ONCE

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Después de terminar de charlar por teléfono con Tony, necesitaba hablar con Natasha. Le había comentado lo que sucedió a Stark, recibiendo unas felicitaciones de su parte. El rubio se había dado cuenta de su error cuando comprendió que el millonario le aconsejaba con la idea errónea de que él buscaba solamente diversión. Lo cierto era que quería llegar a conocer bien a alguien y eso no lo comprendía el genio. 

A entradas horas de la tarde, fue hasta el Triskelion para estar al tanto de las misiones disponibles. Podía hacer eso desde su casa, pero le gustaba ir en persona a elegir el siguiente trabajo y a proponer el equipo que consideraba necesario. Esperaba encontrarse con la pelirroja ese día, pero si no se daba el caso, ya la había elegido como una agente del grupo del trabajo, así tendrían tiempo de intercambiar algunas palabras.

Por su lado, la rusa había ido al edificio de SHIELD para dejar su vestido, abrigo, zapatos y joyas en su habitación. Allí tenía todos los accesorios que había adquirido para llevar a cabo sus misiones. Todavía no poseía tantas prendas como deseaba, pero el valor de las que había elegido hasta ese entonces era realmente elevado. ¿Quién podría culparla? Si sus jefes le daban una tarjeta de crédito sin límites, no podía desaprovechar la oportunidad de hacer compras que normalmente no se permitiría por su estilo de vida tan cambiante.

Aquello la hizo pensar que no tenía detalles de cuando HYDRA comenzaría con su plan de dominio mundial. Había quedado sin participar en sus planes por estar asignada a la vigilancia de Rogers. Se sentó en la cama y abrió su laptop. Accedió a las cámaras de seguridad del edificio, buscando señales del supersoldado. Cuando confirmó que estaba en una de las salas de reuniones, comenzó a escribir su informe.

Varios minutos después, alguien llamó a su puerta. Se acercó para abrir, pero se detuvo al escuchar la voz de Rogers del otro lado. Se quedó parada al lado de la puerta hasta que él se dio por vencido y asumió que la pelirroja no estaba. Ella permaneció el resto del día en su habitación, todavía sentía ciertas molestias por el encuentro con el capitán. Tomó un relajante muscular antes de ir a dormir.

Despertó temprano al día siguiente, tenía que familiarizarse con la rutina de su objetivo. No tuvo inconvenientes al seguirlo. Lo cual no le sorprendió después de haber notado que la supuesta vecina de Steve era una agente y él ni siquiera sospechaba algo. Le llamó la atención que él parecía cómodo al vivir de forma modesta.

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El capitán América frunció el entrecejo cuando volvió a leer la lista de los agentes que lo acompañarían en la siguiente misión. Romanoff había sido reemplazada por el agente Blake. ¿Acaso ella había pedido trabajar con otro líder de grupo?

Dejó su tableta en la mesa y salió de la sala de reuniones cuando vio a la pelirroja caminando en el pasillo. Natasha se detuvo cuando escuchó su nombre. Volteó, dejando que Steve la alcanzara.

―Dime.

―Te propuse como miembro de mi equipo.

La rusa lo observó confundida.

―Fury pidió que fuera a verlo. Al parecer, me dará una misión en solitario.

―Entonces... ¿No pediste que te cambiaran?

―No. ¿Por qué lo haría? ―se cruzó de brazos.

―Yo... creí que después de lo que sucedió entre nosotros...

―Te equivocas en eso. ¿Sabes que Fury no aprueba las relaciones amorosas entre el personal? Una riña de amantes no lo convencería para cambiar los agentes asignados en una misión ―retomó su camino.

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