.30. segunda parte

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Baje del auto y suspire antes de ingresar a la casa de mis padres. Escuché la risa de bruno y su voz, fruncí el ceño comencé a buscarlos con la mirada. Ellos se acercaban divertidos hacia la casa, sonreí levemente y guardé mis manos en los bolsillos. Había extrañado a estos hermanos juntos, la había extrañado a ella aquí.

- Villa – Bruno acelero sus pasos hacia mí y ambos chocamos puños

- Hola – con lía hablamos al mismo momento

- Vaya – bruno hablo con sorpresa – hasta hablan coordinados y todo – bromeo

- Creo que lo dulce acelera tus neuronas, hermanito – bromeo Lía y evito contacto conmigo

- Claro – contesto con sarcasmo y rodo sus ojos con diversión – creo que iré adentro

- Si y yo creo que me voy – ella sonrió y despeino a bruno

El no tan pequeño se acercó a ella a brindarle un abrazo con fuerza, ella beso su coronilla con ternura. No perdía ninguno movimiento de vista de aquella escena, había extrañado esto y no quería que se acabara, pero no todo duraba para siempre y menos con ella a diez mil millas lejos de mí.

Bruno ingreso a la casa y ella lanzo un suspiro, era mi momento de, aunque sea intentar hablar con ella.

- Creo que me iré – murmuro – nos vemos

- Lía – la llame antes de que saliera corriendo otra vez, ella volteo a verme - ¿podemos hablar?

- ¿de qué? – frunció el ceño confundida, sus ojos celestes de achicaron un poco más a raíz de ese gesto

- Solo hablar y si quieres te acerco a donde quieras – moví mis hombros como si nada, quería estar un tiempo con ella

Ella me observo unos minutos, sus ojos me escanearon un poco más de la cuenta produciéndome un escalofrío, lo que había extrañado esta sensación era inexplicable. Ella asintió levemente y apreté mis labios haciendo una mueca de sonrisa, no quería que supiera que me encontraba feliz.

La guie hacia el auto y ella subió en el lugar del acompañante. Anduvimos en silencio por las calles de la ciudad. Quería llevarla a un nuevo lugar, lejos de la gente que nos rodeaba para poder hablar bien.

Estacione el auto y la observe para que ella entendiera que debía bajar. Ella sin decir nada bajo a lo cual la imite. Ambos ingresamos al lugar, era un pequeño café con el techo de vidrio, se podía ver el cielo y a su vez tenía alrededor demasiada vegetación entre verdaderas y artificial. Tomamos asiento en una de las mesas alejadas de la gente que había en el lugar.

- Gracias por aceptar – murmure tímido una vez que hicimos nuestros pedidos

Ella suspiro y asintió sin decir nada.

- Quería hablar contigo

- Me lo dijiste – comento con rapidez – lo que no entiendo es sobre que

- Quería saber cómo te encontrabas con todo

Ella acomodo su cabeza en su puño y suspiro con gran tristeza, me maldecía una vez más por haberla lastimado, aunque ella también lo hubiera hecho conmigo.

- Es raro – confeso – ahora de la nada mi abuelo volvió de la muerte – hablo con una leve risa amarga - ¿en qué película sucedió esto? – frunció el ceño observándome con curiosidad

- En tu vida – agregue

- Me entreno – confeso, fruncí el ceño confundido – el sabía que podía pasar esto

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora