¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo Villamil

.32. segunda parte

Narrado por Juan Pablo Villamil

Observe mi café, no tenía este tipo de sed, ni hambre en este momento, solo de Lía. Había sido una pésima noche en la que tuve que tragarme cada una de las palabras, mi desesperanza, el enojo conmigo mismo y disimular que no me dolía verla tomada de la mano con otro hombre. Me había comportado con un maldito imbécil y aunque en mi cabeza aún se repitiera nuestro pasado, mi corazón latía mas fuerte con ella dentro de él.

- Mi amor

Eleve mi vista cuando Casandra se acercaba a mí, ella ingresaba al departamento luego de haberse despertado temprano. Intente sonreír, pero no tenía fuerzas ni para poder hablar.

Ella sonrió con emoción y dejo un beso en mi mejilla, ¿había manera de que ella abandonara este lugar y me dejara tranquilo para maldecirme una vez más por todos mis pecados cometidos?

- ¿te encuentras bien? – tomo asiento a mi lado preocupada

- Si – asentí rápidamente – solo, recién me levanto – tome un poco de café para evitar más preguntas a mi tormento

Ella suspiro y tomo de mi mano con cariño. Mis manos se sentían vacías, frías, sin vida desde que ella se fue y ahora que ya no volvería a tocarla se secaban como las hojas en temporada de otoño en los demás países.

- Recién vuelvo de ver a mis padres – susurro

Lleve mis ojos hacia ella, se había perdido en sus pensamientos.

- Perderemos la empresa – trago saliva y volvió a verme, sus ojos comenzaron a ponerse rojos

- ¿Por qué? – quería no creer lo que mi cabeza comenzaba a crear

- No lo sé – movió sus hombros - según mi padre hay una familia que la está reclamando como suya

Abrí mis ojos con un poco de sorpresa, asentí y tragué saliva. No quería creer que las desgracias de lía estaban ligadas a la familia de Casandra porque todo esto se vería en un gran caos y en el medio estaría yo.

- Y ¿lo es? – susurre

- Claro no – articulo molesta – esa empresa es de mi familia desde hace mucho tiempo

- ¿desde hace cuánto?

- ¿Por qué haces tantas preguntas? – frunció el ceño confundida

- Para saber – moví mis hombros – por algo aquella familia la está reclamando

- Esa familia solo quiere robar lo que nos pertenece y tengo miedo – confeso

- ¿de qué? – yo estaba aterrado y mucho más que ella

- De que nos quiten todo – movió sus hombros – de quedar en la calle, de ser pobre – me observo fijamente – ¿te imaginas? Seré como Lía

Fruncí el ceño con molestia frente a esa referencia. Apreté mis puños con gran enojo y mi rostro se desdibujo frente a eso.

- Ser pobre no te hace menos persona, Casandra – me hinque de mi lugar molesto y camine hacia la habitación

- Villa

Escuche su voz molesta detrás de mí, voltee a verla con el ceño fruncido. Que se refiriera de esa manera sobre Lía o sobre cualquier persona me hacía hervir la sangre.

- ¿Por qué te pones así? Solo di una referencia

- Una mala – aclare con énfasis – referencia, querrás decir