Ultimo golpe [Starker]

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Luego de esa noche en la que cenaron juntos, le vinieron otras y de repente se encontró con la compañía constante del castaño.
Peter lo esperaba a la salida de cada pelea, siempre con una sonrisa. Listo para felicitarlo o consolarlo, cual fuera el resultado, él tenía palabras para hacerlo sentir mejor y Tony jamás había experimentado la sensación de protección que ese chico le daba en cada ocasión. Se asustó porque de a poco comenzaba a acostumbrarse a eso, y como todo lo bueno en su vida, tenía miedo que desapareciera de la nada. Esfumándose entre sus dedos, frente a sus ojos.

Era difícil ignorar a Peter, y las noches donde tomaban cerveza y escuchaban todas esas bandas que le gustaban y que Tony no conocía, pero las oía porque disfrutaba de ver al castaño cerrar los ojos y murmurar en voz baja las letras de esas canciones que los rodeaban a ambos.


Le gustaba cuando Peter lo esperaba a la salida de sus entrenamientos e iban a algún parque a tomar helados, lo que hacía que a Tony se le calentará el corazón y solo pudiera notar como le brillaban los ojos al otro mientras le contaba su día.


Llevaban algunos meses saliendo, juntándose y haciendo cualquier cosa. De alguna forma encontraron consuelo entre los dos y eso hizo todo más fácil.

La primera noche que hablaron realmente sobre Wanda, fue tiempo después, quizás habían esperado mucho, pero ninguno se animaba a dar el paso.


Fue Peter quien lo hizo.


Hablar sobre la muerte de Wanda, para Tony, aún se sentía irreal. Como un mal sueño del que en algún momento iba a despertar, y su amiga seguiría viva, llegando a su departamento con una nueva planta para él o solo a pasar el rato en el sillón mientras comían y bebían.


El día que ella se suicidó, Tony no supo que decir ante la noticia. Había salido de entrenar y un amigo en común que tenían con Wanda, le había dado la noticia a través de una llamada.


Se le vino el mundo encima.


Por primera vez Tony experimentó la perdida de alguien a quien amaba, y se sintió culpable. Si él hubiera alejado a Wanda de su novio, de toda la mierda que ese tipo era, quizás ella se habría salvado.
De la tristeza, de la depresión, del enojo.


De todo.


Pero eso no pasó, y Wanda fue arrastrada a la oscuridad tan rápido que cuando Tony quiso darse cuenta, ella ya no sonreía, no comía y de a poco se marchitó.


Y quizás si Tony hubiese sido mejor amigo, no habría dejado que ella volviera con Clint después de la primera infidelidad.
Pero él no se metió, le parecía lo más razonable; el tipo no servía, pero su amiga le había dicho que ella era grande y sabía lo que hacía.


Obviamente no fue así, el amor a veces parecía volver a las personas tan ciegas, tan dependientes e ilusas que sin importar la edad, las llevaba a cometer locuras. A perdonar y dejar pasar tantas cosas.


Esa noche con Peter se abrió por completo, le contó cuanto le había dolido perder a la única amiga que tuvo desde que se fue de su casa, la única persona que lo quería por lo que era, por lo que realmente era Tony, y no toda esa pantalla que con los años había mostrado ante todos.


Wanda era su amiga, su familia. Y de repente no estaba, y parte de él se sentía culpable por todo lo que le había pasado, por no ser más atento con ella.


—El único culpable es Clint —le susurró Peter mientras lo abrazaba. Tony se permitió ser débil por primera vez en su vida, y lloró en los brazos del otro. —No te castigues, Tony. Estoy seguro que a Wanda no le gustaría verte así —era un débil consuelo, pero a Anthony un poco el peso que llevaba en los hombros se le fue, y se dejó cuidar por Peter, porque se sentía bien ser abrazado y consolado. Cosas que él nunca había experimentado.

𝔸𝕟𝕥𝕠𝕝𝕠𝕘𝕚𝕒 𝕊𝕥𝕒𝕣𝕜𝕖𝕣 «𝕀𝕝𝕝𝕦𝕤𝕚𝕠𝕟 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora