veintitres

7.1K 449 16
                                    

Estábamos comiendo hamburguesas en el local de comida que quedaba cerca de la discográfica. Mateo estaba tragándose un bocado enorme de su hamburguesa mientras que yo me metía un puñado de papitas fritas.

Quién era más angurriento sería imposible de diferenciar.

Después de habernos cagado a besos en el estudio y que Taiu nos sorprendiera, vinimos a comer al localcito de siempre.

⎯ Estás media rara ⎯ me dijo con la boca llena.

Lo miré con asco y le tiré una servilleta para que tragara y me hablara con la boca sin comida. Se rió y tragó el buche de una.

Inmediatamente me miró serio.

⎯ No me pasa nada, en serio ⎯ le dije pegándole un mordisco a mi hamburguesa.

Alzó una ceja y me dedicó una mirada dudosa, haciéndome girar los ojos.

⎯ Estás corte..., corte callada y pensativa ⎯ me explicó moviendo las manos de un lado al otro.

Mientras tragaba mi comida me puse a pensar en qué sería eso que me tenía tan "pensativa" que llamaba la atención de Trueno. Una única cosa se cruzó por mi cabeza y al instante mi cara se endureció y miré hacia un costado, tratando de evitar la carita expectante de mi acompañante.

⎯ ¿Y? ¿Me vas a decir qué pasa?

Suspiré y lo miré. Examiné cada rinconcito de su cara pensando en si podría confiar en él como para contarle algo como lo de mi mamá.

Aunque era cierto que ya le había contado mi historia cuando apenas nos conocíamos, lo hice de enojada y tampoco había dicho algo que no dijera en mi disco. Sin embargo esto era mucho más profundo y personal que ese resumen de mi vida que le había dado aquella noche en el apartamento de Nicki Nicole.

Me dí cuenta de que confiaba en esos ojitos marrones y esos rulos fritos por la tinta. Me daba miedo confiar en alguien.

Pero no quería pensar en eso todavía.

⎯ Es sobre mi mamá ⎯ le dije casi inaudiblemente.

Se me quedó viendo como si no supiera que decirme y le agarré de la mano libre con una sonrisa, tratando de hacerle saber que no tenía que decirme nada.

⎯ ¿Qué pasó con ella? ⎯ me preguntó después de un rato en silencio.

Le pegué un largo sorbo a mi bebida.

⎯ Es una larga historia, Truenito, no quiero ser aburridora.

Me miró con una cara de culo impresionante y se abalanzó sobre la mesa para juntar su cara con la mía lo más que pudo.

⎯ No sos aburridora. Es algo importante, quiero que me cuentes ⎯ me dijo serio. Al verme la cara de sorpresa, se volvió a sentar y me miró un poco menos serio⎯ . Si querés, claro.

Me reí y asentí. Quería contarle es solo que sentía que no era necesario quizás, que solo la bajaría de una manera impresionante.

Tomé un largo suspiro y junté mis manos sobre la mesa.

⎯ Mi mamá trató de sacar información del orfanato para saber dónde ando.

Una de sus cejas se alzó. Nos quedamos nuevamente en silencio por unos minutos largos.

⎯ ¿Y eso por qué?

Me encogí de hombros y seguí comiendo mi comida.

El ambiente se había tornado incómodo, justo como lo predije, pero traté de no darle importancia porque no quería que mi día se amargara.

Sentí una mano caliente en mi rodilla y alcé la mirada hacia él. Me estaba sonriendo tímidamente, como si me pidiera perdón con la mirada por no saber qué decir. Le sonreí devuelta.

Terminamos de comer y pedimos un uber para ir a mi apartamento. Ya en el auto, Mateo no paraba de mirarme y lo agarré con las manos en la masa, dedicándome una miradita discreta con esos ojos chinitos.

⎯ ¿Qué me mirás? ⎯ le pregunté sin mirarlo, con la vista en mi celular⎯ . ¿Estás buscando una paliza?

Se rió y miró por la ventanilla de su lado. Fue mi turno de mirarle el perfil hermoso que tenía. Era lo más precioso que había visto en la vida y no podía creer que estaba pensando eso.

Habíamos pasado tanto tiempo burlándonos el uno del otro y bardeándonos, que no podía creerme que él me gustara finalmente. Y mucho menos que él me correspondiera. Era increíble y me daba miedo, por eso no quería hacer nada al respecto.

Me gustaba su compañía y listo.

Se giró hacia mí para mirarme y le sonreí, pero no cambió su cara de preocupación.

⎯ Quiero que hablemos sobre lo de tu mamá ⎯ me dijo.

Fruncí mi ceño y miré hacia el frente. No había nada de que hablar. La señora me estaba buscando y punto. Me estaba comenzando a irritar acerca del tema y no entendía por qué.

Quizás me molestaba darle importancia algo que nunca me había preocupado hasta ahora.

⎯ No.

Me agarró de los hombros y me empujó hacia él, haciendo los asientos del auto chirriar incómodamente, pero poca importancia le dimos.

⎯ ¿Qué pasa?

Finalmente lo miré a los ojos y suspiré al verlo tan preocupado, con el ceño fruncido y sus ojitos marrones mirándome.

⎯ No sé, no quiero hablar más de este tema.

Asintió y esperamos a llegar a mi casa.

Fue cruzar la puerta del departamento y la angustia me recorrió de pies a cabeza, llenando mis ojos de lágrimas con tan solo pensar en el hecho de que mi mamá, la que me había abandonado en la puerta del orfanato dieciocho años atrás, dejándome a mi suerte, me estaba buscando.

Al instante traté de ocultar mi angustia de Mateo pero no pude esconder mis emociones por mucho tiempo porque lo único que mi cerebro me pedía era un abrazo suyo.

Sus abrazos lograban calmar mis más grandes miedos y era una de mis cosas favoritas de él.

Me giré y sin decir nada, abrí mis brazos con las lágrimas cayendo sinfín por mi cara, tirándome hacia él. Sin pensarlo me abrazó fuerte y caminó como pudo, conmigo aún en brazos, hacia el sillón donde me consoló como a un bebé.

⎯ El lado bueno de esto ⎯ me susurró después de que mi llanto calmó⎯ , es que podés escribir una tremenda canción sobre esto.

Y ahí supe que estaba enamorada de Trueno.

𝙏𝙍𝘼𝙋𝙋𝙀𝙍; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora