Nuevo Comienzo [Starker]

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El departamento estaba casi vacío y Peter había tenido que moverse y saltar entre los huecos que dejaban las cajas, como si de una carrera de obstáculos se tratase para poder llegar a la cocina. Una vez allí tuvo que buscar hasta en el último rincón para poder encontrar algo de comida, era poco lo que tenían porque dentro de poco iban a mudarse, la mayoría de sus pertenencias ya habían sido empacadas, excepto por algo de ropa, y la cama.

Peter por un lado iba a extrañar ese departamento porque lo habían pintado juntos, y esa noche de lluvia—la cual nunca iba a olvidar—había sido una verdadera bendición cuando por fin beso a Tony de nuevo, ese primer segundo beso lo había cambiado todo. Pero por otro lado existían recuerdos que prefería olvidar y dejar en el pasado donde pertenecían. Esta vez ambos estaban seguros de lo que tenían y del futuro que planeaban compartir. En los meses desde que los demás Vengadores habían ido cada quien por su lado ellos se quedaron al frente de todo, habían aprendido mucho de si mismos y de su relación. Peter había aprendido a tomarse las cosas con calma y Tony a escucharlo sin tratarlo como un mocoso, se dieron cuenta que la única manera de hacer que funcionara de verdad y sin lastimarse era siendo honestos y apoyándose mutuamente.

Peter sonrío pensado en Tony, ese día había ido solo a la empresa para dejar todo en orden ya que iban a estar ocupados con la mudanza, y asegurarse que Pepper supiera lo que tenía que hacer en su ausencia. Resignándose a que no iba a encontrar algo mejor para calmar su hambre tomó las galletas que habían quedado.

 —Tú vas a ser muy feliz en nuestra casa nueva—dijo en modo de conversación, mirando a Toro que había aparecido en la cocina, a veces a Peter le daba la impresión de que su perrito tenía un radar para saber cuando había comida cerca.—Es más grande y tiene jardín—le dijo entre mordidas. Toro estaba sentado frente a él, moviendo la cola y mirándolo con esos ojitos que Peter no podía ignorar. Él no podía ser tan cruel.—Esta bien. Pero este será nuestro secreto. No le digas nada a Tony. Shh.—le dijo, dándole una de las galletas, la cual Toribio devoró al instante. Estaba por darle otra cuando escucho el sonido de la puerta cerrándose.

—¿Amor?—En la cocina—respondió, señalándole a Toro que se quedará callado, con un dedo contra su boca como si el perro entendiera la señal. Tony le sonrió cuando pudo encontrarlo entre todas las cajas apiladas, y Peter le devolvió la sonrisa, dándole un suave beso en los labios cuando se acercó lo suficiente, incapaz de resistirse. Nunca iba a cansarse de ver a Tony llegar a su casa y recibirlo.—¿Todo bien?— preguntó Tony pasando sus manos por los brazos de Peter antes de dirigir su mirada a Toribio y de vuelta a Peter. —¿En que andaban ustedes dos?—

—En nada—respondió Peter ignorando la leve sospecha en la voz de su novio. Tony no dijo nada, pero cruzó sus brazos y lo miro fijamente. Peter se comió otra de las galletas. Más de una vez habían discutido porque Toribio tenía prohibido comer otra cosa que no fuera su comida, pero a Peter le partía el corazón cuando lo miraba con sus ojitos tristes.—¿Como está todo en la empresa?—preguntó queriendo distraer a Tony.

—Eh, bien. Todo ya está en orden, me parece que podemos quedarnos tranquilos. Peter, ¿saliste a pasear a Toro?—Peter se atraganto en su último bocado, y se tapó la boca mientras tosía.

 —Se me olvido.—Tony suspiró dejando caer sus brazos a los lados. —Era tu turno. Te lo recordé antes de irme.—

—Perdón, perdón, estaba muy dormido todavía y se me olvidó—dijo Peter mordiéndose el labio, y tomando a Tony por el traje para acercarlo a él.—

—Peter—dijo Tony riéndose un poco.—No puedes hacerme esa carita cada vez que queres algo o busques evitar una discusión.—

—¿Perdón? No sé de que hablas—fingió confusión una vez más, y rodeó el cuello de Tony con ambos brazos. Las manos de Tony fueron automáticamente a su cintura, como si fuera imposible para él no tocarlo.—Tú siempre juegas sucio—le dijo Tony en una voz baja que hacía que Peter sintiera un temblor en todo su cuerpo. Conocía muy bien ese tono.

—¿Eso crees?—

—Sí.—Peter no estaba seguro de quien se había movido primero, pero lo importante era que se estaban besando, que los labios de Tony estaban sobre los suyos, y sus cuerpos estaban pegados. Sus manos habían llegado a las mejillas de Tony, mientras que los brazos de este ahora lo rodeaban por completo. Estar así con Tony, besándolo en medio de la cocina, sin prisas, sin preocupaciones, era todo lo que Peter quería.Pero el sonido de los ladridos de Toribio los hizo apartarse.

—No lo puedo creer—se quejó Peter, soltando a Tony muy a su pesar.

—¿Qué, Qué cosa?—preguntó Tony con sus ojos aún clavados en la boca de Peter.

—Cuando estábamos en mi casa todos nos interrumpían, hasta Strange, y ahora nos interrumpe el perro. ¿Qué es esto,Una maldición?—Tony soltó un risa dándole un beso en la mejilla, aunque no sirvió mucho, porque el puchero de Peter seguía igual.

 —Estás exagerando. Me parece que tienes que recordar esas veces que declaraste el taller fuera de límites para los demás, y no es que estuviéramos inventando algo precisamente.—Peter sonrío recordando esos momentos, por fin había logrado que los demás comprendieran que el taller era su lugar.

—Tenes razón—dijo mirando a Tony—¿Quieres que vayamos juntos a pasear a Toribio? Seguro él también te extraño hoy.—

—¿Ahora?—

—¿Por qué no?—

—Vamos entonces.—Se cambiaron de ropa y le pusieron la correa a Toro quien parecía estar muy emocionado porque ya sabía que eso sólo podía significar una cosa. A Toribio le encantaba el aire libre. Antes de salir de la casa Peter se dio media vuelta y miro a Tony, se acercó a él y le dijo al oído:

—Cuando volvamos tú no te escapas de mí.—Tony lo agarro de nuevo de la cintura.

 —Como si quisiera escaparme de ti—le dijo a centímetros de su boca, antes de apartarse y tomar la correa de Toro, ofreciéndole su mano libre a Peter. Sin dudarlo Peter unió sus manos y entrelazó sus dedos. Años atrás si alguien le hubiera dicho que aquel hombre que se encontró un día en el living de su apartamento iba a ser el amor de su vida Peter se hubiera reído. Amar a Tony le había parecido imposible, sin embargo esa era su realidad y ahora salía de la mano con su novio sin importarle las miradas o lo que los demás pudieran decir. Después de tanto luchar, de las peleas, los miedos, de la gente que los quiso separar, por fin estaban juntos. Por fin Peter había entendido que su felicidad era lo más importante y que él se merecía esa felicidad. No siempre era fácil, pero nunca iban a dejar de luchar por lo que querían los dos. Tony apretó su mano y lo miró con esa sonrisa que sabía que sólo era para él. Peter miro al frente y siguió caminando, nunca más iba a mirar atrás.

𝔸𝕟𝕥𝕠𝕝𝕠𝕘𝕚𝕒 𝕊𝕥𝕒𝕣𝕜𝕖𝕣 «𝕀𝕝𝕝𝕦𝕤𝕚𝕠𝕟 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora