neuf

1K 119 18
                                    

¿Qué es lo que siente ahora?

¿Qué es aquella sensación que alberga en el inicio del estómago y le mantiene la boca reseca y la hace sentir ligeramente nerviosa?

¿Será la culpa que ha decidido atormentarla por sus acciones erróneas en aquel estudio de arte?

¿Será el remordimiento que la está empezando a carcomer por haberse dejado besar de manera voluntaria por su jefe mientras tiene un novio como Ashton, que a sus ojos solía ser un maravilloso hombre y ahora, no tanto?

¿Será por el nervio que le ha dejado el pintor tras haberle dicho que ha encontrado excitante el que ella le llamase señor?

¿Cómo debería de tomarse algo como eso, siquiera?

¿Qué se supone que debe hacer ahora en adelante?

Hellene no tiene idea, las preguntas se acumulan en su mente y no hay forma de que consiga organizar sus pensamientos con la esperanza de organizar las ideas y así obtener una respuesta meramente prudente. Y es que es imposible, está confundida, y perdida, y quizás un poco perturbada y no sabe qué hacer.

Apenas y consigue respirar, y no tiene idea de cómo es que logra introducir la llave en la cerradura de la puerta cuando a estas alturas le tiemblan las manos. Se relame los labios nerviosa y considera que no podrá guardarse nada de esto dentro, que no será capaz de permanecer con aquellos sucesos para si sola porque necesita respuestas, soluciones.

Así que decide hablar con su mamá.

Termina de entrar al departamento, deja la sombrilla colgando del perchero junto a la entrada y cuelga su bolso también. Deja las llaves sobre la meseta y camina por la pequeña sala con la mirada en el balcón para ver si se encuentra allí afuera. No lo está, así que va directo a la habitación, en donde la encuentra sentada en el mueble alto que está junto al ventanal que tiene y que abarca la mitad de la pared.

—Mamá— Le llama, tocando la puerta con los nudillos para avisar su presencia. La mujer gira el rostro casi con somnolencia, y le sonríe con suavidad al verla.

—Hola, ma fille. No te escuché llegar— Le saluda.

Hellene termina de entrar a la alcoba hasta llegar a su lado.

—Acabo de hacerlo.

—¿Tuviste un buen día hoy en el trabajo?

—Huh, sí. Si, fue muy bueno.

—Me alegro mucho, cariño.

—En realidad— Murmura haciendo una pequeña pausa. Se rasca la mejilla sintiéndose ansiosa. —¿Crees que podamos hablar un segundo?

—Por supuesto que sí, fille. ¿Qué pasa?

Hellene se llena los pulmones de aire y se deja caer a los pies de su madre, recostando la cabeza sobre su regazo, dejando que su mirada se pierda en alguna parte del cielo anaranjado por un nuevo atardecer. La angustia se refleja en su rostro, y cierra los ojos cuando la siente acariciarle el cabello, en un intento por trasmitirle la confianza suficiente para contarle sin problema lo que la abruma.

Parece funcionar, porque Hellene no tarda en empezar a hablar.

—Es que, Creo que he hecho algo malo, mamá. Algo que no debí hacer— Confiesa. —Y... No puedo negar que me ha gustado, y ese es el problema. No sé por qué lo hice, por qué permití que sucediera, porque no es justo, ni para ellos ni para mí. Pero...

Se corta a si misma cuando la frustración la aborda por completo y se regaña mentalmente porque de seguro se ha explicado de manera terrible y su madre no ha sido capaz de comprender lo que ha pasado. Sin embargo, sabe que no es capaz de decir en voz alta que su jefe la ha besado y que se muere porque lo haga de nuevo.

La mujer le acaricia el pelo con parsimonia, y Hellene deja caer los párpados cuando el cariño la hace sentir somnolienta. Solo entonces se da cuenta de lo agotada que está.

—Ya veo— Dice su madre con suavidad. —Dime, ¿Quién es el afortunado que le esta ganando la carrera a ese novio tuyo? — Inquiere.

Hellene abre los ojos de golpe y levanta la cabeza con la misma velocidad para mirarla. Arruga las cejas confundida.

—¿Qué? ¿Cómo...?— Suspira frutada. —¿Por qué crees que alguien le está ganando a Ashton?

—El diablo no sabe por diablo, ma fille, sino por viejo. Llevo muchos años ya, conozco un corazón afligido y dividido cuando lo veo, y el tuyo, m'amour, está incluso más que eso— Le explica. Hellene traga saliva sintiéndose culpable. —La confusión se te nota a leguas, y eso no es bueno.

—Me besó, mamá. El señor Bellerose me besó.

—¿Y lo hizo sin que lo quisiera?

—No. Es decir, me tomó por sorpresa, pero, no lo detuve. Dejé que me besara, quise que me besara y solo cuando lo hice me di cuenta de lo mucho que lo estaba deseando.

—Oh, fille.

—Yo solo, no sé qué hacer, mamá. Y definitivamente no quiero sentirme así.

—Comprendo, cariño. Debe de ser un gran dilema para ti, pero creo que deberías de hablar con Ashton acerca de esto, conversar sobre tus nuevos sentimientos y lo que estos pueden cambiar en su relación. Y si las cosas no parecen tener una solución, entonces deberías analizar como te sientes estando alrededor del señor Bellerose, y hablar con él también, dejar la situación clara para evitar malos entendidos— Sugiere. La mención de hablar con su jefe sobre sus emociones encontradas nerviosa a más no poder. —Luego de eso compara ambas vertientes, y solo así sabrás con quien deseas quedarte. Pero eso sí, Hellene, elige con sabiduría, porque el amor suele ser ciego y el corazón tiende a cubrirse los ojos para no ver lo que realmente debes.

Art Deco [#1] | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora