quince

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Un sonido tenue pero muy molesto me estaba molestando. Abrí los ojos lentamente y caí en la cuenta de que me dormí. Me estiré y bostecé todo lo necesario hasta despertarme del todo. Me voy a levantar del sillón cuando escucho ese mismo sonido del orto denuevo.

Miro a un costado y Trueno está durmiendo; con todo el cuerpo tirado en el brazo del sillón, y la boca abierta, la cual es la fuente de ese ruido que tanto me estaba molestando.

Agarré mi celular y le saqué una foto, por si algún día la necesito, ¿no? Después, me levanté lentamente para no despertarlo e ir a buscar mi celular, pero fallo en el intento porque el sofá se mueve cuando me levanto, lo que provoca que Mateo se despierte.

Sus ojitos chinitos estan hinchados y su carita se ve más tierna que nunca.

Pero qué digo. Se veo feo, feo. Horrible. Definitivamente no quiero llenarlo a besos ahora mismo.

⎯Hola ⎯me dijo, con la voz ronca más sexy del universo.

Le sonreí, aún de pie junto al sillón. Mientras se despereza, busco mi celular en la cocina. Son las 8.56 am. Paulina estaría orgullosa de que por primera vez en la vida me levanto tan temprano por mi cuenta propia, porque siempre me tiene que despertar ella y no termina bien la cosa cuando lo hace. No soy una persona muy mañanera.

Al pensar en mi manager, me pregunto dónde estará y salgo de la cocina para ir a su cuarto. Me parecía rarísimo que no estuviera levantada, gritándome o molestándome con trabajo. Entré a su cuarto y ví su cama tendida y ordenada, bien de Paulina. Pero ni rastro de ella.

Vuelvo al living, y recuerdo que tengo a un Trueno en mi sala, ahora sin remera por alguna razón, de espaldas a mí. No es el más musculoso del planeta, pero me estaba aguantando las ganas de caminar hasta él y comermelo enterito.

Puse mi mejor cara de indiferencia y fui hacia él, haciéndome la que no me moría por tirarme encima suyo.

⎯¿Qué hacés sin remera? ⎯le pregunto mirándolo desde el respaldo del sofá. Se gira hacía mí y me sonríe. Me muero.⎯ ¿Sos nudista ahora?

Se ríe y se acerca un poquito a mí, con su remera en la mano.

⎯Ya te gustaría, linda.

Ésta vez me río yo, aunque es cierto. Ya me gustaría.
Me giro y voy a la cocina para hacernos algo de comer. Sigo sin entender cómo es que terminamos en esta situación, donde mi mayor enemigo del momento se queda dormido en mi sillón después de ver una película de dibujitos.

⎯Sos re linda en las mañanas, me parece que me voy a mudar acá solo para verte cuando te despiertas ⎯gritó, desde el living.

⎯Pero qué olor a chamuyo ⎯le contesté, buscando comida en la heladera.

De repente, siento un par de manos en mi cintura, que me hacen enderezarme al instante y mi espalda choca contra un pecho caliente. Su aliento caliente en mi cuello, mientras sujeto el paquete de jamón con todas mis fuerzas con miedo que se me caiga.

⎯¿Quién lo iría a decir, no? ⎯murmuró en mi oído, pasando una de sus manos por mi brazo de arriba hacia abajo⎯. Que vos y yo dormiríamos juntos.

Rodé mis ojos y me dí vuelta, soltándome de su agarre para dejar el jamón empaquetado en la encimera de mi cocina.

⎯Caíste seco en mi sillón, tampoco te tires de ganador ⎯le dije burlona.

Me giré para armar los sanguchitos cuando sentí una de sus manos agarrar mi brazo, para darme la vuelta de un movimiento y dejarme encerrada contra la encimera. Mi sanguchito atrás, listo para ser morfado.

⎯¿Quién dice que no pasó algo más?

Su mano subió hasta la altura de mi cabeza y acarició mi cachete, acercándose cada vez más a mí.

⎯¿Me vas a decir que no te hubiera gustado que algo pasara? ⎯me susurró en el oído, rozando sus labios contra mi mandíbula.

Le iba a contestar y a decirle que me comiera la boca de una, cuando la puerta del departamento se abrió de par en par y una Paulina llena de bolsas apareció en el umbral.

⎯¡¿Otra vez ustedes dos?! ⎯exclamó cansada, cerrando la puerta con el pie
⎯. Cojan de una vez pero en el cuarto, no en el medio de la sala.

Trueno se separó de mí riéndose y le agarró una de las bolsas, yo aproveché y me giré para seguir armando mis sanguches porque me estaba muriendo de hambre.

Debería sacarle fotos y exponerlo nuevamente en Twitter poniendo: "rapero famoso ayuda con las compras. Sorprendente. Nunca antes visto."

Finalicé con mi preparación y mientras me metía uno a la boca, observaba la escena divertida.
Paulina tratando de meter todo los víveres en sus respectivos lugares y al mismo tiempo, tratando de que 1) Trueno deje todo en su lugar y ordenado, y 2) no se coma nada, pero fallando en el intento, ya que todo era un caos por culpa del lindo chico en mi cocina.

El morocho se hartó de molestar a mi amiga y se giró hacia mí. Se puso la remera sin romper el contacto visual conmigo y me guiñó un ojo cuando terminó.

⎯Bueno ⎯dijo pasando lentamente por mi lado⎯, me tengo que ir. El estudio me llama.

Paulina se gira para mirarnos a nosotros dos y con la boca llena de un cucharón de Nutella, justo lo que segundos atrás le estaba prohibiendo comer a Trueno, dice:

⎯Es justo a donde íbamos a ir con Mara después de desayunar. ¿No querés quedarte a desayunar e ir con nosotras?

Una sonrisa del gato de Alicia en el País de las Maravillas apareció en la cara de Trueno.

Y así es como terminé conviviendo con mi archienemigo por casi diez horas. Y por alguna extraña razón, no me desagradaba en absoluto.

Necesito ayuda. No puede ser que me guste pasar tiempo con él. Realmente necesito ayuda, urgente.

𝙏𝙍𝘼𝙋𝙋𝙀𝙍; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora