*CAPITULO I*

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-Ah!! Siii- gemía la fémina debajo de su amante mientras que él la penetraba con dureza.

-Pu-puta madre- gruñó su compañero dando las últimas estocadas antes de llegar al esperado orgasmo.

Se quedaron en esa posición por unos minutos más en lo que sus acelerados corazones se tranquilizaban, cuando el efecto había pasado la pelinegra se dispuso a vestirse, para poder regresar a su casa y preparar todo para su mudanza.

- Enserio tienes que irte al otro lado del mundo, tú padre si que se volvió loco- preguntó con la voz algo burlesca.

-Si tengo que irme, ya que mi futuro prometido es originario de haya, tengo que empezar a convivir con él- dijo esto último con desagrado.

- Extrañare ese hermoso culito- en sus ojos solo se le veía la lujuria y el deseo hacía su compañera y amiga de infancia.

-Vamos Sebastián, no seas ridículo.

Sebastián Lletget era su mejor amigo pues se conocieron cuando ella tenían 5 años y el 10 años, desde ahí su amistad fue incondicional, cuando tenían mal de amores ahí estaban para apoyarse, poco tiempo después empezaron a tener sus encuentros sexuales ya que ambos sentían curiosidad por ese tema, dejando en claro que solo era sexo más no involucrarían el amor, solo que Rebbeca no contaba con enamorarse de él aunque claro este último no lo sabía.

-Me voy nos vemos- se despide con un beso para luego marcharse de ahí.

Cuando llegó a su residencia fue directo a su cuarto, se metió a tomar un baño para despejar su mente, una vez lista se dirigió a su cama a guarda lo mas importante, entre esas cosas estaba una medalla de plata con un dije en forma de corazón que en el interior llevaba dos fotos infantiles, desde que se dio cuenta de su amor por su amigo ya no era lo mismo, hubo muchas ocasiones que se tuvo que tragar los celos que tenía cada que lo veía con alguien mas, pero ¿Cómo decirle que lo amas cuando el amor nunca estuvo dentro de su relación? En muchas ocasiones Sebastián le dejó en claro que solo la quería como una amiga nada más, lo miro otro minuto más y se dispuso a guardarlo y dirigirse a la entrada para marcharse.

- Cuídate mucho- la despide su madre con tono desinteresado.

-Comportate Rebbeca, te estaré vigilando así que no hagas locuras- centencio su padre.

Agarró sus pertenencias y salió de esa mansión, estaba feliz por dejar ese lugar que en vez de hogar era una prisión para ella, su madre se la pasaba con sus amigas y aparentando tener el mejor matrimonio del mundo mientras que su padre se la pasaba en la empresa haciendo más dinero y cogiéndose a su secretaria, ¿Qué clase de puta vida era esa? Ella sólo quería ser normal, casarse con alguien común y corriente no con alguien que generará más dinero, estudiar canto y baile, tener una casa pequeña solo para ella y vivir día a día. Revisó su boleto con destino a Corea, ¿de verdad tuvieron que buscarle un prometido al otro lado del mundo?, lo último que quería era viajar a un país desconocido, ya entendía porque los últimos dos años su padre la obligó a  estudiar coreano, que perdida de tiempo.

Una vez adentro del avión se puso sus audífonos y sumergirse en ese mundo de la musica, cuando llegó al aeropuerto se sintió más estresada, no quería estar ahí, solo quería ser libre, huir a dónde sea. Una vez bajando vio su nombre escrito en un papel que sostenía un chico, se acercó hacía él con cara de pocos amigos, pues sabía que su vida ya no iba a ser igual.

- Buenas tardes señorita- contestó de manera profesional- Mi nombre es Mino, permitame- tomó las maletas de su mano y se dirigió al vehículo.

No dijo ni una sola palabra solo se dispuso a mirar la ciudad, estaba resignada a tener algo que no quería ni deseaba, no tenía caso luchar, lo había intentado por años y lo único que conseguía era maltratos de su padre, se percató de que la velocidad iba disminuyendo eso significaba que ya estaba llegando a su destino, una vez estacionado el vehículo se dispuso a bajar del mismo y caminar hacia la entrada, pudo divisar a un hombre y una mujer con facciones duras que la recibieron con una gran sonrisa.

-Al fin llegas querida- dice la mujer con alegría y dando un abrazo cálido- Pero que hermosa te has vuelto, ya no eres una bebé.

-Si ya he crecido bastante- sonríe, aunque no se acuerde mucho de la mujer, sabe que son amigos muy cercanos de sus padres pues había visto varias fotos de ellos.

-Me alegra que hayas llegado con bien- dice el hombre con una sonrisa calmada.

-Gracias- responde con un tono tranquilo.

-Toma asiento en lo que baja mi hijo para que se conozcan- comenta la mujer- Espero que se lleven bien, está todo listo, ya estás inscrita en su misma escuela así que irás a partir de mañana.

¿Pero que jodidas acaba de escuchar?!! Estaba que se la lleva el diablo, ya lo tenían todo preparado ¿Acaso nunca tomara desiciones por si misma?, intento calmarse y sonrió en grande para que no se dieran cuenta de su disgusto.

-Me párese maravilloso- dijo casi gritando pero no de la emoción.

-Disculpen la tardanza, estaba ocupado- se escuchó una voz algo avergonzada.

-Oh! No te preocupes cariño entendemos que tus estudios son muy importantes- contestó la madre con un tono orgulloso- Ven te presentaré a tu prometida.

Cruzaron miradas parecía como si fuera amor a primera vista, en sus ojos se veía esa chispa que se tiene cuando vez al amor de tu vida o eso es lo que los padres de él creían.

-Mucho gusto, mi nombre es Kim Namjoon- dijo un hombre con tés morena y con una sonrisa hermosa, provocando que se hiciera un oyuelo en su mejilla.

-Mucho gusto, mi nombre es Rebbeca Marie Gómez- respondio la chica de manera amable.

Estaba impactada creía que su prometido sería muy arrogante, presumido y ególatra, pero lo que ella vio es a un joven amable, humilde y aunque sabían que era un matrimonio por conveniencia podrían ser buenos amigos pues no podría existir el amor porque sus corazones ya estaban ocupados.

*Amor prohibido*   Hoseok x Becky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora