veinticinco

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⎯ ¿Y quién es el afortunado? ⎯ me preguntó sonriente, apretándome contra él.

Junté mi nariz con la suya, mordiéndome el labio de la emoción.

A la mierda todo, el wacho me encantaba, no me iba a aguantar más.

⎯ Un sucio que jura maleante ⎯ le contesté, haciéndolo reír.

⎯ Es tu día de suerte porque conozco a uno que se llama Trueno.

Me subí encima suyo, pasando las piernas por los huecos de la silla, y lo ví mirarme divertido.

⎯ Ese mismo es.

Su sonrisa se agrandó más. Y la mía también.

⎯ Qué linda que es mi novia.

Agaché mi cabeza y le dí el mejor chape que nadie nunca le iría a dar.

Listo. Era oficial loco. El mejor día de mi vida.

Al separarnos nos quedamos mirándonos el uno al otro por lo que pareció la eternidad más bonita del universo entero.

No me importaba lo que pasaría a partir de ahora, porque si lo tenía a mi lado todo estaría bien.

Sonreí mirando esos ojitos chinitos y recorrí con mi dedo sus labios gruesos, suspirando enamorada.

⎯ Novio ⎯ lo llamé riéndome, me miró sonriente⎯ , tengo que cambiarme porque me van a venir a buscar en cualquier momento y van a pensar cualquiera si nos ven así.

Miró hacia abajo, y sonrió de lado pícaro. Apretó mis costados y me dió un besito antes de dejarme bajar de su falda.

Me acerqué a la ropa tendida sobre una silla pero antes de ponermela me giré hacia Trueno, estaba mirándome atento.

Pervertido.

⎯ Cierra los ojos o te los cierro de una patada.

Una carcajada salió de su boca y me dió la espalda, tapándose los ojos con las manos.

Procedí a sacarme lo más rápido que pude la ropa que tenía puesta, y me tiré el outfit incluso con más rapidez. No confiaba en que mi novio tuviera los ojos cerrados.

Ya vestida, me tiré medio litro de perfume y fui hasta donde estaba Trueno sentado, frente al pequeño tocador, para maquillarme velozmente.

Mateo se destapó los ojos al sentir mi presencia cerca de él, y se me quedó viendo mientras yo me pintaba.
Después de un rato de sentir su mirada, clavé mis ojos en él.

⎯ ¿Qué me miras vos?

Me sonrió y se inclinó hacia delante, quedando su cara a centímetros de la mía.

⎯ Lo perfecta que es mi novia.

Me reí, y me abalancé hacia él para llenarlo a besos, pero la puerta sonó.

Desde afuera se escuchó una voz, que supuse era parte del staff:

⎯ Mara, tenés cinco minutos para subir al escenario.

Miré a los ojos a Mateo y le sonreí apenada. La verdad es que no quería separarme de él. Me quería quedar con mi ahora novio para siempre haciendo nada en especial, solo mirándonos y dándonos besitos.

Pero bueno...

Me separé de él. Los nervios pronto me recorrieron el cuerpo entero y suspiré nerviosa. Trueno se dió cuenta y me apretó las manos tratando de hacerme sentir mejor.

⎯ La vas a romper, Marita ⎯ me dijo sonriendo⎯ , y yo voy a estar ahí viéndote, ¿si?

Asentí. Me dió un beso en la frente y se levantó de la silla, caminando hacia la puerta del camerino. Antes de salir de la habitación, se giró y me miró.

⎯ Sos increíble.

Le sonreí en grande, lo más grande que podía entrar en mi cara. Nadie me había dicho nunca cosas tan lindas, me iba a morir de amor por él.

Pronto me quedé sola en el camerino y me observé en el espejo por unos segundos.

Estaba cumpliendo mi sueño. Estaba haciendo música, lo que siempre había querido hacer, y ahora estaba por cantar enfrente de miles de personas a los que les gustaba mis canciones. No podía creerlo, pero era lo más real posible.

Y ahora tenía a una persona hermosa a mi lado, ¿que más podría pedir?

Solo esperaba que ésta felicidad durara para siempre, porque mi corazón no podría soportarlo.

Salí rápidamente del camerino y corrí por los pasillos hasta llegar al backstage del escenario, donde me estaban esperando todos. Mi telonera, una cantante underground que tenía música buenísima, estaba bajando por las escaleras sonriente.

Me acerqué a ella y la felicité. Cuando desapareció de mi vista, el staff me llenó de cables y me indicó que en diez segundos tenía que subir al escenario.

Empecé a hacer respiraciones profundas, contando cada segundo, cuando ví en una esquinita a mi morochito. Me volvía loca por él.

Le sonreí y me tiró un beso, fue todo lo que necesitaba.

⎯ ¡Te toca, Mara! ⎯ me gritaron.

Subí y pronto fui recibida por un público emocionado y cálido.

⎯ ¿Cómo están, gente linda? ⎯ grité con la adrenalina recorriendome el cuerpo.

Me contestaron miles de gritos y me reí. La intro de una de mis canciones más conocida empezó a sonar y lo gritos aumentaron exponencialmente.

Este era el lugar en el que quería estar para siempre.

Canté todas las canciones con la emoción flor de piel, saltando y animando al público en todo momento.

Llegó el momento de la canción de amor, la canción que había escrito durante el tiempo que estuve aislada de todos, y que, aunque me costara admitirlo, era sobre Mateo.

Me trajeron un banco y me senté, agarrando mi guitarra para cantar la canción lo más real que podía.

Mientras tocaba los primeros acordes, miré entre el público, tratando de encontrar a el responsable de esa canción y lo encontré en una esquinita del escenario, sonriéndome.

Creo que me quiero casar con él.

Junté todo el poco coraje que tenía y comencé a cantar la canción despacito, con un poco de verguenza de que me estuviera escuchando Mateo, ya que la canción lo describía y todo.

Cerré los ojos y me dejé llevar y canté la canción con mi corazoncito en una bandeja prácticamente. Cuando terminó, miré hacia la esquinita, tratando de encontrar a mi morochito pero no estaba.

El concierto terminó.
La sonrisa no dejó mi cara en ningún momento.

Era hora de los Meet&Greets, así que mientras el teatro se iba desalojando, yo me colocaba debajo del escenario para recibir a todos los fans.

Antes de recibirlos, miré a Paulina y la llamé.

⎯ ¿Dónde está Trueno? ⎯ le pregunté al oído.

Me sonrió al instante y se encogió de hombros, dejándome confundida.

Qué andarán tramando...

𝙏𝙍𝘼𝙋𝙋𝙀𝙍; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora