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Baje las escaleras de la casa y camine hacia la puerta. Estaba decidida a buscar un trabajo, no podía seguir quedándome aquí sin hacer nada o por lo menos no quería abusar.

- Lía

Voltee rápidamente. Clemencia me sonreía de forma tierna.

- Clemencia – sonreí

- ¿te ibas?

- Am – dude unos minutos – sí, iba al convento a ayudar a la hermana superiora

Ella abrió sus ojos con algo de sorpresa y asintió con una sonrisa

- ¿podríamos hablar unos minutos?

- Claro – asentí y caminé tras ella

Ambas tomamos asiento en los sillones de la sala y espere expectante sobre lo que Clemencia quería hablarme.

- Lía, me gustaría ayudarte

- Ya lo está haciendo, créame que me encuentro muy agradecida por todo lo que hacen por mi hermanito

- No me refiero a eso – sonrió con ternura – me refiero a que quiero que vivas con nosotros y quiero ayudarte a que estudies una carrera

Abrí mis ojos con sorpresa. No esperaba nada de nadie y ella simplemente quería que fuera alguien en la vida. Con una carrera bajo el brazo.

- Quiero que te formes en lo que quieras ser y quiero ayudarte en ese proceso – tomo mis manos como si fuera una madre – tu eres parte de esta familia ahora

Parpadee varias veces frente a eso, ¿yo? ¿parte de una familia? Me parecía irreal aquella frase.

- Y, por lo tanto, quisiera que hagas lo que quieres ser

Me quede observando los dulces ojos de Clemencia, ¿Qué quería ser yo? Tenía miedo de quien deseaba ser por unos instantes. Tenía miedo de ser Amalia, la que siempre había sido.

- ¿Qué dices? – espero ansiosa mi respuesta

- Hola

Ambas volteamos a la puerta de la sala, Juan Pablo ingresaba recién bañado. Hizo una mueca de sonrisa y se acercó a nosotras sentándose frente nuestro.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué se quedaron calladas?

- Le decía a Lía que me gustaría que estudie una carrera – sonrió Clemencia

- Me parece una idea estupenda – sonrió con emoción

Me quede en silencio sin saber que decir. Sabía que quería, pero no me sentía merecedora de todas estas cosas que me estaban sucediendo.

- Lía – clemencia llamaba nuevamente mi atención - ¿Qué dices?

- Am – murmure – me parece una buena idea pero

- ¿pero? – Juan Pablo me observaba intrigado

- Mejor piénsalo – me sugirió la nueva madre de mi hermano – y cuando lo decidas, te acompañare a inscribirte en lo que quieras estudiar

- Te acompañaremos – aclaro Juan pablo

Asentí levemente, aun no sabía que quería, pero lo único que ahora ansiaba era un trabajo. Me levante del sillón y observe a ambos.

- Creo que debo irme – hice una mueca de sonrisa – la Madre superiora seguramente debe de estar esperándome

- ¿quieres que te acerque? – juan pablo se hincaba rápidamente de su lugar

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora