trece

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Después de haberme desquitado con Trueno públicamente, y publicar partes de sus vídeos viejos, donde le hablaba a la cámara como un youtuber, bloqueé mi celular y lo dejé encima de la mesa cagándome de risa.

Si bien no me gusta todo el temita de bardearme con él públicamente, se sentía bien devolverle sus bromitas.

Me fui a mi cuarto y agarré ropa para meterme a bañar. Todavía no había hablado con Hugo acerca de la cena a la que me había invitado ese día. Así que planeé bañarme, y si salía con él me arreglaría y si no, me quedaba en casa pronta para dormirme.

Cuando estaba preparando todo en el baño, un toque en la puerta me interrumpió. Sin abrir la puerta, siguiendo con lo mío, le pregunté a Paulina que quería.

⎯Pedro Palacios me está llamando ⎯me gritó a través de la puerta cerrada del baño. Abrí mis ojos y abrí la puerta de inmediato, para encontrarme con Pau y su celular con una llamada entrante del rapero⎯, me parece que quiere hablar sobre tus tuits graciosos que pusiste recién.

Me miró seria, como retándome y yo no pude evitar reírme. Él había hecho lo mismo conmigo, subiendo un video viejo mío, lo menos que podía hacer era devolverle el favorcito, ¿no?

Paulina siguió con el celular levantado, a la altura de mi cara, y como no reaccionaba, rodé mis ojos y le saqué el aparato de la mano.

Deslicé el botón verde de atender la llamada y me puse el celular al oído.

⎯Hola, buenas noches, ¿con quién hablo? ⎯dije con mi mejor voz de recepcionista.

Paulina me miraba divertida, con los brazos cruzados, mientras yo me aguantaba la risa.

⎯¿Cómo que "con quien hablo"? ⎯el papá de Trueno dijo confundido⎯ Soy Pedro Peligro, y este es el número de Paulina Pons, ¿no?

⎯Sí, así es, señor.

⎯Entonces, me tendría agendado, ¿no? ⎯me contestó confundido y no pude más y estallé de la risa. Escuché como Trueno de quejaba en el fondo y le pedía el celular a su papá⎯. Bo, chetita, dejá de hacerte la graciosa porque sos pollo.

Me reí aún más fuerte y Paulina intervino, agarrando su celular y poniéndolo en altavoz.

⎯A ver, dejémonos de amenazas ⎯dijo ella, poniéndose seria⎯. ¿Cuál es el motivo de esta llamada?

⎯Que la conchetita de Mara borre los videos que subió ⎯dijo él, claramente enojado, y me reí denuevo.

⎯Tenemos un trato, Palacios ⎯contraatacó Paulina, con voz de mafiosa de película⎯. Además, vos también subiste un video viejo de ella. Están a mano.

Antes de que pudiera contestar algo el raperito, mi amiga cortó la llamada y se dió la vuelta para mirarme con una mueca que parecía una sonrisa pero que no lo era.

⎯Las cosas que me hacés hacer, Mara... ⎯me dijo, pasando por mi lado para caminar hacia su cuarto. Antes de cerrar su puerta me dijo:⎯¡Bañate de una vez porque no soporto tu olor a pelotuda!

Y me metí al baño para finalizar mi tarea.

Cuando salí de ese bañito calentito toda relajada, después de haberme depilado todita y haberme echado quinientos kilos de cremas de todo tipo, me tiré al sillón del apartamento medio vacío que compartíamos con Pau y me puse a hacer zapping.

Mi amiga apareció poco después en la sala y al verme bufó.

⎯Haceme el favor de vestirte. ¿Acaso no te ibas a una cita con el sugar daddy ese?

Me reí, pero tenía razón, tenía que hablarle al tipo porque seguía sin saber qué haría esa noche.

⎯No le hablé más, pero ya me fijo y te digo ⎯le dije agarrando mi celular para escribirle a Hugo. Pausé por un segundo y la miré divertida⎯. Para, ¿por qué estás tan apurada de repente? No me digas que querías tener la casa sola para traerte a un chongo.

Paulina rodó los ojos y agarró un trapo de la cocina para tirarmelo en la cara, y se encerró en su cuarto.

Bueno, si no iba a traer a nadie a casa, le hacía falta desde luego... Necesitaba echar un polvito. Y yo también.

Busqué el teléfono de Hugo, que guardé en mi celular después de que me diera su tarjeta profesional, y le mandé un mensaje cortito, preguntándole qué onda.

yo: hola hugo, soy mara. vamos a cenar o queda para otro dia? avisame xq soy una chica ocupada viste

Apreté enviar y me levanté del sillón, dispuesta a cambiarme de ropa, ya que solamente tenía puesta una remera negra. Ni siquiera tenía ropa interior puesta.

Cuando me levanté, escuché que sonaba la puerta, así que fui directo a abrirla, confundida de que alguien estuviera a las ocho pm en mi apartamento.

Al abrir la puerta, me llevé una sorpresa de lo más encantadora, sin lugar a dudas.

⎯¿Trueno? ¿Qué carajos hacés acá?

El morocho me miró con esa cara de enojado que lo hacía ver tan lindo, y le sonreí. La verdad que no sé qué mierda hacía ahí, pero me re gustaba molestarlo y que se pusiera así de loco, al punto de venirse hasta mi casa.

Trueno pasó adentro, sin pedirme permiso ni nada y se quedó parado en el living.

⎯Flaco, ¿qué hacés entrando a mi casa así? ⎯le pregunté haciendo un montoncito con una mano, y cerrando la puerta con la otra.

Estaba inspeccionando toda la sala, ignorando por completo mis quejas, y me acerqué, cruzándome de brazos al recordar que estaba en pelotas con una remera nomás. Al hacer ese gesto, cambió su mirada hacia mis pechos y se sonrió.

⎯¿Me estabas esperando o qué? ⎯me preguntó altanero, acercándose a mí.

En ese momento, Pau salió de su habitación y frenó a mitad de camino, sorprendida por la presencia de Trueno.

Sí, te entiendo amiga. Yo también estoy que no entiendo nada.

⎯¿Y éste? ⎯preguntó, caminando hacia nosotros.

Me encogí de hombros.

⎯Se invitó solo el wacho este ⎯le contesté y él se rió.

Volvió a acercarse a mí, y me pasó una mano por la cintura, pegándome a él un poco más.
Había una diferencia de altura entre nosotros, a pesar de ser los dos bajitos. Pero como yo no estaba usando mis plataformas como siempre hacía, medía mi metro y cuarenta y ocho, y él se veía más alto que de costumbre.

⎯No te confundas, chetita ⎯me dijo, tirándome su aliento caliente a la cara por la cercanía de su boca⎯, vengo a ver qué estás buscando de mí.

⎯Bue ⎯dijo Paulina, aplaudiendo⎯, si quieren cojer vayan a un cuarto, che.

𝙏𝙍𝘼𝙋𝙋𝙀𝙍; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora