(Narrado por Tom)
Poco a poco me levanto de la cama intentando minimizar sus quejas en protesta. El chirrido es el único sonido que llena la silenciosa habitación, además de las respiraciones profundas que se escuchan una y otra vez detrás de mi.Una vez que mis dedos de los pies se tocan con el piso de madera dura, me permito levantarme de una vez e inmediatamente me pongo la ropa interior que permanecía en un lugar al azar junto a la cama. Luego, mirando hacia mi izquierda, veo mi remera negra que en medio de todo lo que pasó, parecía haber aterrizado justo al lado de la lámpara que estaba sobre la mesita de noche.Ahora, con la ropa interior puesta, continúo caminando lentamente por la habitación a oscuras para recuperar el resto de mi ropa con sólo un tenue brillo que penetra a través de las persianas en la ventana como mi guía. Me agacho para recuperar mis pantalones, que fueron desechados al pie de la cama, y me acomodo instintivamente dentro de ellos mientras mis ojos se mueven ansiosamente hacia el bulto del tamaño de un hombre que ocupa la mayor parte de la cama.
Después de abrocharlos, asegurándome de evitar el ruido fuerte del cierre, miro a mi alrededor en busca de cualquier rastro de mi camisa. Mis ojos parpadean, observando todas las sombras que aún acechan en la oscuridad que se desvanece, y sólo me recuerda mi límite de tiempo.Me agacho para mirar debajo de la cama, pero al ver todo negro, escurro mi mano debajo de ella y rozo tanteando el área en busca de ella. Mi esperanza es conectarme con el material suave de mi camisa, pero cuando sólo encuentro polvo en las puntas de mis dedos, me levanto rápidamente y me limpio la mano en mis jeans. Al hacerlo, mis ojos finalmente se fijan en algo oscuro, que deja una pequeña apertura en la puerta impidiendo que se cierre del todo. El alivio me invade por el echo de que todavía puedo mantener mi racha de irme siempre con toda mi ropa. En mi apresurado y torpe camino para llegar a ella, mi pie se enreda en un cinturón desabrochado a medias que aún se entrelaza dentro de un un par de jeans y me encontré cayendo de nuevo al suelo con un ruido sordo.Aprieto la mandíbula, tratando realmente de no hacer una mueca ante el dolor inmediato que surge de mi rodilla derecha y mis manos, y en su lugar me concentro en el sonido del susurro que viene de la cama.
Mi cuerpo entero se congela y aprieto los ojos para cerrarlos, temeroso de haber arruinado mi escape, pero cuando pasa un minuto y no se escuchan pasos ni resuenan comentarios graciosos, lentamente comienzo a levantarme con las manos.Una vez que estoy en una posición que me permite levantar la vista, miro por encima de mi hombro, esforzándome tanto como puedo, y verifico la posición del bulto en la cama. Otra respiración profunda se me escapa y me empujo hacia una posición de pie viendo que el bulto ahora está dando vuelta sobre su espalda, y la sábana parece ceder un poco en el esfuerzo, revelando su pecho desnudo mientras continúa moviéndose lentamente hacia arriba y hacia abajo.Mis ojos permanecieron concentrados en el movimiento sintiendo como si estuviera volviendo la somnolencia a ellos, pero rápidamente aparté la mirada antes de que la sensación pudiera tomar el control. Me dirijo a la puerta y puedo sacar mi camisa sin grandes problemas antes de finalmente salir de la habitación. Mis pies descalzos caminan ligeramente por el pasillo y un bostezo se me escapa antes de que pueda detenerlo.Parpadeando para quitar el sueño de mis ojos, estoy a un pie de distancia de la puerta, de mi escape, cuando un pensamiento me detiene.Olvidé mis medias.Me resisto a la tentación de pisar fuerte contra el piso como un nene enojado, pero ahí es cuando mis ojos aterrizan sobre un par de alpargatas negras que yacen precariamente en medio del lugar, a unos centímetros de mí.
Cierto. No me puse medias.
Levanto los zapatos rápidamente de donde están, a unos pocos pasos de distancia, dándome cuenta de que el lugar es más brillante de lo que era antes. Salgo del departamento, cierro la puerta con cuidado y meto los pies en las alpargatas. Me quedo ahí por un segundo, respirando profundamente, antes de descender por los pocos escalones hasta que salgo del edificio de departamentos. Espero junto al cordón para que pasen algunos autos antes de cruzar la calle y volver a casa.Viene siendo así desde hace poco más de un año.El tipo con forma de bulto que estaba en la cama tiene un nombre: Robert. Se puede decir que es como mi fruta prohibida, ya que él lleva una vida de heterosexual, y cada un par de semanas tengo esa fruta prohibida en la misma cama que yo.No nos llamaría amigos con beneficios, ni amantes. Ni siquiera un arreglo. Es más como un hábito.Al llegar al edificio donde vivo, me meto en mi casa y me dirijo al baño, sin querer molestar a mi familia a esta hora tan temprana.Ya dentro del baño, coloco mis manos a ambos lados de la pileta y me miro al espejo.