veintiséis

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⎯ Te sigo desde 2017 cuando subías covers a YouTube ⎯ me dijo una fan nerviosa pero con una gran sonrisa⎯ , y poder conocerte es todo un orgullo.

⎯ Pero qué linda ⎯ le dije y la atraje hacia mí para abrazarla fuerte⎯ . Muchas gracias por el apoyo, hermosa. Te lo re agradezco.

Se despidió de mí y vino otro fan. El show había terminado hacía media hora y en la fila de M&G solo quedaban cinco personas, así que ya estábamos terminando.

Estaba tratando de concentrarme en la gente lo más que podía pero era imposible, porque tenía en la cabeza a Trueno y quería saber dónde estaba.

⎯ Hola ⎯ le sonreí al pibe que sostenía una foto mía y me miraba sin decir nada⎯ . Dale, pasa, que no muerdo yo.

Después de conversar con todos y sacarme las respectivas fotos con cada una de las personas que habían venido a verme, corrí por los pasillos, deseando encontrarme a Trueno en mi camerino.

Desafortunadamente, no había nadie en mi camerino, más que Paulina jugando al Free Fire.

⎯ ¿Y Trueno? ⎯ le pregunté agitada por haber corrido.

Alzó la mirada y se encogió de hombros, dejándome confundida nuevamente. La confusión pronto se convirtió en enojo y agarré mis cosas dispuesta a irme del teatro a mi casa y renunciar a todo, hasta que ví una nota pegada en el espejo del tocador.

Esto es para la novia mas linda: quiero que me busques en el micro <3

ya sabes mamichula :D

La nota tenía la letra espantosa de Trueno, obviamente era él.

Además, incluso si lo hubiera escrito en una computadora, todavía podrías darte cuenta de que la había escrito Mateo, porque la expresión "mamichula" solamente la decía él.

Sonriendo, arranqué la nota y se la mostré a Paulina con una ceja alzada. Yo sabía que se estaba haciendo la boluda para cubrir al tonto de Trueno.

Se volvió a encoger de hombros y le tiré una esponja de maquillaje a la cara, para después salir del camerino corriendo hacia el micro rojo.

Con la emoción burbujeante en mi estómago, abrí la puerta del bus gigante y asomé la cabeza para darme cuenta que estaba vacío. Me desanimé pero entre igual a cerciorarme de que no hubiera nadie en serio.

En uno de los asientos había una rosa y en la ventana del mismo, una nota pegada en el vidrio que tenía una dirección.

Agarré mi celular y busqué la dirección en el mapa y resultó ser un hotel. Cansada pero con ganas de ver a mi novio finalmente, me pedí un Uber hacia ese hotel, y me fui del teatro con rosa y todo en mano.

El trayecto era corto. Al parecer mi novio había elegido un hotel que me quedara cerca porque se pensó que iría caminando o algo así.

Estaba equivocado. Su novia no es una chica fitness.

Llegué a mi destino y traté de buscar en el lobby por mi novio, sin éxito alguno. No sabía si tenía que ir hasta la recepción y decirles que mi novio me había dicho que viniera o si tenía que esperar a que él viniera a buscarme. Estaba re contra perdida.

Pasaron los minutos mientras me debatía qué hacer, mordiéndome las uñas de los nervios, hasta que me sonó el celular.

Trueno: habitacion 505 boba

Me reí y caminé hacia la recepción aliviada de que se había solucionado ese pequeño imprevisto. Pedí una llave y subí por el ascensor hasta el piso que me había dicho la recepcionista.

La puerta de la habitación 505 tenía una rosa y una nota al pie de ésta, como si no pudiera ser más obvio que ese era mi destino. Con una sonrisa pasé la tarjeta por la ranura y entré a la habitación despacito, tratando de contener mi emoción.

Trueno estaba en la cama tirado, con un ramo de rosas en la mano y una sonrisa grande.

⎯ Quién hubiera dicho que Trueno sería todo un romántico ⎯ le dije tirándome en la cama de bomba, aplastándolo.

De pronto una guerra de cosquillas dió a lugar, una guerra que gané yo, ya que encontré el punto débil de mi novio: la panza. Después de haberme pedido piedad, me quedé encima de él mirandolo mientras calmaba el ataque de risa que le había dado.

⎯ ¿Por qué hiciste todo esto? ⎯ le pregunté en un susurro, mirándolo a través de mis pestañas.

Paró de reírse y me miró atentamente, como si estuviera pensandose la respuesta a mi pregunta. Inmediatamente una sonrisa se le cruzó por la carita, que me hizo sonreír a mí también.

⎯ La última canción es sobre mí? ⎯ me preguntó y tímidamente, asentí. Su sonrisa se agrandó y me abrazó contra él, recostandome en su pecho⎯ . Quería pasar la noche con mi novia, y después de haber escuchado esa canción dije que tenía que hacerte una sorpresa. ¿Te gustó?

Me reí.

⎯ La verdad que funcionó sí, pero no me vas a cojer ⎯ le dije bromeando y alzó sus cejas tomándoselo en serio.

⎯ Fuiste tu la que dijo eso, no yo ⎯ me contestó levantando los brazos demostrando su falsa inocencia.

Con una idea en mente, me separé de su pecho y me quedé sentada sobre él nuevamente. Lo miré desde allí sonriendo de lado y saqué lentamente mi remera, quedándome en mi corpiño de encaje.

⎯ ¿Qué hacés? ⎯ me preguntó tragando en seco.

⎯ Nada ⎯ sonreí inocentemente.

Me levanté de arriba de él y saqué mi pantalón, quedándome completamente en mi ropa interior. Rodeé la cama hasta llegar a su lado y agarrándolo del cuello de su camisa lo acerqué hasta mi cara.

⎯ Sácate todo.

Se levantó de la cama y mientras se sacaba la ropa con torpeza y rapidez, yo me tiré en la cama, lo más provocativamente que podía, a pesar de la verguenza que tenía por dentro.

Cuando Mateo estuvo frente a mi con nada más que su boxer, me mordí el labio y abrí mis piernas, invitándolo a ponerse en el medio.

⎯ La chetita sabe cómo ponerme loco ⎯ dijo y no pude evitar reírme a carcajadas.

⎯ No se puede ser sexy contigo, Mateo.

⎯ Dale puta, date la vuelta, ¿o no querés que te la ponga?

Agarré una almohada de mi costado y le pegué tremendo tortazo haciéndolo callar y que otra guerra, pero de almohadas, comenzara.

𝙏𝙍𝘼𝙋𝙋𝙀𝙍; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora