6 años después...
Septiembre.
YoungJae camino por el pasillo de aquella hermosa casa con mucha prisa, tenía menos de treinta minutos para llegar a donde JaeBeom se encontraba y él ni siquiera había terminado de arreglarse como era debido. Estaba más preocupado por lo que sus suegros podría decir de él o lo que el mismo mayor le dijera por llegar tarde otra vez.
La empresa cortaría el listón de inauguración para por fin abrir sus puertas oficialmente y YoungJae tenía que estar ahí temprano. Lo cual no iba a pasar porque todavía estaba su casa arreglandose la corbata y el saco. Pará un Administrador era una perdida enorme todo aquello.
Bajo las escaleras con las llaves y el saco en la mano, el celular en el pantalón y la urgencia de llegar al edificio de inmediato. Retiro los seguros del auto y menos de veinte minutos ya se encontraba estacionando el auto lo más cerca que podía. Bajo corriendo y apenas dio vuelta en la esquina, las cejas fruncidas de Mark lo recibieron. Detrás de él YuGyeom y Jackson. Los tres de brazos cruzados esperándolo.
YoungJae sonrió tímido, buscando una excusa de se demora y encontrando únicamente que de había quedado dormido. Otra vez. Es que resultaba difícil despertar al día siguiente si una noche antes JaeBeom le hacía el amor. Tenía que hablar con el mayor sobre eso. Parecía que lo todo era con intensión.
-Yo...
-¡Sí, sí! Te quedaste dormido, dime una cosa. - pidió Jackson parándose frente a él. - ¿que clase de Administrador eres tú que no sabes organizar tus horarios?
-¡Ya no importa! ¡Vamos! JaeBeom hyung esta esperando desde temprano.
YoungJae asintió dándole el teléfono y las llaves a Mark para luego alizarse el traje mientras Jackson le revisaba el cabello y el anillo sobre su dedo anular. Las mejillas del menor se incendiaron al recordar ese momento en su vida, tenían un poco más de 6 meses sin verse debido a un viaje inesperado del mayor, cuando se lo pidió y la respuesta había salido tan a prisa y eufórica que terminaron en el suelo del restaurante por la sorpresa. JaeBeom era increíblemente tierno y detallista en todo momento, siempre le consentia con lo que quería, aún si no se lo pedía.
Y aquella sorpresa había sido más que perfecta.
Fue empujado dentro de la empresa, por una entrada trasera, llevándolo a toda prisa hasta el recibidor donde JaeBeom, su hermana y los padre del mayor se encontraban. La señora Lim le sonrió cuando lo vio, mientras que el señor Lim elevaba una ceja en desacuerdo. YoungJae lo sabía, tenía prohibido volver a llegar a tarde, pero esta vez diría la verdad. Si es que con ella no mataba a alguien de un infarto.
-¿Ahora cual es tu excusa? - pregunto el padre sonriendo.
YoungJae se giro a mirar a JaeBeom con una ceja alzada al tiempo que lo señalaba. Su prometido sonrió atrayendolo a sus brazos y dándole un beso en los labios frente a todos. Las cámaras se alocaron cuando eso pasó, tomando fotos de los dos jóvenes que, además de inaugurar la empresa, se presentarían como prometidos oficialmente. Aún cuando ya todos lo sabían.
-JaeBeom hyung es el culpable esta vez, porque anoche...
-¡Porque anoche no coloque la alarma como era debido! - interrumpió el mayor tapandole la boca a su lindo y perfecto prometido.
-Como sea, cuando está empresa abra, ustedes serán responsables de ella y donde cualquier cosa salga mal, se las verán conmigo.
JaeBeom lo miro con una ceja alzada porque todos sabían que un administrador y un contador privado podía llevar de excelente forma cualquier empresa. Y más si eran esposos. Además de que YoungJae se había vuelto un poquito más tacaño que de costumbre, obligándolo a ahorrar más veces de las que quisiera y eso que JaeBeom tenía más de 30 años ya.