.49. segunda parte

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- Casandra

Grite saliendo del auto con desespero, ella estaba por ingresar a su casa junto con simón y Nath. Los tres voltearon a verme con susto.

- Por favor – la tome de los brazos – por favor, necesito que me ayudes

- Villa ¿Qué sucede? – pregunto con gran confusión

- Papo, tranquilícese

- No me puedo tranquilizar – grite, estaba a punto de llorar – necesito que ayudes, por favor

- Villa, relájate – sugirió Nath

- No puedo relajarme, Lía está en peligro – hable con rapidez elevando la voz

Los tres me observaron con gran impacto, mi corazón latía con rapidez como si fuera una bomba a punto de explotar.

- ¿Cómo que lía está en peligro? – Moncho ahora entendía la gravedad de mi desespero

- Tu padre la secuestro

- ¿mi papa? – la rubia frunció el ceño confundida – eso es imposible Villa – negó rápidamente

- Casandra – la tome de los brazos – tu padre no es lo que parece – la observe a los ojos – ayúdame, por favor

- Villa, estás loco – se alejó de mi e intento ingresar a su casa

- Casi – la llame con suplica, ella volteo a verme – por favor, solo ayúdame a encontrarla – intente hacerla entrar en razón, me acerque lentamente a ella – tu padre puede matarla

- ¿Cómo va a matarla Juan pablo? – bajo los escalones de su casa – estás hablando de mi papa, ¿lo entiendes?

- Si y te juro que no estoy mintiéndote – Casandra comenzaba a desesperarme y la angustia se apoderaba de mi – por favor Casi – tome de sus manos con suplica – si quieres remediar todo lo que hiciste, esta es tu oportunidad

Ella comenzó a relajar su rostro observándome fijamente a los ojos.

- Tu padre mato a su familia, Casi – susurre – no permitas que siga haciendo más daño, no permitas que asesine a Lía – mis lágrimas comenzaron a caer, tenía miedo – no permitas que la pierda otra vez

Ella trago saliva y observo nuestras manos. Asintió levemente y a mí un poco el alma al cuerpo regreso.

- ¿sabes dónde puede estar?

- Dijo que salía de viaje de negocios – murmuro pensativa

- ¿dijo a dónde? – pregunte con el corazón a punto de salir de mi cuerpo

- No – negó rápidamente

- Casi, necesito que pienses un poquito más – suplique – tiene a Lía, no creo que haya salido de la ciudad

- Tenemos un galpón a las afueras de la ciudad – murmuro

- Debemos ir hasta ahí, debes llevarme hasta ahí

- Villa, ¿estás loco? – simón está vez fruncía el ceño con un tono de indignación

- Lía está embarazada – y lo dije - y si seguimos aquí perdiendo el tiempo morirán – grité con desespero

(...)

Estacione el auto cerca de la entrada de aquel galpón gigante. Voltee a ver a Casandra que se comportaba de forma muy nerviosa, ella estaba descubriendo a su padre y eso era lo penoso. Trague saliva y suspire.

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora