veintisiete

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Un celular no dejaba de sonar y sonar, haciéndome levantar la cabeza de la almohada para ver de quién era el celular.

Resulta que era el mío, y la persona que me estaba llamando no era nadie más que Paulina, claro. La única que me rompía los quinotos a las nueve de la mañana no era nadie más que mi manager.

⎯ ¿Qué mierda querés, Paulina? ⎯ le pregunté con la voz ronca, importandome muy poco si despertaba a Mateo o no.

Se escuchó una risa desde el otro lado de la línea y eso me hizo enojar más todavía.

⎯ Buenos días para vos también ⎯ contestó⎯ . Pensé que si te la ponía tu noviecito estarías de buen humor hoy.

Fruncí el ceño, aguantandome las ganas de ir a buscarla para matarla a piñas.

No me la había puesto, no. Pero no tenía nada que ver.

Miré al lado mío y ví a Mateo durmiendo como un angelito boca abajo, con los brazos bajo la almohada. Y sin remera, eso era lo mejor.

⎯ ¿Me vas a decir qué mierda querés?

⎯ A la una salimos para La Plata. Tenés que estar acá a las doce más tardar.

Suspiré tirándome hacia atrás en la cama.

⎯ ¿Y me tenías que llamar a las nueve de la mañana para eso?

Otra risa se escuchó y le terminé cortando la llamada. Era una tarada irritante cuando quería.

Sentí la cama moverse y al girarme, los ojitos achinados de mi novio me miraban.

⎯ Hola ⎯ le sonreí.

⎯ Hola ⎯ me dijo contra la almohada.

Me acosté mirándolo a la cara y acaricié su cabeza delicadamente, tratando de hacerle mimos.

⎯ ¿Te llamó Paulina?

Asentí abrazándolo.

⎯ ¿Y qué quería?

⎯ Joder ⎯ le contesté y nos reímos.⎯  También quería avisarme que a las doce tengo que ir para el micro, porque nos vamos a La Plata.

Su carita dormida se puso seria de repente.

⎯ No voy a poder a verte ⎯ dijo visiblemente triste⎯ . Quedé en terminar la última canción del álbum hoy.

Aunque me ponía triste saber que él no estaría para verme, lo entendía y no quería hacerle sentir peor. El trabajo era importante y yo era consciente de que él trabaja mucho siempre.

Como la llamada me había despertado del todo, preparé el desayuno y traté de pasar el mayor tiempo posible con mi novio antes de que se fuera.

A las once me dijo que se tenía que ir, por lo que le dije que me iría con él, ya que teníamos que ir al mismo lugar: la discográfica Neuquén.

Cuando el Uber llegó a nuestro destino, me despedí de él con un piquito y lo ví adentrarse al edificio, mientras que yo me quedé en la entrada, llamando a Paulina para saber dónde tenían estacionado el micro rojo.

pau tonta: estamos estacionados en el estacionamiento del shopping
pau tonta: si no venis en cinco canto yo en el tour

yo: cantas tu y todos me piden reembolso

Llegué al lugar que me indicó mi manager y me encontré con semejante autobus estacionado en la planta baja del estacionamiento del shopping. Toqué la puerta del micro y una cara de culo me abrió. Obviamente era Paulina.

Dentro del micro estaban mis bailarines, la gente del staff, y un par de ingenieros y productores que se encargaban en arreglar el sonido y todas esas cuestiones. Habían un par de cuchetas pegadas a los costados del bus, y más atrás, estaba un cuartito y un camerino, donde dormiría yo con Paulina.

Justo cuando el reloj del tablero anunció las doce, Paulina se giró al conductor y le dijo que saliera para el destino, lo cual el hombre hizo con gusto.

De repente, el micro frenó de golpe, a medio salir del estacionamiento. Todos miramos curiosos por la ventana y vimos que eran tres hombres, muy conocidos. Eran mis dos productores y Hugo, que al parecer estaba a cargo del sonido, también.

Subieron los tres sonriendo apenados por llegar tarde y casi quedarse atrás y buscaron lugares en los que sentarse y dejar sus cosas. Hugo escaneó por todo los asientos del bus hasta cruzar miradas conmigo. Una sonrisa apareció en su cara.

⎯ No sé si puedo hablar contigo ⎯ me dijo sonriendo, inclinándose hacia adelante para que pudiera escucharlo por encima del ruido de los demás⎯ , ahora que sos toda una estrella.

Me reí. Aunque no me daba mucha gracia su presencia. Después de todo, el cuarentón me había tirado los perros hacía poco, y si me ponía en el lugar de Trueno, no estaría muy contenta que mi novia estuviera de tour con uno que se la chamuyó y quiso sacarla a comer.

Se sentó detrás de mi y me guiñó un ojo.

⎯ Va a ser un lindo viaje ⎯ terminó diciéndome bajito.

Giré mi cabeza hacia adelante y dejé salir todo el aire que había guardado.
Paulina, que al parecer vio toda la escena, abrió sus ojos y comenzó a caminar hacia mi. Se sentó a mi lado y me miró sonriente, cosa que nunca era buena. Se inclinó hacia delante y me susurró en el oído:

⎯ No te sirve con uno, que tenés a dos atrás tuyo.

Fruncí mi ceño y la miré mal.

⎯ No tengo a nadie atrás mío ⎯ le aclaré⎯ , y si tuviera, solamente me interesa Mateo.

Mi amiga sonrió satisfecha, pero sus palabras todavía se habían quedado en mi cabeza, haciéndome enojar.

Irme de tour era mi sueño, pero tenía la sensación de que ocurriría dramas, y no tenía energía suficiente como para lidiar con nada más que estar contenta por mi éxito y mis shows.

Traté de dormir hasta llegar al destino, y aunque al principio me costó conciliar el sueño, después de un rato mis ojos se cerraron con el ruido de las charlas y el bus de fondo.

Antes de caer en un profundo sueño, mi celular vibró repetidas veces en mis manos. Con los ojos entrecerrados, haciendo fuerzas para mantenerlos abiertos, miré mi pantalla.

turro hermoso: toy te enamorado
turro hermoso: m volas el bocho t juro
turro hermoso: cuidate mucho linda

𝙏𝙍𝘼𝙋𝙋𝙀𝙍; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora