¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo Villamil

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Tome asiento en la mesa de la sala, con mi hermana nos observamos confundidos cuando nuestros padres se acomodaban frente nuestro. Era extraño, el ambiente, la situación y ellos nerviosos como si lo que tenían que decirnos era algo así como el fin del mundo.

- Bien – papa dudo antes de proseguir – los llamamos para hablar de un tema que con su madre veníamos hablando desde que ambos comenzaron a hacer su vida de forma independiente

Con mi hermana nos observamos confundidos.

- Con su padre queremos adoptar un niño

- ¿Qué? – Laura hablo con impacto

- Si – afirmo mama con una mueca de sonrisa

- Esperen, quieren decirnos que como somos adultos ¿nos cambiaran?

- Juan Pablo – me recrimino mi madre – tienes veinticinco años, viajas por el mundo con los muchachos, te recibirás de ingeniero

- ¿y? – pregunte con obviedad

- A veces nos sentimos solos – movió sus hombros papa – Laura se encuentra casada, tu estás en tu vida y nosotros aun somos jóvenes como para criar a alguien mas

Con mi hermana nos volvimos a observar, era extraño saber que ellos querían seguir criando niños. A medida que pasaba el tiempo, mi hermana no iba a ser capaz de darles nietos aun, para que se entretengan. Y yo, estaba metido en la banda y aunque me interesaban algunas mujeres no tenía cabeza para perderla totalmente en estos momentos.

- Bien – asentí – si quieren adoptar a un niño

- O una niña – me corrigió mama

- Me parece perfecto – sonrió mi hermana

- Tendremos un hermano más – bromee

- O hermana – Laura rio levemente

La familia Villamil se agrandaría una vez más y era una locura pensarlo con la edad que teníamos con mi hermana, pero todo era por hacerlos felices y que se sintieran cómodos con sus decisiones. Observe mi reloj, tenía una reunión importante con los muchachos. Me matarían si llegaba tarde otra vez.

- Debo irme – me hinque del asiento – vuelvo para el almuerzo – sonreí

- Tu siempre pensando en comida – bromeo mama

- Y tú siempre me consientes – moví mis cejas divertido

- Porque es lo mejor que se hacer – se auto alago

- Además de ser mi madre, claro

Me acerque a ella y bese su mejilla, salude a papa y Salí rápidamente de casa tomando mi auto. Puse música para que el viaje sea más ligero, las calles se encontraban tranquilas para ser casi media mañana. Pero me gustaba cuando no había tanto ruido externo para poder meterme en mí, en mi propia cabeza y poder entenderme a mí mismo.

Avance una vez que el semáforo dio en verde, pero rápidamente frene. Abrí mis ojos con susto cuando un niño me observo asustado, se encontraba agitado y tenía los ojos rojos. Baje con rapidez del auto.

- ¿te encuentras bien? – pregunte asustado - ¿Te hice algo? – el niño me observo con gran angustia – Ey, amigo ¿Qué tienes? – me acerque aún más y automáticamente me abrazo con fuerza

Esto era extraño, me quede quito por unos segundos pensando que hacer, pero lo único que me salió fue abrazarlo de la misma manera. Observe para todos lados, a lo mejor su madre o alguien lo estaba buscando, pero no había señal de alguna persona interesada por este niño.