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Camine por los pasillos de la universidad, hacia una semana que no pisaba este lugar como también, hacia una semana que no caminaba. Me la había pasado todo el santo día en la cama, aun no tenía energías, pero debía hablar con el decano para que me orientara con respeto a mi decisión de no hacer las materias presenciales.

Ingrese a la oficina en donde quitándome la capucha de aquel buzo de Sam, me anuncie con su secretaria esperando que aquel hombre canoso me pudiera recibir nuevamente. Espere unos minutos nerviosa, no quería cruzarme con Casandra y menos que me dijeran que si o si tenía que volver a presentarme a clases.

- Amalia – la secretaria llamaba mi atención – puedes pasar

Ella se hizo a un lado y con timidez ingrese al despacho.

- Hola – acomode mi cabello detrás de mi oreja y me acerque a tomar asiento frente a el

- Lía, que grata sorpresa verte aquí – sonrió - ¿Qué sucedió contigo que no has venido en toda la semana?

- Estuve enferma – fue la primera mentira que se me ocurrió – pero ya me encuentro mejor

- Me alegra – sonrió – pero dime, ¿Qué puedo hacer por ti?

- Am, quería preguntarle si había posibilidad de no hacer las materias de forma presencial

El frunció el ceño confundido, no quería entrar en detalles así que decidí nuevamente mentir.

- Es que comencé a trabajar y hay materias en las cuales no poder asistir – lo observé apenada

- Entiendo – pensó por unos momentos – no veo inconveniente alguno, solo tendra que asistir a rendir - agrego - pero antes quiero darle esto

Reviso su cajón y de ahí saco una carpeta. Me la entrego, confundida la abrí y comencé a leer el papel dentro. Era una carta de aceptación de destinatario mi nombre, proveniente de una universidad. El lugar en donde se encontraba era España.

- ¿Qué es esto? – susurre confundida

- Sus profesores notaron su empeño y su capacidad de escribir que hicieron una carta de recomendación para que la universidad de Barcelona la reciba

- Pero yo no tengo dinero, no

- La universidad paga todo, tanto los pasajes como también su estadía – me interrumpió, lo observe con asombro – creo que se merece eso

- Am – volví a observar con gran asombro la carta – no sé qué decir

- Solo piénselo – escuche decirlo con emoción – en poco tiempo sus profesores notaron que tiene un gran potencial y que debe estudiar en las mejores universidades del mundo

Volví a observar al decano que me observaba con ternura. No podía creer que tenía la posibilidad de salir de aquí pero nuevamente los miedos comenzaron a invadirme. Si me iba de aquí dejaría a Bruno, no lo vería por quien sabe cuánto tiempo.

- Espero su respuesta Lía, y espero que lo acepte – sonrió nuevamente – se lo merece

(...)

- Hola

Sam emocionada me saludaba mientras yo tomaba asiento en los bancos altos del local, observe la carpeta que el decano me había entregado. Estaba en la indecisión absoluta frente a esta gran oportunidad.

- ¿te encuentras bien? – su voz se tornó angustiada

- Me ofrecieron una beca para ir a estudiar a Barcelona – murmure

¿Que sabrá Neruda? - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora