos de aquellos dos.
YoungJae miró el gran cuarto en donde se encontraba. Había unas cuatro pinturas detalladas a la perfección. Sostenidas en aquella pared color blanco. Mirar el lugar era como mirar el cielo. Simplemente hermoso. Era más de lo que alguna vez imagino vería. Y todavía más porque el recorrido se lo estaba dando nada más y nada menos que el mismo artista.
No había nada mejor que eso.
-Esto es increíble. - sonrió mirando a su alrededor. - la última vez que pude venir a una exhibición, tenía trece años, pero eso ya lo sabe usted.
-Oh, por favor, ni me hables así, no soy tan mayor, solo seis años. Dime hyung. No va a molestarme viniendo de ti.
-Bueno, hyung esto es maravilloso. Gracias por incluirme en tu galería.
Las mejillas de YoungJae adquirieron un rojo leve cuando dijo aquello. JinYoung simplemente miraba.
-Cuando eras más pequeño, había un chico contigo, ¿quién era?
-¡Oh, sí! No lo sé, pero me ayudó a ver aquella obra del cerezo más de cerca. Fue muy amable al cargarme y luego en ayudarme a conseguir su autografo.
YoungJae reanudó la marcha cuando dijo aquello. Ahora, en verdad anhelaba volver a ver aquel sujeto que lo ayudó cuando era mas pequeño. Daría lo que fuera por poder darle las gracias y quizás un abrazo porque no encontraba otra cosa.
Ese chico que iba cubierto de todo.JinYoung lo siguió con el ceño fruncido. Aquel sujeto se había robado la atención de YoungJae otra vez.
-Entonces, ¿cuál te ha gustado más de esta exhibición? La vez pasada fue el gran árbol de cerezo.
La risita de YoungJae se escucho queda a su lado. Quizás el menor buscaba las palabras adecuadas para decidirse por una. Era demasiado difícil escoger cuando todo era maravilloso. Cuando todo desprendía diferente sensación. Cuando todo era increíblemente perfecto.
-No lo sé, todo es hermoso. Como todos los años. No podría decidir esta vez, hyung.
-Que lástima, pensaba regalartela con mi autógrafo.
-¿Qué? ¡¿En serio?!
El mayor asintió y YoungJae pensó en aquel cerezo de su niñez. Aquella obra que lo enamoro del trabajo de JinYoung y su sonrisa se hizo más grande. Tener ese pequeño pedazo del artista consigo iba a ser el mejor recuerdo de sus vacaciones en el Gravity...
¡JaeBeom!
-¡Ay no! - chillo cuando el nombre de JaeBeom hizo eco en su cabeza.
Se había emocionado tanto al mirar la exhibición que se olvidó por completo del mayor. Ahora quizás estaría enojado o quizás ya se hubiese ido. YoungJae quería encontrarlo pronto. Así que salió corriendo dejando a JinYoung con la boca abierta y mirándolo irse.
El menor regreso sobre sus pasos, pero no vio a ningún de los chicos que iba con él. Ni siquiera a Mark y sus nervios no pudiera ser más grandes al pensar que lo abandonaron ahí por ignorarlos. Camino de habitación en habitación por todo el lugar. Mirando a todos ahí.
Quizás debía llamarles.
Entonces dicidio entrar a la única habitación que le quedaba "Seúl" y corrió con JaeBeom cuando lo vio. Enredo sus brazos en el cuerpo del mayor tomándolo por sorpresa. YoungJae inhalo el aroma de su mayor y sonrió feliz. JaeBeom olía muy bien.
-Hola. - dijo el mayor sonriendo.
-Lo siento. - respondió YoungJae aún sin soltarlo. - me emocioné tanto que olvidé que estaban conmigo.
-Esta bien, nosotros entendemos, sunshine.
YoungJae le sonrió y luego dejó un pequeño beso en las mejillas del mayor. JaeBeom lo miró y lo abrazo igual. Uniendo sus dedos en el proceso. Sus amigos les tomaron fotos disimuladamente y luego las burlas los compañaron. Pero que importaba si ellos estaba felices así. YoungJae amaba el arte, pero amaba más estar con sus amigos. Era algo que no podía tener comparación en lo absoluto.
Los amigos iban por encima de cualquier cosa o situación. Ni siquiera su artista favorito lograría que los dejara. Y ahora con JaeBeom cerca, mucho menos.
-¿Ya escogiste alguna obra? - preguntó el mayor mirándolo.
-Sí, quiero el árbol de cerezo de cuando tenía trece años.
-¿Esta esa pintura aquí?
YoungJae asintió sonriendo enormemente a la pregunta del mayor. Tomo su muñeca y lo guió hasta donde la pintura se encuentraba. Pequeña a comparación de la pared, pero hermosa en todo el sentido de la palabra.
-Esta pintura tiene mucho significado para mí. Ese año conocí a un chico que me ayudó dos veces y también es la obra que hizo me enamorará del arte. La quiero tener, hyung.
-La tendrás, nene. Lo prometo.