.27. II . segunda parte

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- Lía

- Déjame en paz – murmure molesta abrazando mi cuerpo, quería llorar

- Por favor – mi abuelo se ponía a mi lado – déjame explicarte

- ¿Por qué no nos buscaste si estabas vivo? – grite molesta - ¿Por qué nos dejaste vivir en la calle? ¿Por qué permitiste que nos lastimaran? – mis lágrimas comenzaron a caer una tras otra

- Déjame explicarte – volvió a suplicar

Note que todos nos observaban, habían salido de la sala para presenciar como colapsaba una vez más. Suspiré y asentí bajando mi mirada. El me indico que ingresara a una de las oficinas del lugar y que tomara asiento. Me limpie el rostro, aun no podía verlo a la cara.

- Lía

- ¿Qué abuelo? – lo observe a los ojos con seriedad – dime ¿Qué es lo que quieres que sepa? Te diste por muerto, tu hijo murió y nosotros, a nosotros nos abandonaron – susurre lo último – tuve que aguantar golpes, morirme de hambre para que bruno pudiera comer, aguante el abandono por toda clase de persona y tu solo apareces, así como si nada ¿Cómo pudiste?

El me observo en silencio, había quebrantado su alma con mi calvario. Habían roto todo de mí y pretendía que perdonara así de fácil, pero así no iba conmigo esta vez.

- Lo lamento – susurro - yo pensé que dándome por muerto los salvaría

Fruncí el ceño confundía.

- ¿De qué hablas?

- La empresa – el intentaba explicar y no ponerse de golpe nervioso

- Esa empresa se encuentra maldita – agregue con gran molestia

- Lo sé – asintió bajando su mirada – pero para destruirla, te necesito

- ¿Qué? – hable confundida

- Tu eres la heredera, lía – hablo con obviedad – con tu padre hicimos ese testamento por si sucedía lo que sucedió – confeso nuevamente

- ¿y cómo supieron que estaría viva junto a bruno? – me levante de aquel sillón y comen a caminar por aquella oficina

- En realidad, te di por muerta

Voltee a verlo rápidamente, mi rostro comenzó a perder su dureza.

- Por eso no los busque – me observo con tristeza – pensé que, si eso pasaba, tu serias inteligente, que te escaparías con bruno como cuando jugábamos al ladrón y al policía ¿recuerdas?

El juego consistía en que había un motín, debía robarlo y escapar antes de que la policía me atrapara, escapar por los lugares más insólitos de la casa. Yo era el ladrón, el motín eran caramelos y él era el policía que intentaba atraparme.

Hice memoria, cada vez que nos veíamos jugábamos a eso. Recordé esa noche, cuando comencé a oír los disparos. Recode el momento exacto en que escape con bruno, ellos eran los policías y nosotros los ladrones. Escape con bruno de esas extrañas formas que había aprendido a escapar.

- Tú me entrenaste – susurre entendiendo el juego

- Te entrené para sobrevivir – confeso nuevamente – para escapar del peligro, pero en ese momento pensé que los habían raptado ya que no fuiste a ningún lugar conocido

- Fuimos – lo observé fijamente – pero estaba ese señor, Mario – recordé los golpes en mi espalda – pero de él, también tuvimos que escapar

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora