tres

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Paulina me señaló con el tenedor de plástico, que tenía un pedazo de ensalada, con el que estaba comiendo. Tenía una expresión de molestia en su cara, como cuando algún reclamo se le venía a la cabeza.

—Pero re desubicado el nene, ¿no?

Me reí, y seguí comiendo mi pizza. Agarré mi celular, esperando a que Paulina se callara y se comiera su ensalada de mierda. Desde el encuentro de ayer con Trueno, no había parado de hablar del tema.

—Igual —siguió hablando, con la boca llena de lechuga—, yo sé que estabas chochasa vos.

Me señalé a mí misma con cara de incrédula. ¿Pero qué dice ésta payasa?

—Calláte, estúpida.

Paulina se rió y se metió un buche de agua de una botellita.

—¿Y en qué quedaron al final con el pibe éste? —me preguntó.

La miré cansada y suspiré, bajando la pizza al plato.

—Nada, lo que vos viste ayer. Me dijo que se tenía que ir, se despidió y listo.

El mesero que nos había atendido, pasó por nuestra mesa y nos preguntó cómo estábamos. Le mostré mi dedo pulgar con una sonrisa, y asintió satisfecho.

Habíamos venido a almorzar a un restaurante del centro de Buenos Aires, que tenía mesas para estar afuera, ya que llevábamos tres semanas comiendo de delivery y justo andábamos a la pasada.

—¿Pero no te habló por Instagram o algo? —preguntó Pauli, después de haber tragado una bola de lechuga condimentada.

Negué con mi cabeza, porque tenía la boca llena. Cuando tragué, me limpié con una servilleta.

—Ni siquiera me sigue, Pau. ¿Podemos hablar de otra cosa? Me tenés podrida con el flaco éste.

Paulina se rió y me tiró una bola de servilleta que había hecho anteriormente, y terminamos de almorzar. Pagamos y pedimos un Uber para ir al estudio, una vez más.

Al llegar, saludamos a todos y convocamos a los productores a la sala. Tenía que darle los últimos toques finales a mi EP, que iba a salir en poquito tiempo, y necesitaba revisar todo con los expertos del sonido.

—Me parece que a éste track le hace falta un poco mas de mix —dije, señalando en la compu una sección de una grabación ya producida.

Me pidieron que la reproducieramos y después los productores me dieron la razón.

—¿Anduviste aprendiendo, no? —me preguntó Tomás, mi producer favorito.

Asentí riéndome. Paula lo confirmó con un suspiró y rodó los ojos exagerando, para seguir escribiendo en su celular. Nos reímos todos y seguimos arreglando un par de cosas.

—¿Y éste archivo qué es, Mara? —me preguntaron y me acerqué a la compu para ver.

Era un archivo sin nombre y no se me ocurría qué podía ser. Lo reproducí y al instante me acordé. Era la improvisación acapella de la otra vez,
a la cual no le dí mucho corte. Todos nos quedamos en silencio, escuchando el audio sin editar.

—Yo voto para que lo metamos al EP —se metió Pau, sonriendo emocionada.

Me reí y negué con mi cabeza.
Ya estaba pronto el EP, no quería sumarle nada nuevo.

¿Vieron cuándo hacen algo que parece que si le cambian o agregan algo se va a arruinar? Bueno, así me sentía acerca de ésto. Quería dejarlo como estaba para no cagarla.

—No sé, Pau, no pinta nada ahí.

Pero mis productores me llevaron la contra e insistieron en meterlo en mi pequeñito proyecto. Estuvimos debatiendo como meterlo, si lo íbamos a agregar a alguna canción ya hecha o lo íbamos a dejar por sí solo.

𝙏𝙍𝘼𝙋𝙋𝙀𝙍; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora